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Derechos Humanos

«Tenemos que pasar de la economía del crecimiento a una economía de los derechos humanos», Olivier De Schutter, Relator de Naciones Unidas

El último informe del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, Olivier De Schutter, presentado en julio de 2024, ...

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El último informe del Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, Olivier De Schutter, presentado en julio de 2024, ofrece una crítica profunda al paradigma actual de crecimiento económico y su impacto en la pobreza y los derechos humanos. De Schutter argumenta que el crecimiento del PIB, tradicionalmente visto como un motor para la reducción de la pobreza, no solo es insuficiente sino que puede ser contraproducente: el crecimiento económico ha exacerbado la exclusión social y ha contribuido significativamente a la degradación ambiental.

«Durante décadas hemos seguido la misma receta: primero hacer crecer la economía y luego utilizar la riqueza para combatir la pobreza. Esto nos ha servido un plato intragable: un mundo al borde del colapso climático en el que una pequeña élite posee una fortuna escandalosa mientras cientos de millones de personas se despiertan cada día con los horrores de la pobreza extrema«, ha declarado Olivier De Schutter en su exposición. Por ello, el informe insta a los gobiernos y a las organizaciones internacionales a cambiar de rumbo, abandonando el uso del producto interior bruto (PIB) como medida de progreso y priorizando en cambio los derechos humanos y el bienestar en sus decisiones económicas. “Nuestra fijación con el “crecimiento” es corta de miras y sólo está haciendo más ricos a los ricos mientras devasta los sistemas que sostienen la vida en el mundo”, argumenta De Schutter.

Crecimiento, desigualdad y límites planetarios

El informe destaca cómo el crecimiento económico ha beneficiado desproporcionadamente a los sectores más ricos de la sociedad, aumentando la desigualdad y la exclusión social. De Schutter aboga por una redistribución más equitativa de los recursos y una economía que priorice los derechos humanos sobre la maximización de beneficios. En este sentido, propone un cambio hacia una economía basada en los derechos humanos y la sostenibilidad, que valore el trabajo no remunerado, como el doméstico y de cuidados, mayoritariamente realizado por mujeres.

Por otro lado, el informe también pone el foco en la relación entre el crecimiento económico y los límites planetarios. «El crecimiento económico exige disparar el consumo de energía y de recursos materiales hasta niveles inasequibles. Las formas insostenibles de consumo practicadas por determinados grupos de población, principalmente en los países ricos, han llevado a la Tierra a rebasar con creces los límites de un espacio operativo seguro», indica el documento. De Schutter señala que este enfoque no solo pone en riesgo el medio ambiente, sino que también amenaza la sostenibilidad a largo plazo de las sociedades humanas.

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Prioridades de la economía de los derechos humanos

El informe pide un replanteamiento urgente de la lucha contra la pobreza, abogando por un cambio rápido hacia una economía basada en los derechos humanos que dirija los recursos hacia los servicios públicos y la protección social, sin que ellos signifique políticas de austeridad. «Dirigir las economías hacia escenarios postcrecimiento no significa imponer austeridad. Tampoco debe confundirse con recesión (…). Más bien, la orientación de la economía hacia un futuro postcrecimiento significa planificar democráticamente una transición hacia una economía que reduzca su adicción al crecimiento, de forma que contribuya a la consecución de los derechos económicos, sociales y culturales y a la reducción de las desigualdades» señala el informe.

Para pasar de una economía orientada a los beneficios a la economía de los derechos humanos, de Schutter plantea cinco prioridades. En primer lugar propone estimular la economía social y solidaria, cuya finalidad «no es recompensar a los inversores, sino atender las necesidades de la comunidad«, explica el documento . También aboga por la democratización del trabajo, característica presente en la gobernanza de las empresas de economía social que «puede y debe fomentarse en todas las empresas«. Otras de las medidas propuestas pasan por compartir el empleo o prestar servicios básicos universales, estos últimos financiados mediante regímenes fiscales altamente redistributivos, así como una mayor cooperación internacional contra la evasión fiscal.

Tras su informe, Olivier de Schutter llevará a cabo consultas con vistas a elaborar una hoja de ruta y proponer formas de alcanzar el objetivo deseado.

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