Banca y derechos humanos en el último informe sobre las finanzas éticas en Europa
En los últimos diez años los bancos éticos han rendido el doble que el sistema bancario europeo convencional: más depósitos y má...
De valorsocialEn los últimos diez años los bancos éticos han rendido el doble que el sistema bancario europeo convencional: más depósitos y más préstamos para la economía cercana, adoptando estrategias de apoyo para superar crisis como la vivida por la emergencia del COVID19. Todo ello con unos criterios sociales, ambientales y de gobernanza rigurosos y coherentes, que desbordan ampliamente la calificación “sostenible” de los actuales reglamentos y que, de manera coherente, evitan cualquier financiación vinculada a vulneraciones de derechos humanos.
El Cuarto Informe “Las finanzas éticas y sostenibles en Europa”, publicado por Fundación Finanzas Éticas (España) y Fondazione Finanza Etica (Italia)- las dos entidades culturales del Grupo Banca Etica – avala los datos de las anteriores investigaciones del Grupo: proporcionalmente, estas entidades financieras conceden más créditos y ofrecen más cuentas corrientes y depósitos que la banca convencional, desarrollando una actividad más cercana a las personas con pequeños ahorros y prestando menos atención a las actividades de los mercados financieros. “El crédito es, con mucho, la actividad principal de los bancos éticos (76,44% del total en 2019), mientras que corresponde a menos de la mitad de los activos del sistema bancario europeo”, indica el informe. Igualmente, los bancos éticos captan ahorro sobre todo mediante los depósitos de la clientela, mientras que la banca convencional, en general, reúne fondos principalmente por otros canales, como por ejemplo la emisión de obligaciones o los depósitos de otros bancos.
Un dato significativo es que, al analizar la tendencia de crecimiento de las magnitudes medidas (activos, préstamos, depósitos y patrimonio neto), el análisis revela que los bancos éticos han crecido más que el sistema bancario tradicional durante el período analizado (2009-2019). En concreto, los préstamos y depósitos de los bancos éticos muestran un crecimiento medio anual del 10,16% y del 10,84% respectivamente. “Después de la última gran crisis financiera, los bancos éticos y sostenibles y las cooperativas de crédito han crecido significativamente, probablemente porque muchas personas ahorradoras han buscado una alternativa a los bancos tradicionales, más cercana a sus necesidades y a las de la comunidad en la que viven”, concluye el informe.
Una de las novedades de este cuarto informe es que la comparativa muestra un análisis adicional: se ha incluido al conjunto de cooperativas de crédito europeas. Así, además de analizar a los aproximadamente 4500 bancos que operan en la zona euro, la investigación ha incorporado los datos de 16 cooperativas de crédito, proporcionados por la Asociación Europea de Cooperativas de Crédito (European Association of Co-operative Banks- EACB), con el objetivo de ver el rendimiento económico y financiera de estas entidades comparado con el de las principales entidades financieras éticas europeas (en el informe se han analizado los datos proporcionados por 24 bancos éticos europeos). La comparativa con las cooperativas de crédito ha mostrado que la estructura patrimonial de banca ética y entidades financieras cooperativas es bastante similar, con una concesión de crédito parecida (58% en el caso de las cooperativas de crédito) y una captación de depósitos de ambos sistemas por encima de la banca tradicional. De hecho, el modelo de organización cooperativa es una constante en la historia de las finanzas éticas, como lo muestra el hecho de que la mayor parte de los diez bancos éticos con los activos más importantes sean sociedades cooperativas (con pocas excepciones, como Triodos Bank o ABS).
«Los fondos sostenibles pocas veces lo son realmente«
Este Cuarto Informe también profundiza, con una mirada crítica, en el Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la Unión Europea, analizando para ello porqué el patrimonio total de los fondos llamados “sostenibles” en Europa ha aumentado de manera considerable (de 1,3 a 2,5 billones de euros) en el último período. Para ello se han analizado algunos títulos financieros siguiendo las indicaciones del “Reglamento sobre divulgación de finanzas sostenibles” (UE 2019/2088), único en vigor hasta ahora dentro del Plan de Acción de la Comisión Europea. El estudio señala cómo prácticamente uno de cada cuatro fondos de inversión europeos (24%) se clasificaría como sostenible (total o parcialmente) según este nuevo reglamento, pero, sin embargo, en ellos están presentes empresas que operan en sectores petrolíferos ligados a gas y fracking o que generan gran parte de la energía que venden quemando carbón, actuaciones lejanas a las recomendaciones de los Acuerdos de París.
Por ello, la investigación denuncia que “los fondos sostenibles pocas veces lo son realmente y además las entidades financieras que los ofrecen también comercializan al mismo tiempo otros fondos que no adoptan ningún tipo de criterio, pudiendo encontrarse en la cartera, por ejemplo, empresas que producen armas nucleares o tienen un impacto ambiental muy elevado. Por eso, el informe reivindica el papel de las finanzas éticas: “En los bancos éticos el enfoque de las finanzas éticas es global, porque promueven única y exclusivamente productos que responden a criterios sociales y ambientales rigurosos”.
Banca y derechos humanos
Es esta característica, la coherencia, una de las mayores diferencias entre banca ética y banca tradicional recogida en la investigación. Por eso, el informe redunda en ello, proponiendo la reflexión sobre un asunto poco tratado: el vínculo entre banca y derechos humanos. A propósito del proyecto Banking on Human Rights, realizado por el Centro de Investigación REMARC, de la Universidad de Pisa, el documento ahonda en la necesidad de valorar la contribución a la sostenibilidad de una entidad financiera no sólo por sus posibles aportaciones en materia medioambiental, si no también por su vínculo con un aspecto esencial desde el punto de vista social: la no vulneración de los derechos humanos. En este sentido, muestra ejemplos clarificadores de esta argumentación, como la participación de algunas entidades financieras españolas (BBVA, Banco Santander, La Caixa o Banco Sabadell) en financiación de operaciones vinculadas a empresas suministradoras de armas para conflictos bélicos, disposiciones abusivas en contratos para adquisición de viviendas (como cláusulas suelo) o la contrastada actividad de bancos europeos en paraísos fiscales, que resta una gran parte de los recursos necesarios para garantizar servicios públicos de calidad.
En el ámbito internacional, el Índice de Derechos Humanos de los Bancos, creado por el citado centro de investigación italiano y que mide el grado de implicación de un banco en violaciones de los derechos humanos, nos muestra como una cuarta parte de los bancos analizados (el 26% de la muestra de 178 entidades financieras) ha estado implicado en al menos una vulneración de los derechos humanos, en el periodo de 2000-2015. Ello a pesar de que algunas de las entidades europeas que aparecen en la lista con las peores puntuaciones (Standard Chartered Bank, BNP Paribas, Wells-Fargo, BlackRock o Morgan Stanley) elaboren informes de sostenibilidad y publiciten en sus carteras fondos temáticos orientados a personas inversoras interesadas en la lucha contra el cambio climático o los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Como señala la profesora del Centro REMARC, Elisa Giuliani, «es importante favorecer una mayor conciencia por parte de los bancos y otras instituciones financieras sobre su responsabilidad y la de sus socios comerciales frente al respeto de los derechos humanos». Quizás la inclusión de este aspecto dentro de este cuarto informe contribuya a que no sólo las entidades financieras si no también la ciudadanía pueda tenga más información sobre las prácticas que se realizan con sus ahorros y con su dinero.