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Cooperative Bank of Karditsa, ejemplo griego de una banca ética con raíces cooperativas

En Tesalia (Grecia), el Cooperative Bank of Karditsa impulsa una banca ética y cooperativa al servicio de las personas y el territorio.

De valorsocial
Imagen de una de las oficinas bancarias de Cooperative Bank of Karditsa

La región griega de Tesalia está situada en la zona centro-norte de Grecia. Es una zona con una importante tradición agrícola y cuenta con una profunda herencia cooperativa que ha sido parte de su historia económica. Karditsa es una de las ciudades de la región. En este entorno opera un banco diferente: el Cooperative Bank of Karditsa (CBK), un banco local que demuestra cómo las finanzas pueden ponerse al servicio de las personas y del territorio.

El CBK fue fundado en 1994 por impulso de la Cámara de Comercio de Karditsa, con el fin de cubrir las deficiencias de financiación que sufrían los pequeños productores, las empresas locales y los agricultores en una zona con fuerte vocación rural. Desde sus inicios, buscó ofrecer “crédito justo y accesible, fortalecer la resiliencia de la economía local y demostrar cómo las finanzas cooperativas pueden servir como herramienta para un crecimiento inclusivo”, según explica Eleni Bletsa, Executive Assistant y responsable del Departamento de Desarrollo Sostenible y Alianzas Estratégicas del CBK.

Con el paso del tiempo, y tras consolidar un número suficiente de socios y capital, la institución obtuvo la licencia necesaria del Banco de Grecia para operar como banco cooperativo. En su gestión, el CBK deja clara su diferencia frente a los bancos comerciales tradicionales: es propiedad de sus socios, quienes participan en decisiones colectivas; sus objetivos no se centran en la maximización de beneficios sino en servir a la comunidad local, reinvirtiendo las utilidades en fortalecer al banco y apoyar la región. Tal y como destaca Bletsa, las decisiones se toman con criterios humanos y cercanos: no solo miramos los números: escuchamos las historias y las ideas de las personas”.

Celebración, en 2024, del 30 aniversario del Cooperative Bank of Karditsa


Impacto social y alianzas europeas

El banco aplica políticas crediticias que priorizan proyectos productivos y sostenibles con valor social o ambiental. Evita financiar actividades especulativas que contradigan sus principios éticos. En sus evaluaciones, no solo considera la solvencia económica: también la calidad de la idea, el compromiso del emprendedor y el impacto local. En los últimos años ha comenzado a incorporar criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza), en colaboración con el Banco de Desarrollo del Consejo de Europa (CEB). Además, utiliza instrumentos europeos como EaSI e InvestEU para facilitar la financiación de microemprendedores, jóvenes, mujeres y colectivos vulnerables.

De hecho, uno de sus proyectos emblemáticos es su participación en el programa EaSI, en colaboración con el Fondo Europeo de Inversiones (FEI). Gracias a esta iniciativa, desde 2016 el banco ha apoyado a cientos de microprestatarios —agricultores, emprendedores jóvenes o pequeñas empresas— que de otro modo hubieran quedado fuera del sistema financiero formal. “Muchos de estos préstamos se aprobaron no por los balances, sino por la viabilidad de la idea y el compromiso de las personas”, señala Bletsa.

Pero lo que distingue a esta entidad es su perfil claramente ético. Desde su vinculación temprana con FEBEA (Federación Europea de Bancos Éticos y Alternativos), el CBK adoptó criterios sociales y ambientales en sus operaciones. “FEBEA nos ofreció el marco y la inspiración para alinear nuestra misión con el movimiento europeo de las finanzas éticas”, añade Bletsa. Su participación en redes europeas como FEBEA o GABV ha sido esencial: “nos permite aprender de otras instituciones de finanzas éticas sobre innovación financiera, gobernanza y herramientas de medición de impacto”, dice Bletsa. Estas alianzas han abierto puertas para asistencia técnica, proyectos europeos y mayor visibilidad en el mapa de la banca ética europea.

Modernizarse sin perder la cercanía

Para el CBK, uno de los grandes desafíos es aumentar el reconocimiento público de las finanzas éticas. La conciencia pública sigue siendo limitada y las exigencias regulatorias están pensadas para grandes bancos, advierte Bletsa. También subraya el reto de modernizarse sin perder la cercanía local ni su esencia cooperativa, frente a la competencia digital creciente. Sin embargo, ve oportunidades claras: la demanda de finanzas sostenibles está creciendo, y cada vez más jóvenes buscan alternativas éticas y comunitarias. Además, la retirada de muchos bancos tradicionales de zonas rurales deja un espacio para que entidades cooperativas con presencia local permanezcan como pilares clave: allí donde los grandes bancos se van, nosotros permanecemos.

Para involucrar a las nuevas generaciones, el CBK promueve programas de educación financiera en colaboración con escuelas, universidades y organizaciones sociales. Bletsa añade que buscan atraer jóvenes no solo como clientes, sino como socios y profesionales: queremos que los jóvenes vean en la banca ética una carrera posible. Por eso ofrecen prácticas y formación para crear una nueva generación de profesionales cooperativos.

El CBK, con más de 14.000 socios activos, sigue creciendo como una entidad de referencia en Tesalia. En una región de fuertes raíces agrícolas y cooperativas, representa una propuesta concreta: que una banca local, ética y con valores comunitarios puede ser viable, resiliente y transformadora.

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