Las múltiples caras de la violencia de género
El 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, recuerda cada año la urgencia de erradicar todas ...
De María Elejalde, responsable de Comunicación en FEBEAEl 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, recuerda cada año la urgencia de erradicar todas las formas de violencia que afectan a las mujeres en todo el mundo. Entre ellas, la violencia económica continúa siendo una de las menos visibles, aunque su impacto resulte decisivo en la autonomía y el bienestar de millones de mujeres. Más allá de los abusos físicos y psicológicos, esta forma de violencia adopta múltiples manifestaciones que restringen la capacidad de las mujeres para tomar decisiones sobre su propia vida.
Según el Instituto Europeo de Igualdad de Género, la violencia económica es “cualquier acto o comportamiento que cause daño económico a una persona”. Esta forma de violencia puede materializarse a través del control económico, que limita o impide el acceso de la víctima a sus propios recursos; de la explotación económica, que desvía dichos recursos hacia el agresor; o del sabotaje económico, que bloquea la posibilidad de que la víctima acceda al empleo o la educación. Estas prácticas tienen consecuencias directas para las mujeres que sufren violencia de género, ya que el control sobre los recursos económicos constituye una de las principales barreras para abandonar relaciones abusivas.

Exclusión financiera
La exclusión financiera es uno de los escenarios en los que la violencia económica se hace más evidente. La falta de acceso a cuentas bancarias, la dificultad para solicitar crédito debido a tipos de interés más altos o requisitos más estrictos, la brecha salarial y la ausencia de educación financiera colocan a muchas mujeres en situaciones de vulnerabilidad. Todo ello limita su capacidad para invertir en formación, emprendimiento o proyectos personales que podrían mejorar su calidad de vida, y perpetúa una dependencia que puede ser explotada por parejas o familiares que ejercen control económico como forma de abuso.
En este contexto, la falta de autonomía económica condiciona la posibilidad de tomar decisiones fundamentales, como dejar una relación violenta o pedir ayuda. De este modo, la violencia económica se convierte en un mecanismo que prolonga los ciclos de abuso y dificulta su ruptura. Por ello, en un día como el 25 de noviembre, resulta fundamental señalar que la exclusión financiera es también una forma de violencia de género.
Prácticas de las entidades finanzas éticas
Las organizaciones de finanzas éticas europeas, representadas por FEBEA, trabajan de manera activa para combatir estas dinámicas a través de mecanismos que garantizan la inclusión financiera de los grupos más vulnerables. Según la Carta de FEBEA, las entidades de finanzas éticas “responden cada vez más a las necesidades de quienes están excluidos del sistema financiero, y a las necesidades de ahorradores e inversores que quieren lograr un impacto social y ambiental positivo con sus ahorros”.
En esta línea, entidades como Fiare Banca Etica y el Grupo Banca Etica promueven la educación financiera de las mujeres, fomentan el acceso igualitario a servicios financieros y generan oportunidades para el emprendimiento femenino. Además, trabajan para sensibilizar sobre la violencia económica y aumentar la comprensión social de este problema. Este compromiso forma parte de su trayectoria desde los orígenes de Banca Etica, fundada el 8 de marzo de 1999. En 2022, la entidad financió 327 empresas lideradas por mujeres en España e Italia, lo que supone el 25,2% de las organizaciones financiadas ese año, por un total de 49 millones de euros, una cifra superior al 22% registrado en el sector financiero general. En 2025, la entidad apoyó la publicación del libro Il coraggio di contare. Storie di donne, finanza ed etica nell’Italia contemporanea, de la periodista Natascha Lusenti, que reúne testimonios de mujeres víctimas de violencia económica.

Esta realidad también ha sido estudiada por otras organizaciones europeas. Un informe elaborado por France Active en 2025 evidenció que las principales barreras para el emprendimiento femenino están relacionadas con la falta de capital inicial, la incompatibilidad con la vida familiar y la complejidad de los trámites administrativos. A la vez, las mujeres encuestadas destacaron la necesidad de simplificar estos trámites, facilitar mecanismos de conciliación y promover un reparto más equitativo de las tareas familiares. Para dar respuesta a estos retos, France Active ha puesto en marcha una garantía específica que permite a mujeres emprendedoras acceder a financiación sin aportar un aval personal, dentro de un acompañamiento más amplio. Asimismo, se desarrollan programas y encuentros específicos para mujeres en distintas regiones del país.
En Bélgica, la cooperativa Crédal trabaja desde hace años para reducir la brecha de educación financiera entre mujeres que desean emprender o reorientar sus trayectorias profesionales. A través de sesiones individuales y talleres colectivos gratuitos dirigidos a personas desempleadas, ofrece un proceso estructurado que incluye desde la fase de descubrimiento del emprendimiento hasta el fortalecimiento del negocio ya en marcha.
Paralelamente, Impulskrediet —el programa de microcréditos de Hefboom— y SheDIDIT —plataforma belga para mujeres emprendedoras de orígenes culturales diversos— han establecido una alianza estructural para facilitar el acceso a financiación de iniciativas lideradas por mujeres. Investigaciones como las de InnovFin muestran que la barrera de acceso al crédito sigue siendo mayor para las mujeres que para los hombres, y aún más elevada para mujeres con diversidad cultural. A ello se suma que, según el documento Gender Smart Financing: Investing In & With Women, el emprendimiento femenino es clave para alcanzar los objetivos europeos de inversión, aunque se estima que aún podrían faltar 200 años para cerrar la brecha de participación económica de género.
En Irlanda, el Shannon Rugby Club está impulsando mejoras en instalaciones y servicios para mujeres y niñas en el deporte. Community Finance Ireland, miembro de FEBEA, desempeña un papel fundamental al ofrecer financiación a clubes deportivos para fortalecer la vida comunitaria. Tal y como señalan desde la entidad, las nuevas instalaciones “han sido transformadoras para los equipos femeninos y han empoderado a las jugadoras para aspirar a alcanzar la Women’s All Ireland League (AIL) en la próxima temporada”.
En conjunto, estas iniciativas impulsadas por miembros de FEBEA demuestran que la inclusión financiera es una herramienta fundamental para combatir la violencia económica y avanzar hacia la igualdad. En un día como el 25 de noviembre, recuerdan que garantizar la autonomía económica de las mujeres es una condición imprescindible para erradicar la violencia de género en todas sus formas.
* Artículo basado en una serie de publicaciones de miembros de FEBEA como Fiare Banca Etica, Hefboom, Crédal, France Active o Community Finance Ireland. Puedes leer los artículos originales en sus páginas web.