Bancos que financian la guerra: activistas de la campaña #BancaArmada lo denuncian en las juntas de accionistas
La campaña Banca Armada ha denunciado ante las juntas de accionistas de 4 bancos españoles su vinculación con el negocio de las armas. ...
De valorsocialLa campaña Banca Armada ha denunciado ante las juntas de accionistas de 4 bancos españoles su vinculación con el negocio de las armas. A pesar del confinamiento decretado y la situación de emergencia, activistas de la campaña han comparecido en las reuniones celebradas en los últimos 30 días, en representación de las y los accionistas críticos de las entidades bancarias Banc Sabadell, Banco Santander, Bankia y BBVA. Y se está preparando la reunión de Caixabank.
BBVA: el primer financiador de la guerra
La primera tuvo lugar el 13 de marzo de 2020 en Bilbao, en la junta del Banco Bilbao Vizcaya (BBVA), dos activistas, Edu Aragón, miembro del Centro Delàs de Estudios por la Paz y Gemma Amorós, de SETEM Cataluña han intervenido representando a 26 accionistas críticos (un total de 386.852 acciones).
Ambos remarcaron la incoherencia del banco, ya que la política de inversiones de este, en materia de defensa, indica que la entidad «no invertirá ni ofrecerá servicios financieros a empresas relacionadas con armas que se consideran controvertidas: minas antipersonas, armas biológicas, químicas, bombas de racimo y armas nucleares», pero ha destinado 4.450 millones de euros a la financiación de la industria armamentística el último año, siendo de nuevo el banco de España que lidera el ranking de inversiones en la industria de armamento y contribuye al mantenimiento de las armas nucleares, tal como cuenta el informe Don’t bank the bomb.
En los últimos años, además de la producción de armamento nuclear, el BBVA ha financiado empresas que fabrican misiles, explosivos, armas ligeras, balas, helicópteros militares, aviones de combate y electrónica militar, entre otros, que se exportan en Oriente Medio y el Norte de África, contribuyendo a escalar la violencia de los conflictos armados de estos territorios y al hecho de que muchas personas tengan que huir de la guerra hacia Europa.
Bankia y Sabadell: fronteras y nucleares
A finales de marzo, los días 26 y 27, tuvo lugar, telemáticamente debido a la alerta sanitaria y las medidas de seguridad decretadas por el Covid-19, las juntas de accionistas de Bankia y Banco Sabadell. Por ello, las intervenciones de las activistas de la campaña también fueron distintas, en forma de video y por correo, en representación de accionistas críticos de las dos entidades bancarias.
Edgard David Vega, del Centre Delàs d’Estudis per la Pau, en su explicación denunciaba que Bankia trabaja con varias empresas vinculadas con el negocio de la guerra y la militarización de las fronteras “con una suma total de inversiones y financiación que ha ascendido a más de 85 millones de euros» en el período 2014-2019.
María Faye, presidenta de Diomcoop (cooperativa que busca alternativas dignas a personas vulnerables en situación irregular) añadía y profundizaba en el caso de INDRA, empresa española que “se lucra con la gestión de las políticas de control fronterizo que vulneran los derechos fundamentales de las personas refugiadas que huyen de territorios en conflicto como Yemen».
En el caso del Sabadell, la denuncia la realizaron Antoni Tatay, de Justicia i Pau de Valencia y Susi Snyder, líder de PAX No Nukes Project y coordinadora de ‘Do not bank on the bomb’. Gran parte de esta se basó en el estudio Shorting our security: Financing the companies that make nuclear weapons publicado el pasado junio por PAX, Profundo y ICAN, que revela el apoyo financiero de este banco a AECOM y General Dynamics, dos empresas que contribuyen a la producción de armas nucleares. subrayaron que «General Dynamics cerró el pasado mes de diciembre el contrato de construcción naval militar más grande de la historia, un acuerdo de 22 billones de dólares para 9 submarinos nucleares nuevos».
«Cualquier arma nuclear se produce con la intención de aniquilar ciudades. Banco Sabadell tiene la opción de cerrar estas relaciones hoy y contribuir con el fin de las armas nucleares en la Tierra» sentenciaron las activistas, que pudieron hacer gracias a la delegación de voto de accionistas críticos, con un total de 39.296 acciones.
Santander: el que más diversifica
La intervención más reciente fue el 3 de abril en la junta del Banco Santander, mediante la delegación de voto de accionistas críticos con 39.296 acciones. Esta vez a distancia también por la emergencia sanitaria.
Además de un vídeo difundiendo los motivos de la denuncia en el que intervienen Ahmed Mohamed Saleh, de Setem Comunitat Valenciana, Nina González, cordinadora de Finançament Ètic i Solidari (FETS) y Teresa de Fortuny , investigadora del Centre Delàs; Eduardo Aragón y Gemma Amorós se dirigieron a la presidenta de la entidad, Ana Patricia Botín y al consejo de administración a través de una carta, dónde explicaban que Banco Santander continúa invirtiendo o concediendo créditos a empresas vinculadas con el negocio de la guerra, el diseño y mantenimiento de armamento nuclear, la militarización y la securitización de las fronteras y sociedades con una suma total de inversiones y financiación de casi 3.000 millones de euros.
Santander es además el banco que más diversifica su relación con las empresas de la “economía de la guerra” (un total de 15). Empresas como como MAXAM holding, INDRA, Navantia, Thales, Safran, Airbus, Honeywell International, Serco, Fluor y Boeing -estos dos últimos fabricantes de armas nucleares-. En total, 1.953 millones de euros. Además han firmado recientemente contratos para el Suministro de Sistemas de Defensa Electrónica y de los Sistemas IFF CIT-25D para el Programa de las Corbetas Avante 2200 para Arabia Saudí, monarquía con múltiples vulneraciones de derechos humanos documentadas.
Accionariado activo contra la indústria de la guerra
Estas intervenciones, que se llevan haciendo anualmente desde hace un tiempo, es posible por los votos que accionistas de todo el estado han delegado a la Campaña Banca Armada por denunciar las malas prácticas de las mismas bancarias en relación al negocio de la guerra. Y como Amorós decía en su comparecencia en Bilbao, “cada vez hay más accionistas y clientes de su banco que se oponen a su política de inversiones porque no quieren tener en sus conciencias el peso de la guerra y de la muerte «.