6.900 billones de dólares para mantener el caos climático
Como cada primavera, se ha publicado la nueva edición de Banking on Climate Chaos, el informe más completo sobre la financiación bancaria ...
De Lorenzo TeclemeComo cada primavera, se ha publicado la nueva edición de Banking on Climate Chaos, el informe más completo sobre la financiación bancaria de los combustibles fósiles. El estudio está elaborado por una coalición de ocho ONG –Rainforest Action Network, Indigenous Environmental Network, BankTrack, Center for Energy Ecology and Development, Oil Change International, Reclaim Finance, Sierra Club y Urgewald- y va por su octava edición.
Las cifras de esta última edición eran de esperar, pero siguen siendo notables. Y preocupantes. De 2016 a 2023, los 60 mayores bancos del mundo han otorgado a la industria fósil 6.900 billones de dólares. Tres veces el PIB de un país como Italia. El año de inicio de las encuestas no es casual: en 2016 se alcanzó el Acuerdo de París, el principal acuerdo internacional destinado a combatir la crisis climática. Sin embargo, solo en 2023, los mismos bancos invirtieron 750.000 millones en el sector. Una cifra incluso superior a la de 2022, cuando se había detenido en «solo» 673.000 millones.
Cómo leer los datos y por qué son importantes
Seguir la pista de la financiación de los combustibles fósiles es crucial para comprender la dirección que tomará el sector energético mundial. Si bien los datos sobre la difusión de las instalaciones energéticas nos permiten fotografiar el presente, los flujos financieros son como vislumbrar el futuro. Y las conclusiones que se pueden extraer de Banking on Climate Chaos 2024 no son nada halagüeñas. A pesar de lo mucho que prometen, los bancos parecen convencidos de que las próximas décadas seguirán plenamente inmersas en la era fósil.
La cifra más importante de todas es el total de fondos que financian a las empresas involucradas en plataformas de perforación, oleoductos, centrales eléctricas de gas y carbón: los 6.900 billones del titular. El segundo elemento crucial son las tendencias que, en 2023, todavía indican crecimiento. Estos dos datos son el núcleo de las finanzas fósiles. La otra pieza de la historia radica en la responsabilidad de los actores involucrados: quienes financian la crisis climática.
El informe de las ocho ONG está lleno de clasificaciones. En comparación con la edición de 2022, surgen algunas diferencias importantes, pero los investigadores recomiendan precaución. Durante el último año, se han identificado metodologías más precisas para informar de la exposición de cada banco a la energía sucia. En resumen, el hecho de que una entidad de crédito pierda o gane posiciones en estos rankings poco halagüeños no depende necesariamente de un cambio en sus políticas verdes.
Los nombres de quienes financian el caos climático
La primera de las clasificaciones clasifica los bancos según cuánto dinero han gastado en petróleo, gas y carbón desde 2016. JP Morgan Chase, el gigante financiero estadounidense, vuelve a encabezar la lista este año: 430.000 millones de dólares invertidos. Le siguen otros dos bancos americanos: Citigroup y Bank of America. En cuarto lugar se sitúa un grupo japonés, Mitsubishi UFJ Financial, mientras que en quinto lugar aparece nuevamente un banco americano: Wells Fargo. El top ten lo cierran Mizuho Financial, Royal Bank of Canada, Barclays, SMBC Group y UBS.
El primer banco de la Unión Europea es el francés BNP Paribas, en el puesto decimotercero. Si nos limitamos sólo a 2023, los cinco primeros bancos que más financiación otorgan a combusitibles fósiles son, en orden descendiente: JP Morgan, Mizuho, Bank of America, Mitsubishi UFJ y Wells.
Millones para nuevos proyectos vinculados al petróleo
La clasificación cambia, sin embargo, si nos centramos en la financiación de nuevos proyectos de combustibles fósiles. Se trata de los flujos financieros más peligrosos: apoyar la creación de una nueva infraestructura climática significa apostar porque siga funcionando durante décadas. Se «queman» así los objetivos de descarbonización acordados a nivel mundial por la comunidad científica.
En total estamos hablando de 3,3 billones de dólares entre 2016 y 2023. De nuevo JP Morgan se mantiene en cabeza, pero por detrás gana posiciones Mizuho Financial, con sede en Tokio. La tercera, Mitsubishi UFJ Financial, también es japonesa. El salto de las japonesas se explica por su exposición al pujante sector del gas natural licuado. Cuarto es Royal Bank of Canada, quinto Bank of America. Junto a Citigroup, Wells Fargo y SMBC, también aparecen en este top ten Scotiabank y la china CITIC. En decimotercer lugar vuelve a estar el primer europeo, pero esta vez con sede en España: Banco de Santander.
Por último, los investigadores también han clasificado las empresas de petróleo y gas que reciben fondos de los sesenta bancos más grandes del mundo y qué empresas con planes de expansión en el sector de los combustibles fósiles obtuvieron dinero en 2023. En primer lugar, la canadiense Enbridge, el principal proveedor de gas de América del Norte con 2.399 kilómetros de gasoductos en construcción. En segundo lugar está la holandesa Vittol, que tiene proyectos en desarrollo en Estados Unidos, Rusia, Kazajistán, Azerbaiyán y Ghana. Vittol también ha adquirido recientemente, entre otras cosas, la refinería Saras en Cagliari, la más grande del Mediterráneo. Otro canadiense, TC Energy Group, quedó tercera, mientras que la estadounidense Sempra es cuarta. En Europa, Italia está entre los cinco primeros: ENI recibió 11,6 mil millones de dólares de los sesenta bancos analizados en 2023. Sus proyectos se extienden desde Argelia hasta Angola, desde Australia hasta China, desde la República del Congo a Indonesia, de Costa de Marfil a Ghana.
Lagunas jurídicas y verdades a medias
En comparación con 2022, nueve bancos han añadido restricciones a la financiación de los combustibles fósiles. En total, 36 de 60 bancos tienen restricciones de algún tipo sobre el gas, el petróleo o el carbón. Las políticas más estrictas insisten en el carbón, el más contaminante de los combustibles fósiles. Pero (casi) todas las políticas verdes se corresponden con un vacío legal. Por ejemplo, según los investigadores, sólo tres bancos excluyen realmente el carbón de sus inversiones: Unicredit, Banque Postale y Crédit Mutuel.
También hay muchos puntos en las estrategias de las empresas que se prestan al riesgo de un lavado verde, es decir, parecer más ecológicos de lo que son. Por ejemplo, muchos bancos tienen objetivos de descarbonización a muy largo plazo (normalmente cero emisiones netas para 2050) que son difíciles de verificar. Muchos excluyen la financiación de los combustibles fósiles, pero sólo si es directa, es decir, explícitamente dirigida a un proyecto de explotación de carbón, gas o petróleo. Por tanto, nada impide que la empresa minera que busca dinero obtenga un préstamo sin especificar su destino. Finalmente, está la ambigüedad del lenguaje. Varios prestamistas excluyen a clientes «sin planes de transición creíbles». Es fácil imaginar qué es un «plan creíble», definición que se presta a las más variadas interpretaciones.
En resumen, la investigación de Banking on Climate Chaos presenta un panorama tan negro como el petróleo. Pero hay algo de luz. El año pasado sólo el Banque Postale francés, de propiedad estatal, fue destacado como un ejemplo virtuoso. Este año, Danske Bank, el principal grupo danés, también se ve recompensado por sus esfuerzos por eliminar los combustibles fósiles de las inversiones. Además, año tras año, está disminuyendo el número de bancos dispuestos a invertir en ecosistemas particularmente frágiles como el Ártico y la selva amazónica.
¿Un futuro fósil para la humanidad?
La publicación de Banking on Climate Chaos 2024 se produce pocos días después del colapso de Net-Zero Insurance Alliance, la iniciativa que prometía descarbonizar el sector asegurador global, y tras las devastadoras inundaciones de Brasil.
Las cifras que se desprenden del informe hipotecan el futuro de la energía mundial: incluso en 2023 -ocho años después del Acuerdo de París- se destinaron 673.000 millones de dólares a agravar la crisis climática, en lugar de resolverla. Y ello a pesar de que sus efectos son cada vez más evidentes y dramáticos, como atestiguan las noticias. La idea de un sector bancario y financiero dispuesto a cambiar desde dentro y abandonar el sector fósil parece estar en crisis. Queda la posibilidad de una fuerte intervención política. Pero, ¿quién en el mundo tiene la fuerza y la voluntad de imponerla?
Artículo publicado originalmente en italiano, en el portal homólogo valori.it