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Escuelas de activismo económico para jóvenes: mostrando alternativas

Paula, Diego y Clara son activistas económicos. No portan pancartas ni megáfonos, ni tampoco han compartido manifestación. Pero los tres han pasado ...

De Sara Garcia Martin
Sesión de la Escuela de Activismo Económico impulsada por la cooperativa Ecooo ©Ecooo

Paula, Diego y Clara son activistas económicos. No portan pancartas ni megáfonos, ni tampoco han compartido manifestación. Pero los tres han pasado por la Escuela de Activismo Económico, impulsada por la cooperativa Ecooo, «un espacio de cooperación, formación y acción que cuestiona las relaciones económicas y sociales actuales y promueve alternativas reales que ya transforman«, según indica su web. Para los tres, su paso por la escuela ha supuesto un antes y un después en su conocimiento sobre la economía social y solidaria y sus propuestas de transformación.

Pese a haber estudiado ADE (Administración y Dirección de Empresas),  el modelo empresarial cooperativo era un completo desconocido para Diego Beltrán, al igual que el modelo económico que propone la economía social y solidaria. «Los profesores me hablaban de un modelo económico de acumulación de capital, de la ley de la oferta y la demanda y de que toda la empresa tenía que tener el lucro por las nubes porque ese es el objetivo final de toda empresa«, indica Diego. «Por eso para mi fue algo chocante y muy bueno encontrar una vía por la cual ejercitar mi profesión, por así decirlo, en algo que tiene un impacto positivo en la sociedad». De trabajar en una multinacional estadounidense del sector de la distribución, en la que «no paraba de ver cosas que no me cuadraban», ha pasado a conocer el modelo de supermercados cooperativos y formar parte del consejo rector del supermercado cooperativo madrileño «La Osa»

Paula Yélamo siempre ha tenido presente el tema de la justicia social, quizás porque sus padres han estado implicados en diferentes movimientos sociales. Graduada en Sociología y Relaciones Internacionales, la asignatura de economía le pareció decepcionante. «Veía una economía que no entendía. Era un enfoque muy individualista «, indica. Su participación en la Escuela de Activismo le ha proporcionado no solo una visión de posibles alternativas al actual sistema económico sino también «me ha ofrecido comunidad«. Sus prácticas en Fiare Banca Etica le permitieron entrar en contacto con el grupo «Jóvenes por Fiare», un proyecto que busca favorecer la implicación de los jóvenes en el banco y que cuenta ya con la participación de más de 60 jóvenes de todo el país. «Me costó entender cómo funcionaba Fiare estructuralmente, pero es un banco radicalmente diferente a todos los demás, acorde con mi conciencia y con mis valores«, indica Paula. Por eso su deseo es difundir estas opciones en otros espacios, que se conozcan estas alternativas y llegar a más gente.

Sesión de la Escuela de Activismo Económico impulsada por la cooperativa Ecooo ©Ecooo

El interés por los temas medioambientales y el activismo contra el cambio climático ya formaban parte de Clara Salgado, diseñadora gráfica, cuando se unió a la Escuela. Pero descubrió una forma distinta de entender el activismo. «Las manifestaciones son importantes pero conocer opciones alternativas, nuevos modelos de funcionamiento económico, me parece fundamental» afirma Clara. Contactó sin expectativas y sin pensar en cuestiones profesionales, «pero ahora sí me planteo entrar en este sector de manera profesional. Tener impacto no con voluntariado, sino profesionalmente«, explica. Su práctica en Som Energia, le ha permitido combinar su interés por los temas medioambientales con el conocimiento práctico de una cooperativa que promueve «un modelo energético renovable en manos de la ciudadanía desde la participación y la transparencia«.

Los tres se lamentan de la falta de visibilización de modelos económicos alternativos en la formación reglada actual. «No soy docente ni nada por el estilo pero sí me he imaginado a veces dando una clase de economía social y solidaria dentro de mi facultad,  para que las nuevas generaciones conozcan otras alternativas, algo diferente», piensa Diego. Para Clara, las posibilidades que abre la Escuela de Activismo son enormes y debería encontrarse una manera de integrar sus contenidos en educación formal, para que «le llegue a gente a quien este tipo de mensajes y contenidos no les suele llegar porque de otra manera al final nos llega a quien ya estamos sensibilizados o tenemos orientación hacia ello«. Paula destaca la importancia de que en las entidades que acogen prácticas haya ya referentes jóvenes trabajando, que puedan con su ejemplo difundir y divulgar en otros espacios, más allá de los habituales.

¿Una Escuela de Activismo en una cooperativa energética?

El camino recorrido por la cooperativa Ecooo con la creación de esta Escuela de Activismo ha sido formativo en sí mismo. La idea inicial parte de la necesidad, constatada por ellos mismos, de mostrar a las nuevas generaciones que se pueden adquirir habilidades empresariales en otro tipo de modelos. «Lo de activismo económico inicialmente chocaba, porque hablábamos de formación «learning by doing» (aprender haciendo) en entidades, sobretodo en cooperativas de consumidores, sin ánimo de lucro, con valores, con unos criterios de producción diferentes, que integran la democracia empresarial, etc.«, afirma Luis Esteban, coordinador de la Escuela e integrante de la cooperativa Ecooo. Junto al activismo político o al activismo social, que busca la transformación social, desde la Escuela apuestan por el activismo económico: «lo que decimos es que hay que transformar el mundo también desde la economía, hay que sumar a la economía. Puede incluirse a los sindicatos, partidos políticos, academia, mundo cultural, pero o sumamos también al mundo empresarial económico de consumo o no vamos a lograr la transformación social«, explica Luis Esteban.

¿Por qué crear esta Escuela en el marco de una cooperativa vinculada al sector energético? Ecooo revolución social cumple el año que viene 20 años de trabajo vinculado a la transición energética, impulsando el autoconsumo individual y compartido. Un ejemplo de ello es el proyecto promovido en el barrio La Pablo Renovable, en Rivas-Vaciamadrid (Madrid), donde 512 familias se han unido para instalar autoconsumo y generar energía colectiva en el barrio solar más grande del país. Aunque contribuyen a esa transición energética, «hay que hacer muchos cambios todavía, y nuestra siguiente batalla es poner en primera línea la transición económica. Hablamos de energía o vivienda, pero hay que poner ya en primera línea la transición económica y para hacer esa transición es necesaria la juventud, es necesario un relevo generacional, y ahí es donde la Escuela juega su papel», afirma Luis Esteban.

Sesión de la Escuela de Activismo y Finanzas Eticas impulsada por FETS ©FETS
Nueva Escuela de Activismo y Finanzas Eticas en Barcelona

Más de trescientas personas jóvenes (entre 18 y 35 años) han pasado por la Escuela de Activismo Económico de la cooperativa Ecooo, que este año ha iniciado su quinta edición. Y su modelo es inspiración de otras experiencias que ya surgen en otros espacios. Como la Escuela de Activismo y Finanzas Éticas impulsada, en Barcelona, por la organización FETS -Financiación Ética y Solidaria. En febrero de 2024 han puesto en marcha la primera edición de esta formación en la que están participando casi una quincena de personas jóvenes «que quieren iniciar o continuar su camino hacia la transformación social, poniendo el foco en descubrir alternativas dentro del sector financiero«, explica Sofía Muñoz, responsable del área de educación en FETS.

Si bien han contando con la experiencia y asesoramiento de la madrileña escuela de Ecooo, tanto la formación como la metodología son diferentes. «Compartimos la combinación de denuncia del sistema económico y presentación de alternativas. Pero, en nuestra escuela, las prácticas están más dirigidas al activismo de campaña, no tanto en involucrarte en el funcionamiento de una cooperativa, sino más bien a que se involucren en campañas y en acciones de denuncia«, indica Sofía Muñoz. En sus sesiones, de la mano de diferentes organizaciones que trabajan por la justicia económica global, las personas asistentes conocen campañas donde se muestran los impactos del sistema financiero sobre un tema concreto. Igualmente, también conocen organizaciones de finanzas éticas, para visibilizar que hay otra manera de hacer finanzas. «El objetivo es trabajar con ellos, ver los retos a los que se enfrentan como generación y a través de la escuela que puedan establecer qué vínculo hay con el sistema financiero y cómo pueden transformarlo. Es como empoderarles a que hagan algo, que lo sientan como propio«, afirma Sofía Muñoz. 

Los retos de ambas escuelas son compartidos: seguir encontrando jóvenes que quieran transformar el mundo y contribuir con ello al relevo generacional en las entidades de economía social y solidaria. Para ello, desde Ecooo siguen trabajando para encontrar nuevas entidades colaboradoras y definiendo sus estrategias futuras. Siempre proporcionando espacios de empleabilidad a los jóvenes que participan, como el portal de empleo Up me UP,  aplicación específica de búsqueda de empleo en la economía social y solidaria. También desde FETS están atentos a los resultados de la primera edición de su escuela para involucrar a las personas participantes en las organizaciones colaboradoras. El deseo de ambas entidades es seguir mostrando a las nuevas generaciones  alternativas económicas que impulsen un nuevo modelo social y económico.

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