Encuentro de comunidades energéticas: recursos y experiencias para impulsar su potencial
Poner en marcha una comunidad energética no siempre es fácil. Además del papeleo administrativo y burocrático es necesario tomar decisiones sobre ...
De Rosario Alcantarilla, vocal de Megara Energía y vicepresidencia de Unión RenovablesPoner en marcha una comunidad energética no siempre es fácil. Además del papeleo administrativo y burocrático es necesario tomar decisiones sobre aspectos diversos como financiación, tipos de propiedad, participación, etc. Todo ello requiere de información que, en muchas ocasiones, supone un aprendizaje intenso para quien se sumerge en un sector no siempre conocido. Por eso, el intercambio de experiencias y el conocimiento de buenas prácticas son herramientas muy valoradas por estos nuevos actores del panorama energético.
Conscientes de ello, la Unión de Renovables ha organizado este pasado mes de febrero una jornada de trabajo, en colaboración con la federación europea de cooperativas de energías renovables (REScoop). Un encuentro que ha reunido a más de 50 personas que representan al rico y diverso ecosistema de la energía comunitaria: la federación europea, las distintas cooperativas que componen Unión Renovables, iniciativas locales de comunidades energéticas de todo el territorio español, grandes ONG ambientalistas y entidades de la economía social y solidaria que están acompañando o pueden prestar servicios a las comunidades energéticas.
Herramientas y experiencias compartidas
Sólo hay que entrar en el llamado “rastreador de trasposiciones” puesto en marcha en la web de REScoop para ver el aterrizaje desigual de la normativa europea sobre esta materia en los diferentes países. La normativa europea introduce dos conceptos sobre lo que se entiende por comunidad energética: Comunidad Ciudadana de Energía-CCE y Comunidad de Energía Renovable -CER. Pero, en general, la trasposición en los diferentes países sigue siendo deficiente ya que siguen sin generarse marcos propicios y esquemas nacionales de apoyo que garanticen el desarrollo de iniciativas en las que estén implicados agentes que tradicionalmente no han pertenecido al sector energético.
De ahí que la caja de herramientas desarrollada por el proyecto europeo SCCALE 203050 sea de consulta obligada para quien pretende poner en marcha una experiencia de este tipo. El objetivo del proyecto es precisamente desarrollar una metodología integral para la creación de comunidades energéticas capaz de replicarse con éxito en cualquier país. En definitiva, guías que constituyen una inspiración, con consejos prácticos, historias de éxito y recursos, que incluyen aspectos sobre cómo involucrar y gestionar a las partes interesadas o cómo desarrollar y financiar proyectos de energía renovable. Por ejemplo, la Guía de financiación para comunidades energéticas incluye entre casi quince ejemplos europeos, el caso de Goiener, una cooperativa de energía renovable en el País Vasco, que destaca por su enfoque innovador en la recaudación de capital semilla para comunidades energéticas. También incorpora la experiencia de Som Energia, destacando su enfoque en la venta de acciones para financiar sus actividades.
También desde REScoop y el proyecto europeo SCCALE 203050 se ha desarrollado una guía que es una invitación para que representantes de bancos y otras instituciones financieras conozcan la energía comunitaria y les inspire a establecer colaboraciones. Las jornadas permitieron conocer también el proyecto ACCE (Access to Capital for Community Energy), en el que participa Goiener. El proyecto busca desarrollar herramientas de financiación colectiva para cooperativas energéticas europeas, y ampliar las ya existentes.
Como respuesta a este interés sobre necesidades de financiación de las comunidades energéticas, en las jornadas se puso en común cómo entidades financieras vinculadas a la economía social y solidaria ya estaban dando respuesta mediante la implementación de herramientas y servicios ad hoc. Por ejemplo, la entidad de seguros éticos Arç Cooperativa ha conseguido diseñar y dispone de un programa asegurador integral para las comunidades energéticas y SEPRA es una cooperativa que se dedica a servicios en Prevención de Riesgos Laborales. Igualmente, para dar respuesta a las necesidades financieras que van aflorando conforme las comunidades empiezan a implementar sus primeros proyectos energéticos, Fiare Banca Etica y la Fundación Finanzas Éticas están desarrollando una herramienta para realizar estudios de viabilidad económica e impacto social e igualmente están desarrollando e implementado iniciativas y programas que facilitan posibilidades de acceso a capital semilla o financiación vinculada a temas de transición energética.
Necesidades comunes y potencial transformador de las comunidades
El intercambio de aprendizajes surgido en las jornadas permite identificar necesidades comunes de estos proyectos energéticos. En este sentido, las personas participantes creen importante la sensibilización y formación de la diversidad de actores implicados en los procesos. Igualmente, consideran necesario continuar desarrollando un marco regulatorio favorable, transparente y seguro para las iniciativas ciudadanas de economía social, por lo que la creación de redes es crucial para implementar acciones de incidencia política. Vinculado a las necesidades financieras, también se detecta la necesidad de desarrollar y diversificar herramientas financieras adaptadas, así como la creación y puesta a disposición de herramientas de gestión integral. Por último, para mejorar las relaciones con la administración local, creen importante el acompañamiento y el desarrollo de protocolos en este sentido.
Los documentos y recursos elaborados poniendo la mirada en las experiencias de las cooperativas socias de Rescoop, tanto nacionales como europeas, ayudan a entender las dificultades y las expectativas de la socialización de la energía desde una perspectiva económica. Las comunidades energéticas se presentan como una forma de contrarrestar gran parte de las injusticias del actual sistema energético, ya que nos ofrecen el poder de organizarnos y desarrollar nuevos modelos de gobernanza en base a los principios de la economía social y solidaria. Es indudable el potencial de estas comunidades como herramienta para conseguir un sistema energético más justo, democratizado y sostenible. Una energía que genere riqueza y desarrollo local. Un sistema energético en el que prime el garantizar el acceso a la energía sin dejar a nadie atrás.