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Activismo accionarial

La inversión responsable en España ¿incluye lo social?

La inversión socialmente responsable (ISR) parece estar en un crecimiento irreversible. Spainsif, una plataforma “de encuentro y referencia en materia de inversión sostenible ...

De valorsocial

La inversión socialmente responsable (ISR) parece estar en un crecimiento irreversible. Spainsif, una plataforma “de encuentro y referencia en materia de inversión sostenible y responsable en España” fundada en 2009, publicó el informe “La inversión sostenible y responsable en España”.

Promovido por el Banco BBVA, y firmado por varias empresas y entidades del sector bancario, financiero y de seguros, el texto afirma que los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) serán indispensables, y casi todas las inversiones se regirán por ellos. En eso parecen coincidir la mayoría de directores de empresas y expertos en finanzas.

Criterios hacia una economía verde

De hecho el martes 28 hubo en Madrid un encuentro de estas entidades reunidas bajo el paraguas de Spainsif, en el IE Business School, en Madrid, en el que Joaquín Garralda, presidente de la plataforma aseguraba que el estándar que prepara la Comisión Europea para los bonos verdes será positivo y que «conseguirá que el greenwashing sea más difícil, aunque no imposible».

«Es fundamental que las empresas cuenten con políticas que permitan evitar impactos negativos causados por su actividad en su entorno», añadía David García, director de ISR de Santander AM. Y no solo eso: esas políticas deben ser medibles, ya que la finalidad es «comprobar que esa empresas está cumpliendo los objetivos medioambientales que se ha marcado».

Esto conduce a deducir que los principios de banca responsable promovidos desde las Naciones Unidas y la Unión Europea están teniendo efectos en las empresas españolas, sobretodo por la presión de inversores (a través del engagement o activismo accionarial) que buscan corporaciones que cumplan los criterios establecidos por la taxonomía que aprobó la UE en diciembre pasado.

Responsabilidad social… ¿Seguro?

Aún así, es curiosa la definición que se establece para las inversiones “verdes” o “sostenibles”, en las que lo social apenas está incluido. Esta era una de las críticas a la Green Taxonomy aprobada en la UE, ya que apenas incluye criterios más allá del cuidado del medio ambiente (como la reducción de emisiones de carbono o la desinversión en nucleares), sin tener en cuenta temas como los derechos laborales o la reducción de la desigualdad.

Además, a pesar de que una empresa tenga uno o varios productos definidos como sostenibles bajo los criterios de las regulaciones antes mencionadas, que la posicionan en espacios como Spainsif como una corporación «socialmente responsable», el resto siguen sin serlo, por lo tanto en lo global no cumplirían los criterios ISR.

De hecho, la mayoría de entidades financieras y de seguros invierten en la industria militar. ¿Se puede hablar de empresas socialmente responsables cuando contribuyen al negocio que genera la guerra?

El ejemplo más flagrante es el mismo Banco Bilbao Vizcaya (BBVA), promotor del estudio antes mencionado, que invirtió 4.672 millones de dólares en la industria armamentística durante el periodo 2013-2018 (el 2018 es el año analizado por el informe de Spainsif) -más de la mitad en General Dynamics, fabricante de blindados, camiones, cañones, armas ligeras, bombas, submarinos nucleares y sistemas de guía de misiles nucleares, obuses y toda clase de explosivos, además de armas nucleares-, según los datos recopilados en la campaña Banca Armada.

Bancos que financian la guerra

Banca Armada fue un proyecto colaborativo entre varias entidades como Centre Delàs de estudios por la Paz, Setem , el ODG (Observatorio de la Deuda de la Globalización), FETS (Finançament Ètic i Solidari), Justícia i Pau, entre otras, a través del que se intentó concienciar sobre los bancos y empresas de seguros que eran conniventes con la fabricación y venta de armas en su propio beneficio.

La otra líder en la financiación de la indústria militar es el banco Santander, que también aparece como firmante del estudio sobre ISR. Esta entidad invirtió en el período 2013-2018 2.824 Millones de dólares en las empresas francesas Thales y Safran de electrónica y tecnología, una dedicada al desarrollo de sistemas de información y servicios para el mercado aeroespacial, de defensa y seguridad y la otra además participa en la elaboración de misilies nucleares para Francia. Santander también tiene dinero en Airbus y Boeing.

Otras de las entidades firmantes del informe y que son parte de Spainsif, como Bankia, Allianz, BNP Paribas, o Ibercaja también aparecen en esta base de datos. Es difícil de entender como estas empresas se asumen o reivindican como promotoras de las ISR sin poner sobre la mesa su responsabilidad social: la colaboración con la perpetuación de las guerras vigentes en muchos territorios del planeta, que les reportan beneficios económicos elevadísimos.

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