Accionistas por el cambio: la red europea Shareholders for Change presenta su informe 2024
Comprar acciones de una empresa o participar activamente en su junta de accionistas puede ir más allá de buscar beneficios económicos. Estas prá...
De valorsocialComprar acciones de una empresa o participar activamente en su junta de accionistas puede ir más allá de buscar beneficios económicos. Estas prácticas pueden convertirse en una herramienta clave para influir directamente en las políticas empresariales, cuestionar decisiones corporativas o proponer cambios que impulsen prácticas responsables. Esta es la misión de Shareholders for Change (SfC), una red de accionistas comprometidos que, desde 2017, apuesta por el diálogo y la actuación desde dentro para generar transformaciones reales en las empresas.
El informe 2024 de Shareholders for Change detalla las estrategias y actividades que reflejan cómo este modelo de participación puede influir en cuestiones vinculadas a la sostenibilidad, los derechos laborales o la transparencia corporativa. En 2024, los veinte miembros de la red, con un total de más de 48.000 millones de euros en activos bajo gestión, llevaron a cabo 197 iniciativas que involucraron a 172 empresas, la mayoría de ellas en Europa. Para ello utilizaron herramientas como la participación en juntas generales, el envío de cartas o reuniones directas con representantes empresariales.

Endesa, Repsol o Lindt
En 2023, la Fundación Finanzas Éticas, junto con las asociaciones Alianza contra la Pobreza Energética (APE) y la Asociación Pro-Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), inició un diálogo con Endesa para abordar los cortes de suministro eléctrico en barrios vulnerables de Granada. Este proceso comenzó con una intervención en la Junta General de Accionistas de la compañía, donde se cuestionó a la dirección sobre medidas concretas para prevenir estas interrupciones. Ante la falta de respuestas satisfactorias, Shareholders for Change (SfC) intensificó la presión, involucrando a ENEL, la matriz italiana de Endesa, lo que permitió abrir un diálogo directo con la empresa española. Esta interlocución incluyó reuniones con directivos, alianzas con asociaciones locales y análisis técnicos independientes. Fruto de la voluntad de todas las partes, como resultado, en 2024 el número de familias afectadas se redujo significativamente, demostrando que el diálogo con las empresas y la colaboración estratégica pueden generar cambios concretos.
Sin embargo, no todas las intervenciones logran el mismo nivel de éxito. El diálogo no siempre es suficiente. En la junta anual 2024 de Repsol, la Fundación Finanzas Éticas planteó preguntas clave sobre descarbonización, derechos humanos y diligencia ambiental. Las respuestas de la empresa no cumplieron con las expectativas, reflejando la resistencia de ciertas organizaciones a reformar sus prácticas. Este caso muestra los límites del activismo accionarial cuando las empresas no están dispuestas a comprometerse.
En enero de 2024, un reportaje de la televisión suiza SRF reveló casos de trabajo infantil en plantaciones de cacao en Ghana, proveedoras de Lindt & Sprün gli. Esto llevó a que Forma Futura, miembro de SfC, se dirigiera a la empresa para pedir explicaciones sobre estas acusaciones y el precio del cacao pagado a las familias agricultoras. A pesar de la respuesta de Lindt, no se abordó de manera satisfactoria el problema del precio, lo que llevó a Forma Futura a escalar el diálogo con el apoyo de otros miembros de SfC y la ONG alemana Südwind. En noviembre de 2024, una visita a la sede de Lindt en Zúrich evidenció cierta disposición a mejorar, incluyendo la expansión de su equipo de sostenibilidad y la introducción de un programa piloto de ingresos dignos para 2025-2027. Sin embargo, estos avances parecen estar motivados más por presiones externas que por iniciativa propia de la empresa. La supervisión y mitigación de riesgos de trabajo infantil sigue delegándose en proveedores y entidades certificadoras, mostrando que, aunque hay progresos, aún queda un largo camino por recorrer.

Resultados recogidos en el informe
El informe de SfC destaca que, en el 63 % de los casos analizados, las empresas se mostraron cooperativas y se comprometieron a implementar lo exigido o a divulgar la información solicitada. En el 16 % de los casos, se negaron a dialogar con los miembros de la red. La mayoría de las preguntas plateadas se centraron en cuestiones climáticas y ambientales, políticas ESG, gobernanza y remuneración.
Las experiencias de SfC demuestran que los accionistas pueden ser mucho más que inversores pasivos: pueden convertirse en agentes de cambio. Mientras algunos casos demuestran el potencial transformador del diálogo y la presión estratégica, otros, como el de Repsol, evidencian el camino que aún queda por recorrer. Este informe no solo documenta el trabajo realizado por esta red europea, sino que también inspira a continuar utilizando el activismo accionarial como una herramienta clave para construir un mundo empresarial más sostenible y justo.