¿Y tú? ¿Compras en Shein?

Colores llamativos, descuentos de hasta el 70% o precios muy rebajados es lo que uno encuentra al entrar en la web de Shein, empresa de venta on line de ropa y accesorios. Su público es la llamada Generación Z, jóvenes entre los 18 y 27 años, entre los que arrasa, superando a Amazon como aplicación de compras con más descargas en EE.UU. Con miles de personas seguidoras en redes sociales y un gran número de influencers promocionando sus ventas, este gigante chino del textil ha conseguido alcanzar a referentes del sector como Inditex en términos de ingresos (aunque la compañía no ofrece mucha información interna, un informe chino de diciembre de 2020, recoge que ese año la empresa ganó cerca de 10.000 millones de dólares).

¿Qué hay detrás de la progresión de esta empresa? Un estudio de la organización suiza Public Eye, pone de manifiesto los abusos laborales de este gigante chino. En España, la campaña Ropa Limpia ha traducido el informe, titulado «Dejarse la piel por Shein«, con motivo del Día Mundial por el Trabajo Decente, celebrado el 7 de octubre. El informe pone de manifiesto como pese a su radiante presencia online, la gestión detrás de la marca sigue siendo opaca. Public Eye asumió la tarea de investigar su lado más oscuro y descubrió jornadas laborales de 12 horas diarias, sin contrato de trabajo, condiciones de seguridad laboral nulas y sin prestaciones sociales.

Según el informe, la necesidad de producir artículos rápidamente y una producción pequeña de cada artículo dificultan la división del trabajo. Las personas costureras de las fábricas deben ser capaces de realizar muchas tareas diferentes con patrones que cambian constantemente. Por eso, en las fábricas de las empresas proveedoras de Shein se encuentren mayoritariamente mujeres y hombres que tienen años o décadas de experiencia en el sector. Cobran por prenda de ropa y muchos pueden llegar a trabajar más de 75 horas semanales, sin descansar ni un día a la semana, para llegar a obtener un sueldo mínimo.

La organización Public Eye también ha examinado la  estructura corporativa de Shein. El modelo de negocio de esta empresa está configurado para controlar la mayor parte posible de la cadena de valor, asumiendo al mismo tiempo la menor responsabilidad posible. En su Código de Conducta de Proveedores, Shein exige a sus subcontratistas que “operen en pleno cumplimiento de las leyes, normas, órdenes gubernamentales y requisitos normativos locales”. Como indica el informe, cuando se les adjudica un contrato, los fabricantes deben adquirir ellos mismos el tejido para el diseño que requiere la marca, a los proveedores que les indica Shein. Esto permite a Shein controlar toda la cadena de suministro sin tener que asumir responsabilidad alguna por las condiciones de trabajo.

Como indican desde SETEM, entidad coordinadora de la campaña Ropa Limpia, «el único medio de contrarrestar este sistema es imponer una exigencia de transparencia en relación con las cadenas de suministro e introducir directrices políticas sobre la responsabilidad de las empresas». La Campaña Ropa Limpia, además de difundir el informe ha lanzado una acción en redes sociales para sensibilizar a las personas que actúan como influencers de la marca.