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Emergencia Climática

Bancos que alimentan la crisis climática

Sabemos que la crisis climática que sufrimos es consecuencia de la emisión de grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmó...

De Valentina Neri
© Bertrand Godfroid/iStockPhoto

Sabemos que la crisis climática que sufrimos es consecuencia de la emisión de grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Y también sabemos con precisión qué actividades  emiten estos gases de efecto invernadero. En 2019, la energía (fósil) ocupó el primer lugar con un 34%; la industria ocupa el segundo lugar con el 22%; en tercer lugar está el sector agrícola , forestal y de ordenación del territorio (15%).

La reacción debería ser lógica: cerrar las puertas a los combustibles fósilesy a la agroindustria intensiva e insostenible. Sin embargo, en realidad ocurre todo lo contrario. Un nuevo informe de la organización ActionAid pone el foco en la financiación que siguen recibiendo estos dos sectores en 134 países del Sur Global. 

3.200 millones de dólares para combustibles fósiles en el Sur Global

En los siete años transcurridos desde la firma del Acuerdo Climático de París, nueve grandes bancos internacionales han financiado combustibles fósiles en el Sur Global por un total de 3.200 millones de dólares.

Fuente: ActionAid – How the Finance Flows: The banks fuelling the climate crisis

Las mayores cifras proceden de instituciones asiáticas, en primer lugar el Banco Industrial y Comercial de China, con 146.200 millones. Pero las aportaciones de los grandes bancos europeos también son remarcables: HSBC alcanza los 63.600 millones, BNP Paribas y Société Generale superan los 36.000 millones cada uno. Entre los bancos examinados, muchos se han comprometido a descarbonizar su cartera de financiación para 2050. Sin embargo, parecen haber olvidado adoptar políticas adecuadas para hacer realidad este compromiso.

¿A quién financia este dinero? Por ejemplo, a las grandes empresas chinas que trabajan con carbón, como State Power Investment Corporation, que por sí sola ha recibido la friolera de 203.900 millones desde 2016. Pero en la lista de beneficiarios también está Trafigura, una empresa que se ocupa del comercio de materias primas, y empresas de petróleo y gas, incluidas Saudi Aramco, Petrobras, Eni, Exxon Mobil, BP y Shell .

Fuente: ActionAid – How the Finance Flows: The banks fuelling the climate crisis
Silencio sobre el impacto climático de los agronegocios

Si bien se debate mucho sobre las emisiones, al menos de palabra, la conciencia sobre el papel de la agroindustria es aún mucho menor. Entre los bancos estudiados en el informe de ActionAid, ninguno tiene una política para promover la agroecología o limitar la financiación a la agricultura industrial.

¿Cuáles son los datos? En el mismo período analizado, los bancos asignaron 370.000 millones de dólares a grandes gigantes agrícolas que operan en países del Sur. En este sector, las cifras –entre Europa, Asia y Estados Unidos– también son significativas. Los tres mayores bancos americanos ( JPMorgan Chase, Bank of America y Citigroup ) aportaron entre 13.000 y 14.000 millones de dólares cada uno. Pero el más generoso es el HSBC inglés, con 17.200 millones. Sin embargo, el recuento es parcial , porque se refiere a una muestra limitada de instituciones, excluyendo, por ejemplo, a los holandeses, muy proclives a apoyar el agronegocio (con 10.000 millones de Rabobank y 7.800 del Grupo ING ).

Bayer, la multinacional farmacéutica alemana que en 2018 adquirió Monsanto, ha recibido en los últimos siete años 20.600 millones de dólares en financiación para sus operaciones en países del Sur. Cifras más bajas, pero aún muy significativas, fueron para ChemChina (Syngenta ), COFCO Group, Archer-Daniels-Midland (ADM) y Olam Group.

cosechadoras en una plantación de soja en el estado de Mato Grosso (Brasil) / ©dafroo/iStock fotos

Es cierto que algunos bancos tienen políticas sobre productos individuales, como el aceite de palma o la soja. Existen ya informaciones que muestran los efectos evidentes de estos productos. No obstante, faltan, o están completamente ausentes, políticas que aborden el impacto climático de la cría de carne de vacuno (cuyo papel en la deforestación en la Amazonia es claro) o compuestos agroquímicos, como los fertilizantes a base de nitrógeno.

También es una cuestión social, recuerda ActionAid

Al elegir a quién asignan su dinero, los bancos se posicionan a favor de un modelo de desarrollo. Los datos muestran que, hasta ahora, la elección ha sido todo menos sostenible. Un estudio anterior, también referido al período 2016-2022 pero a escala global, mostraba la financiación destinada a los combustibles fósiles y a las fuentes renovables: 93% contra 7% . No existen estudios similares que comparen la agricultura industrial y la agroecología, pero está claro el desequilibrio.

La defensa del clima -y por tanto del planeta- ya sería motivo suficiente para cambiar de rumbo. Pero, nos recuerda ActionAid, ese no es el único argumento. También está en juego una cuestión de equidad social. La agricultura intensiva aplasta a los pequeños agricultores. Los combustibles fósiles se extraen y procesan a través de minas, perforaciones, oleoductos y otras infraestructuras que tienen un fuerte impacto en el territorio y en quienes viven en él. De ahí una larga serie de consecuencias económicas, sanitarias, medioambientales, políticas y sociales que los habitantes de los países del Sur han llegado a conocer bien.

Este artículo ha sido publicado originalmente en italiano, en el portal valori.it

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