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Vivienda cooperativa y finanzas éticas, una alianza transformadora

Durante la primera década de este siglo, se empiezan a gestar los cimientos de un movimiento social capaz de dibujar un imaginario alternativo respecto ...

De Adrián Rodríguez, arquitecto en Oficina de Innovación Cívica (OFIC.coop) y socio de Entrealisios (entrealisios.coop)
Foto ©iStock

Durante la primera década de este siglo, se empiezan a gestar los cimientos de un movimiento social capaz de dibujar un imaginario alternativo respecto a la vivienda, poniendo en el centro su valor como bien de uso, más allá de su valor como bien de mercado. Un movimiento capaz de crear un parque de vivienda público-cooperativo asequible y alternativo al mercado inmobiliario, capaz también de permitir a grupos de personas autopromocionar auténticos proyectos de vida en común de forma colaborativa y comunitaria. Es lo que hoy conocemos como vivienda cooperativa en cesión de uso. Un modelo de emprendimiento colectivo de vivienda, definido por REAS bajo los principios de ausencia de lucro y propiedad cooperativa,  autopromoción y comunidad, asequibilidad e inclusividad,  corresponsabilidad con el entorno, crecimiento y replicabilidad.

Precisamente es la propiedad cooperativa donde radica la propia naturaleza del modelo y se sirve de ella para acuñar la forma de nombrarlo. Más allá de conceptos o términos con mayor o menor difusión (como  «covivienda«, «vivienda colaborativa», o incluso anglicismos de moda como «cohousing»), la vivienda cooperativa en cesión de uso implica necesariamente la materialización del proyecto a través de una cooperativa sin ánimo de lucro. Una cooperativa que detenta la propiedad de la totalidad de las viviendas, donde las personas socias tendrán un derecho de uso por tiempo indefinido sobre las mismas. Este matiz, que se deriva del concepto de derecho o cesión de uso frente al de la propiedad horizontal, es el que permite anteponer el uso de la vivienda con respecto a su valor mercantil y blinda el proyecto frente a la especulación inmobiliaria.

Espacio de la pionera vivienda cooperativa Trabensol @Trabensol
Inicios inspirados en modelos foráneos

Los primeros proyectos en el territorio español comienzan a surgir de forma desconectada durante la primera década de este siglo. Se trata de iniciativas autogestionadas, sin referentes cercanos, que se inspiran en modelos foráneos como el modelo cooperativo danés Andel o el de la FUCVAM, en Uruguay. Se tienen que enfrentar de forma autónoma a grandes desafíos para hacer realidad sus proyectos: desde la propia indefinición jurídica del modelo, la falta de financiación o la extendida cultura de la vivienda como bien de ahorro. Contra todo pronóstico, algunos de estos proyectos se materializan con éxito demostrando que hacer vivienda poniendo a las personas en el centro es posible. En 2002 tienen lugar las primeras reuniones de los pioneros de Trabensol, que propiciaron la compra de una parcela en 2006 en la Comunidad de Madrid y el inicio de la convivencia en 2013. En 2003, se desarrollan los primeros encuentros en el Ateneu Rosa de Foc, de Barcelona, para constituir el proyecto Cal Cases, que se empezaría a materializar en el año 2007 en la comarca barcelonesa del Bages. 

Sin embargo, es durante la segunda década de este siglo donde tienen lugar los primeros pasos para la consolidación del movimiento como un modelo alternativo de acceso a la vivienda. Entre 2014 y 2015 se firman los derechos de superficie en Barcelona a las cooperativas La Borda y Sostre Civic, el primero para levantar un edificio y el segundo para rehabilitar uno existente, ambos en régimen cooperativo de vivienda en cesión de uso. Esto supone el inicio de una colaboración público-cooperativa que permite el desarrollo de un ecosistema alternativo de acceso a la vivienda, que actualmente provee de vivienda asequible a centenares de personas en Barcelona.

Foto de la fiesta de inauguración del espacio cooperativo Cirerers, en el barrio de Roquetes (Barcelona), el 31 de marzo de 2022 ©SostreCivic
Finanzas éticas y vivienda cooperativa: una conexión inevitable

De manera paralela, durante esos mismos años, tiene lugar un movimiento análogo en el mundo de las finanzas éticas en España. En 2003, varios grupos interesados en las finanzas éticas empiezan a construir un movimiento de ciudadanía activa que estableciera los cimientos de una banca ética. El movimiento cristaliza en 2014 con la puesta en marcha en España de Fiare Banca Etica.

Ambos movimientos, finanzas éticas y vivienda cooperativa en cesión de uso, surgen desde la sociedad civil, como una respuesta alternativa a un mundo en crisis y se materializan en entidades sin ánimo de lucro dentro de la Economía Social y Solidaria con una vocación altamente transformadora. Como se podía prever, la conexión entre estos dos movimientos es inevitable. En el año 2007 Fiare financia la cooperativa Cal Cases y más adelante también la cooperativa Trabensol. Desde entonces, el número de proyectos de vivienda cooperativa en cesión de uso en los que Fiare participa como entidad de crédito se cuentan por decenas.

Los proyectos de vivienda cooperativa en cesión de uso constituyen parte indiscutible del universo financiable de la banca ética. Son proyectos con alto impacto positivo: a nivel social, ya que constituyen proyectos de vida en común basados en la solidaridad y la ayuda mutua; a nivel medioambiental, porque los edificios que promueven son más sostenibles y suelen incorporar autoproducción de energías renovables; y a nivel económico, porque son proyectos sin ánimo de lucro con vocación de hacer más asequible el acceso a la vivienda. 

Sesión dentro del International Social Housing Festival, celebrado en Barcelona, en junio de 2023 @SostreCivic
Derecho a la vivienda como política pública

En el contexto europeo, el abanico de oportunidades para el acceso de las personas a una vivienda de forma digna y asequible es más amplio que en España. La diversidad de este catálogo de experiencias varía, entre otros factores, de las peculiaridades del territorio en el que se insertan y de los agentes que intervienen en la promoción: desde entidades públicas y privadas, entidades sin ánimo de lucro y por supuesto, entidades financieras. Este es el caso de la ciudad de Viena, donde su política de vivienda lleva más de un siglo garantizando a su ciudadanía un parque de vivienda asequible. Una política basada en el blindaje del derecho a la vivienda por encima de su consideración como bien de mercado. Para los vieneses, la vivienda social no solo es un recurso para las personas vulnerables o en exclusión, es una herramienta que provee ese derecho fundamental también para las clases medias.

En Cataluña, y sobre todo en Barcelona, la vivienda cooperativa forma parte de la política pública municipal. Coexisten diversos instrumentos de financiación, donde las finanzas éticas han demostrado ser una parte fundamental, especialmente representados por Fiare Banca Ética y por Coop57. En el resto de territorios del Estado, donde no se ha consolidado un ecosistema público-cooperativo, Fiare es la única entidad de crédito disponible para financiar este tipo de proyectos. Ha entendido las lógicas del modelo y ha desarrollado mecanismos para financiarlo sin alterar su esencia, la propiedad colectiva. También ha desarrollado medidas de protección del modelo en momentos de vulnerabilidad, como las medidas adoptadas en 2023 para sostener el impacto de la subida del euribor.

Queda patente que la vivienda cooperativa necesita a las entidades de finanzas éticas para poder materializar sus proyectos. Pero también se podría decir que las finanzas éticas han encontrado en la vivienda cooperativa un referente para ampliar su actividad y su arraigo en los territorios. Definitivamente, vivienda cooperativa y finanzas éticas forman una alianza transformadora. 

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