Capital social para fortalecer la economía cooperativa: la experiencia del Fondo de Impacto de Barcelona
Desde 2022, el Fondo de Impacto de Barcelona, impulsado conjuntamente por el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundación Finanzas Éticas, ha consolidado un modelo diferente ...
De valorsocialDesde 2022, el Fondo de Impacto de Barcelona, impulsado conjuntamente por el Ayuntamiento de Barcelona y la Fundación Finanzas Éticas, ha consolidado un modelo diferente de apoyo a la economía social: invertir directamente en el capital social de las cooperativas. Esta fórmula ha permitido fortalecer sus fondos propios y reforzar su autonomía, demostrando que otra forma de financiar y acompañar proyectos transformadores es posible.
A lo largo de sus cuatro convocatorias, el programa ha respaldado a 14 cooperativas con sede o ámbito de actuación en la ciudad, mediante 15 operaciones de inversión que suman 295.000 euros. En la mayoría de los casos, la aportación se ha realizado a través de participaciones en el capital social —lo que convierte a la Fundación en socia colaboradora— y, en un caso, mediante un préstamo participativo.

Un modelo diferente: reforzar los fondos propios
A diferencia de los programas de subvención o crédito, el Fondo de Impacto de Barcelona se centra en fortalecer la base patrimonial de las cooperativas, apostando por su sostenibilidad a largo plazo. “Fortalecer los fondos propios de la cooperativa nos permite crecer y tener un balance más saneado”, explica David Guàrdia, coordinador de proyectos de Sostre Cívic, una de las cooperativas participantes en la primera edición de 2022.
Durante el período de vigencia, el Fondo ha recibido el interés de 44 entidades, de las cuales 27 proyectos fueron analizados para estudiar su viabilidad y 15 operaciones fueron finalmente aprobadas. Las inversiones, de entre 10.000 y 30.000 euros por entidad, han contribuido a consolidar proyectos cooperativos diversos —desde la comunicación y la movilidad sostenible hasta la vivienda o la consultoría— con una clara vocación de impacto local.
El programa va más allá del capital aportado. Uno de los aspectos más valorados por las cooperativas participantes ha sido precisamente el acompañamiento no financiero ofrecido por la Fundación en los ámbitos económico-financiero, legal y estratégico, y una participación activa en la vida de las entidades. La Fundación asiste a asambleas generales y algunos consejos rectores, y mantiene reuniones de seguimiento individualizadas con cada cooperativa. Además, ha financiado asistencias técnicas externas que refuerzan la gestión y la gobernanza. Algunos ejemplos son la revisión de estatutos realizada con FCG Abogados para varias entidades, la elaboración de un cuadro de mando con indicadores de impacto para Sostre Cívic junto a la cooperativa Andaira o el apoyo en la mejora de la gobernanza de Mensakas con la consultora Hobest.
Este acompañamiento ha generado vínculos de confianza y una relación más cercana entre las entidades y la Fundación. “Incorporar a la Fundación como socia colaboradora puede aportar seguridad y prestigio, pero también un compromiso mutuo basado en la transparencia. No se trata de una financiación al uso, sino de incorporar una entidad que verá lo mismo que ven el resto de socias”, explica Lucía Gómez, responsable del programa en la Fundación.

Impacto y aprendizajes
Las operaciones realizadas entre 2022 y 2025 reflejan una apuesta por fomentar la resiliencia del tejido económico social de Barcelona. Las cooperativas beneficiarias han reforzado su estructura financiera y mejorado su capacidad para atraer nuevas socias, diversificar sus ingresos y acceder a otras fuentes de financiación. “Los recursos del programa nos han permitido potenciar el equipo, consolidar el proyecto y construir una iniciativa de intercooperación a nivel de sector”, señala Enrico Stano, de la cooperativa Som IT, que participó en la edición de 2023.
El programa también ha generado aprendizajes relevantes. La Fundación subraya que el acompañamiento no financiero requiere una gran dedicación de tiempo y recursos, por lo que considera prioritario sistematizar los procesos de seguimiento y evaluación para mejorar los mecanismos de apoyo en futuros programas de inversión social. Además, se plantea la posibilidad de realizar un estudio de impacto que permita medir con mayor detalle los resultados económicos y sociales del fondo, y evaluar cómo este tipo de inversión contribuye a fortalecer la autonomía y sostenibilidad de las cooperativas.
De cara al futuro, se estudian distintas opciones para dar continuidad al modelo y aprovechar el aprendizaje acumulado. La Fundación mantendrá su participación en las 14 cooperativas en las que ha invertido, acompañando su evolución, analizando otras posibles nuevas operaciones y preparando las futuras salidas del capital, que comenzarán a partir de 2026.
Para las finanzas éticas, acompañar el emprendimiento cooperativo y fortalecer la economía social y solidaria forman parte de sus objetivos. Este tipo de iniciativas reflejan el compromiso del Grupo Banca Etica, entidad a la que pertenece Fundación Finanzas Éticas, por poner las finanzas al servicio del bien común, generando impacto no solo financiero, sino también social y ambiental.