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Inversión de impacto

La revolución del impacto

El 2 y 3 de octubre de 2023 tuvo lugar en Málaga la Cumbre Global de Impacto, organizada por SpainNAB – el Consejo Asesor para la Inversión ...

De Mariona González, Directora Economía e Innovación Social de SpainNAB
Foto ©Global Steering Group for Impact Investment

El 2 y 3 de octubre de 2023 tuvo lugar en Málaga la Cumbre Global de Impacto, organizada por SpainNAB – el Consejo Asesor para la Inversión de Impacto – y el Global Steering Group for Impact Investment (GSG), a la cual acudieron más de mil profesionales de 69 países con el propósito de compartir las mejores prácticas y desarrollar nuevas herramientas para mejorar la vida de las personas, reducir las desigualdades y proteger el planeta.

La economía de impacto persigue el desarrollo de un nuevo modelo económico que, además de tener en cuenta las variables de riesgo y retorno inherentes a cualquier inversión pública o privada, incorpora también el factor del impacto, buscando siempre generar un impacto socioambiental positivo, medible y transparente. El propósito último de la economía de impacto es dar respuesta a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) sin dejar a nadie atrás. Para ello, las alianzas y la colaboración entre diferentes actores, públicos y privados, es imprescindible. En palabras de Gaspard Verdier, representante de la Fundación Daniel y Nina Carasso, “para dar respuesta a los grandes retos sociales los diferentes actores de la economía debemos salir de nuestra zona de confort y desarrollar alianzas, trabajando con actores diferentes a los habituales”.

La inversión de impacto es la práctica de invertir en empresas y proyectos sociales que persigan un impacto socioambiental positivo, además de obtener un retorno financiero. Existen diferentes tipos de inversores de impacto, desde los que persiguen rentabilidades de mercado, hasta los que asumen el retorno sólo del capital invertido. Una de las características comunes de todos ellos es el foco en la medición del impacto de los proyectos.

Experiencias de la inversión de impacto 

Asimismo, un grupo de trabajo impulsado por SpainNAB, con el apoyo académico de la Universidad de Mondragón, analizó los retos y oportunidades de la inversión de impacto para la economía social y el tercer sector. Una de las conclusiones fue la necesidad de desarrollar un lenguaje común entre organizaciones sociales e inversores de impacto, para lo cual la medición de impacto se identificó como una buena herramienta. Las organizaciones de la economía social y el tercer sector tienen un largo recorrido impulsando proyectos sociales y midiendo sus impactos, su voz y experiencia deben ser claves dentro de la economía de impacto. Sin embargo, realizar una medición rigurosa de impacto es costosa y debe ser considerada dentro de la definición de los proyectos y dotarse de financiación específica.

En Málaga, Lourdes Márquez, de la Fundación ONCE, destacó la visión de la inversión de impacto como una oportunidad para complementar los recursos necesarios para cubrir las necesidades sociales, las cuales son cada vez más mayores, complejas y cambiantes. También se mostraron casos de innovación en financiación. Por ejemplo, Maria Kozlosky, de la Fundación Rockefeller, compartió que, desde su fundación, combinan donaciones e inversión y usan las diferentes herramientas de financiación disponibles para maximizar el impacto social.

Por otro lado, tuvimos la oportunidad de conocer modelos innovadores como los contratos de impacto social y las estructuras de financiación combinada. Por ejemplo, se presentaron los contratos de impacto social desarrollados en Colombia, en los que las Fundaciones Corona y Santo Domingo han colaborado con el gobierno para lanzar los contratos de Impacto social (CIS), con el fin de dar respuesta a los efectos del Covid-19. Asimismo, en Europa, existe la experiencia del desarrollo del European Social Catalyst Fund con la participación de fondos de la Unión Europea, fundaciones e inversores privados, con el objetivo de escalar soluciones de innovación social para dar respuesta a las necesidades de la población más vulnerable.

Uno de los hitos del evento fue la presentación del último estudio de la oferta de capital de impacto en España, que muestra un claro crecimiento. El estudio incluye dos segmentos: la financiación bancaria de impacto y la inversión de impacto. En el segmento de la financiación bancaria de impacto, que incluye banca ética y social y las cooperativas financieras de impacto, se gestionan activos por un valor de 1.743 millones de euros en 2022, y en el segmento de la inversión de impacto, los activos bajo gestión suman un total de 1.208 millones de euros en 2022. Dentro del estudio también se incluye la contribución de entidades de la economía social como Fiare, Coop57 y Fundación Seira.

Foto @SpainNAB
Retos de la economía de impacto

Por su parte, Víctor Meseguer, Comisionado Especial para la Economía Social, destacó la oportunidad que representa la innovación en modelos de financiación para la economía social que, desde sus orígenes a mediados del siglo XIX, nace para dar respuesta a los problemas sociales. También hizo hincapié en el recorrido de la economía social como inspiración para la economía de impacto.

Estamos en un momento clave para el desarrollo de la economía de impacto. Miguel Tiana, director general de Cofides, presentó el primer fondo público de impacto social (FIS) dotado con 400 millones. El FIS aspira a ser transformador y consolidar el ecosistema de impacto en España, atrayendo capital privado para la consecución de sus objetivos. Explicó que el FIS utilizará diversas modalidades financieras, como la suscripción de participaciones en fondos de inversión de impacto o el apoyo financiero directo a organizaciones de la economía social, empresas con propósito social u otro tipo de entidades, ya sea mediante instrumentos de capital o de deuda, que podrán incluir préstamos concesionales. Además, está previsto que cuente con una facilidad de asistencia técnica que sirva, entre otras cosas, para sufragar parte del coste asociado al apoyo a las organizaciones de impacto social y los intermediarios, así como la mejora de las métricas de medición de impacto.

Para cerrar, quisiera retomar la recomendación de la Fundación Daniel y Nina Carasso. Debemos trabajar en alianza, con actores diferentes a los habituales y exigiéndonos todos salir de nuestra zona de confort. Para que el FIS cumpla con su propósito y permita dar respuesta a los retos sociales, sin dejar a nadie atrás, debemos trabajar juntas, inversores, entidades financieras, gestoras de fondos, organizaciones de la economía social, personas emprendedoras, fundaciones, sector privado y sector público. La urgencia del momento lo requiere y entre todas tenemos la capacidad de tender puentes y construir nuevas soluciones. Sólo así lograremos conseguir la revolución del impacto.

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