COP26: Se necesita coherencia, compromisos políticos y finanzas éticas
Del inicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), en Glasgow, esta pasada semana, han venido dando cuenta los ...
De valorsocialDel inicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), en Glasgow, esta pasada semana, han venido dando cuenta los medios de comunicación nacionales e internacionales. A través de ellos conocemos los diferentes bloques que se van abordando (día de las finanzas, día de la energía, etc,) y los mínimos acuerdos que se van alcanzando para avanzar en el establecimiento de planes que aborden los riesgos climáticos. Así, en el llamado día de la energía, el presidente de la Conferencia, Alok Sharma, ha anuciado la nueva “Declaración mundial sobre la transición a la energía limpia”, compromiso para poner fin a las inversiones en carbón, aumentar la energía no contaminante, y llevar a cabo una transición justa eliminando el carbón en las principales economías para la década de 2030. Mientras esto sucedía en el interior, varias organizaciones de la sociedad civil denunciaban fuera del plenario la incoherencia de políticas: “De 2018 a 2020 los países del G20 han destinado 188.000 millones de dólares para los combustibles fósiles. Eso es 2,5 veces la cantidad que han asignado para las renovables. Eso es una atrocidad«, recordaba Jing Zhu, director del programa de justicia energética del Centro para la diversidad biológica de Estados Unidos.
En la transición hacia unas emisiones netas cero, que cumplan con los objetivos del Acuerdo de París y los que surjan de la COP26, el papel de la financiación es un aspecto clave. De ahí la creación de la nueva Alianza Financiera de Glasgow para las Cero Emisiones Netas (GFANZ), donde se encuentran importantes agentes gestores y propietarios de activos, así como bancos, que disponen de la facultad para movilizar billones de dólares con el fin de lograr la transición hacia el objetivo de cero emisiones netas, sumándose así a la campaña Race to Zero de Naciones Unidas. De hecho, en el marco de la Cumbre del Clima, más de 450 firmas bancarias han anunciado que destinarán 112 billones de euros en las próximas décadas a actividades que contribuyan a descarbonizar la economía y reducir sus emisiones CO2. . Igualmente, es importante recordar que las compañías de seguros, como agentes gestores de riesgos, desempeñan un papel silencioso pero esencial ya que sin su seguro no se pueden construir nuevas minas de carbón, oleoductos y plantas de energía. Recordemos además que las aseguradoras son el segundo grupo más grande de inversionistas institucionales después de los fondos de pensiones.
A pesar de los compromisos de estos días de los agentes financieros, persisten numerosas dudas sobre sus actuaciones. Por un lado, tanto la Alianza GFANZ como la campaña Race to Zero no contemplan mecanismos de control sobre los bancos, si no que se trata de acuerdos no vinculantes, dependientes de la voluntad de las empresas para movilizar inversiones hacia la economía verde. Igualmente, según documenta el informe Banking on Climate Chaos, de 2021, elaborado por la entidad americana Rainforest Action Network, incluso en medio de una recesión económica inducida por la pandemia que dio lugar a una reducción general de la financiación de los combustibles fósiles de aproximadamente el 9%, los 60 bancos más grandes del mundo todavía aumentaron su financiación en 2020 a las 100 empresas más responsables de la expansión de los combustibles fósiles en más del 10%. En cuanto al sector asegurador, el quinto informe anual sobre las políticas climáticas de las aseguradoras, elaborado por la entidad Insure our Future, revela cómo el sector asegurador mundial está socavando los esfuerzos por alcanzar los objetivos climáticos al seguir apoyando la producción de petróleo y gas.
Por tanto, la desconexión entre el consenso científico mundial sobre el cambio climático y las prácticas continuas de los mayores bancos y aseguradoras del mundo resulta alarmante, pese a la grandilocuencia de los compromisos públicos. A pesar de las promesas de emisiones netas cero, una mayoría de bancos y aseguradoras siguen perpetuando los riesgos del cambio climático mediante la financiación de actividades relacionadas con los combustibles fósiles.
La organización europea Finance Watch ha lanzado una campaña en la que alerta que las inversiones y financiación en nuevos combustibles fósiles deben detenerse de inmediato ya que, de lo contrario, la economía mundial puede llegar a una crisis, similar a la que se vivió hace unos años con la quiebra de Lehman Brothers, que fue el catalizador de la mayor crisis financiera de las últimas décadas. Finance Watch denuncia que mediante la inversión en este tipo de actividades se está perpetuando el cambio climático, aumentando los riesgos de catástrofes meteorológicas, que son cada vez más frecuentes. Esto obliga a entidades financieras y aseguradoras a realizar enormes desembolsos inesperados y a la destrucción de activos y operaciones comerciales, gravando estos desembolsos mediante el aumento de las primas de seguros a ciudadanos y empresas. Igualmente, alerta de que la actual transición a una economía con bajas emisiones de carbono, hará que los activos de combustibles fósiles de bancos y aseguradoras disminuyan rápidamente su valor lo que provocará pérdidas masivas para las instituciones financieras, que puedan dar lugar a rescates, donde el público es el que paga.
Desde la entidad se propone la adopción de la que ellos denominan regla del “uno por uno” (One-for-One Rule), una forma de que las ambiciones de la COP26 se manifiesten en forma de regulación financiera. Su propuesta aboga para que por cada euro/dólar que financie los combustibles fósiles, las entidades bancarias y las aseguradoras deberían tener un euro/dólar de sus propios fondos para responder de posibles pérdidas. Este principio básico de gestión del riesgo ya se aplica a otras exposiciones de alto riesgo. Por ejemplo, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea ha recomendado que se aplique el uno por uno a las exposiciones de algunas criptomonedas. La financiación de combustibles fósiles representa una amenaza mucho mayor para toda la economía mundial. Su propuesta ha sido enviada a diversos líderes mundiales. Esta norma significaría que las entidades bancarias y las compañías de seguros estarían jugando con su propio dinero, y no con el dinero del público.
El cambio climático representa una gran amenaza también para la estabilidad financiera, incluida la estabilidad del sector bancario, y la evidencia sugiere que el riesgo aumenta con el tiempo de inacción. Las propuestas acordadas hasta ahora, tanto en la COP26 como en otras cumbres, encuentros y consensos, carecen claramente de ambición y coherencia a la hora de definir medidas oportunas e impactantes para amortiguar los riesgos relacionados con el clima. Revertir el progreso del cambio climático pasa por la coherencia de los compromisos políticos, que evite las presiones de los grupos de lobby financiero y empresarial, regulaciones que lleven a las finanzas a ser un instrumento al servicio de la sociedad, pero también el compromiso con unas finanzas éticas, que van más allá de las finanzas sostenibles. Desde la ciudadanía deberíamos realizar una reflexión sobre el uso que se hace de nuestro dinero, apostando por entidades financieras que busquen no sólo la transformación medioambiental sino, sobre todo, la transformación social, garantizando la transparencia, la participación y los derechos humanos.