“El capital más importante de Fiare no son los millones en capital social, sino las personas que encarnan el proyecto”, Javier Martínez, Comité de Ética de Banca Etica
Francisco Javier Martínez Contreras es doctor en filosofía y profesor en la Universidad de Deusto, donde imparte asignaturas relacionadas con la ética aplicada ...
De Sara Garcia MartinFrancisco Javier Martínez Contreras es doctor en filosofía y profesor en la Universidad de Deusto, donde imparte asignaturas relacionadas con la ética aplicada a la realidad social. Además, dirige el Centro de Ética Aplicada de la misma universidad. Desde 2005, su vínculo con Fiare Banca Etica, sucursal del Grupo Banca Etica en España, ha sido constante.
Todo comenzó con una conversación casual con un colega que le presentó el proyecto, aunque confiesa “nunca me convenció la banca tradicional”. Su conexión inicial con Fiare fue como cliente, pero en 2023 asumió un papel más activo como miembro del Comité de Ética, del que actualmente es vicepresidente, un rol que describe como una responsabilidad y un aprendizaje constante. “El comité no es un órgano ornamental; es esencial. Tiene el propósito de ser una voz reflexiva dentro de la organización, ayudando a que las decisiones sean éticamente consistentes. Esto no es un lujo, es una necesidad”, explica con firmeza en una entrevista realizada a través de videollamada.
El papel del Comité de Ética
Para Javier Martínez, la misión del Comité de Ética va más allá de emitir informes. Se trata de crear un espacio de reflexión colegiada donde las decisiones se toman desde un consenso informado. “Nos enfrentamos a cuestiones complejas, desde cómo adoptar la inteligencia artificial hasta cómo manejar dilemas éticos sobre financiaciones específicas, como, por ejemplo, la investigación médica con animales. Cada decisión requiere un proceso riguroso de análisis y debate, siempre con la idea de preservar los valores centrales del proyecto”.
El comité está compuesto por siete personas, la mayoría de ellas socias de la entidad, elegidas por la Asamblea de Socios. Entre los perfiles actuales se encuentran economistas, juristas especializados en derechos humanos, o urbanistas, además de Javier, quien aporta su experiencia en ética aplicada. “Es importante que los miembros tengan una sensibilidad ética y una formación que les permita reflexionar críticamente sobre las decisiones que tomamos”, añade.
El funcionamiento del comité se basa en la deliberación y el consenso. Cuando surge un tema, los miembros más afines al área lo estudian y preparan un documento inicial. Este se discute en las reuniones, donde cada miembro aporta su perspectiva y se busca un parecer común. “No hay votos particulares. Si no hay claridad, dejamos que el tema madure y mantenemos más conversaciones o se dice: ‘Mira, sobre esto no hay claridad’.”, explica Javier Martínez subrayando que muchas reflexiones necesitan tiempo para madurar. “Hay que saber mantener las conversaciones adecuadas en los foros adecuados y darse tiempo, porque muchas ideas y muchas reflexiones necesitan tiempo para madurar, no son inmediatas”, comenta.
El Comité de Ética no solo responde a solicitudes externas, sino que también plantea reflexiones propias. Javier destaca que el comité recoge la sensibilidad de la base social y la articula en sus reflexiones. “Escuchar qué es lo que piensan nuestras bases, dónde está su sensibilidad, qué problemas son los que les preocupan, es fundamental. Hemos hecho esfuerzos por estar, por escuchar, por entender qué es lo que pasa”, explica. Este diálogo constante con la base social refuerza la cohesión del proyecto y asegura que las decisiones tomadas estén alineadas con los valores de la entidad.
El comité no tiene un papel coercitivo, pero sí una influencia significativa. “Nuestras recomendaciones no son vinculantes, pero suelen ser tomadas en cuenta porque están fundamentadas. Si no se tuvieran en cuenta, requeriría una explicación clara y razonada por parte del Consejo de Administración”, subraya.

Un enfoque centrado en las personas
Para Javier, lo más gratificante de formar parte de Fiare Banca Etica es ver cómo impacta en vidas reales. “En este banco no se trata solo de cifras; detrás de cada número hay personas y contextos que importan. Se apoyan proyectos que trabajan con inmigrantes, con redes de consumo responsable o ganaderías ecológicas, por poner algunos ejemplos. Este ecosistema genera una red de impacto social genuino”, comparte con entusiasmo.
Sus palabras reflejan un fuerte compromiso no solo con las finanzas éticas, sino con una visión de sociedad que prioriza el bienestar colectivo. “El capital más importante de Fiare no son los millones en capital social que tiene recogidos, sino las personas que encarnan este proyecto. Eso es lo que realmente marca la diferencia”.
Desafíos y reflexiones
En un mundo donde la inmediatez y el lucro parecen dominar, mantener la integridad de un proyecto de finanzas éticas no está exento de dificultades. “El contexto actual pone a prueba constantemente nuestra capacidad de mantenernos fieles a nuestros principios. Vivimos en un entorno que a menudo ridiculiza o menosprecia las alternativas éticas, pero eso no debe detenernos. Hacer las cosas bien es complicado, pero imprescindible”, afirma Javier.
Ante la situación actual de múltiples crisis y el descreimiento del poder de la ciudadanía, Javier Martínez concluye con una reflexión sobre el impacto de las decisiones individuales: “Cada decisión de consumo es una decisión política. No es lo mismo comprar un kilo de azúcar en el supermercado que en una tienda de comercio justo. Cada elección cuenta, aunque parezca una gota de agua dulce en medio de un océano salado. Esas gotas son capaces de transformar ecosistemas y generar cambios reales. Mantenernos firmes en nuestros valores y cargarnos de razones es complicado, pero imprescindible”.