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Parte 6
Finanzas Eticas

Experiencias de finanzas éticas: dinero de la ciudadanía al servicio de la sociedad

Las organizaciones de Finanzas Éticas surgieron hace unos 40 años en Europa promovidas por movimientos de la ciudadanía que apostaban por recuperar el control ...

De Sara García Martín, periodista
@Sasiistock/iStochPhoto

Las organizaciones de Finanzas Éticas surgieron hace unos 40 años en Europa promovidas por movimientos de la ciudadanía que apostaban por recuperar el control sobre el uso de sus ahorros y de su dinero, para canalizarlo hacia el bien común. En este sentido, el objetivo de las finanzas éticas es lograr un impacto positivo en la recaudación y el uso del dinero, trabajando por el bien común y garantizando el acceso al crédito para proyectos culturales, sociales y medioambientales. Pero ¿cómo se genera ese impacto social? ¿A qué tipo de sectores se financia? ¿Con qué actores trabajan las finanzas éticas?

Arraigo al territorio

Las entidades de finanzas éticas suelen estar muy arraigadas en el territorio en el que trabajan y en sus redes socioeconómicas, estableciendo fuertes lazos con otros actores de la economía social como asociaciones locales, empresas de economía social, entidades vinculadas a la inserción laboral y social, entidades de cooperación internacional, etc. Por ello, el conjunto de acciones que se financian tienen que ver con proyectos vinculados con temas medioambientales (energías renovables, agricultura ecológica, comunidades energéticas, etc.) y sociales, entendiendo sociales desde un punto de vista amplio que incluye, por ejemplo, no sólo empresas y proyectos que promueven la inserción laboral de colectivos desfavorecidos, como centros especiales de empleo, si no iniciativas que promuevan una sociedad mejor y que abarcan proyectos con voluntad de crear mejores empleos, mejores condiciones democráticas, proyectos artísticos que promuevan valores sociales, etc. 

Durante los 20 años de trayectoria de FEBEA, las entidades de finanzas éticas que se han ido sumando a la Federación (hasta alcanzar las 33 entidades actuales que conforman la red) ofrecen experiencias de financiación, colaboración y apoyo que visibilizan de manera clara los valores que inspiran el trabajo de las finanzas éticas, liderando el camino hacia un sistema financiero que promueva la equidad social, responda a las urgencias medioambiental y contribuya a una sociedad mejor. 

La experiencia de las finanzas éticas en Tessaglia (Grecia)

La región de Tesalia (noreste de Grecia) es una zona con una fuerte producción agrícola, con zonas montañosas y valles, rica en recursos naturales para la producción de energía. La región tiene un gran potencial en la cadena de suministro de biomasa a través de las industrias agrícola, forestal y de procesamiento de madera que pueden apoyar fácilmente la adopción de tecnologías de bioenergía.

En el año 2010, se creó en la zona la cooperativa energética ciudadana ESEK, cuyo objetivo principal era fomentar las energías renovables de la región. En 2019, la cooperativa de energía se convirtió en una comunidad de energía, con más de 400 miembros, entre los que se encuentran municipios, pymes y asociaciones locales y también el Banco Cooperativo de Karditsa (Grecia), miembro de FEBEA y una de las entidades de finanzas éticas que operan en Europa. La principal actividad de esta Comunidad de la Energía está relacionada con la gestión de una planta de biomasa para la producción de biocombustibles sólidos para generar energía con fines de calefacción (o refrigeración). El Banco Cooperativo de Karditsa no sólo es miembro de la Comunidad si no que ha financiado al 100% la creación de la planta de biomasa y apoya financieramente su funcionamiento

Impacto social de las energías renovables

La producción de energía comunitaria tiene un importante potencial para Europa, por eso apoyar las cooperativas de energías renovables supone facilitar la transición energética. Pero más allá de ese respeto por el entorno local y el medio ambiente, el apoyo financiero a este proyecto por parte del Banco Cooperativo de Karditsa implica una amplia gama de impacto sociales. Por ejemplo, en el caso de ESEK, las asociaciones con las autoridades locales permiten a esta comunidad de energía ampliar la cadena de suministro con biomasa vegetal procedente de residuos municipales (ramas y copas de árboles de la ciudad).

Igualmente, los proyectos comunitarios pueden aportar flexibilidad y, cuando se conectan a la red eléctrica principal, aumentan la fiabilidad y la resistencia de todo el sistema. La participación de los residentes y las autoridades locales en los proyectos a través de las comunidades energéticas supone la creación de inversiones locales que, a su vez, ofrecen un valor añadido a la comunidad ya que una parte importante del rendimiento se mantiene y se distribuye en la economía local. Este ejemplo de participación de las finanzas éticas adquiere especial importancia dada la situación generalizada de pobreza energética y el problema de los costes de la energía, en general, en Grecia. 

Banca Etica y el Centro Moda Polesano di Stienta (Italia)

Ese vínculo con la economía y la comunidad local puede verse claramente también en el apoyo prestado por Banca Popolare Etica (Italia) a la cooperativa Centro Moda Polesano di Stienta, en la provincia de Rovigo (noreste de Italia), una zona de carácter industrial vinculada al sector textil. Las grandes dificultades del sector de la alta costura femenina y la crisis económica generalizada de la década del 2010 hicieron que la cooperativa de moda local CAPA tuviera que cerrar, dejando fuera del mundo laboral a 43 mujeres trabajadoras de la zona. En 2018, 22 de esas antiguas trabajadoras invirtieron su propia prestación por desempleo en volver a crear la cooperativa, salvando no sólo sus propios puestos de trabajo si no creando 11 puestos nuevos.

Todo el proceso de creación de la nueva cooperativa por parte de estas trabajadoras se llevó a cabo con el apoyo de varios actores locales, entre ellos Banca Popolare Etica que creyó en el proyecto y aportó una línea de crédito para garantizar liquidez a la empresa. Este apoyo no sólo supuso salvar los puestos de trabajo de las mujeres emprendedoras que pusieron en marcha la cooperativa, sino que significa el apoyo a la creación de nuevas oportunidades de empleo para otras mujeres de la zona, interconexiones creadas por la cooperativa con escuelas de formación locales, dinamización de la economía local, en definitiva, beneficio para el territorio, en términos de empleo, economía y producción, con un carácter marcadamente de género. 

El apoyo de las finanzas éticas a la economía social y solidaria

La apuesta por el apoyo económico a cooperativas, empresas y entidades vinculadas a la  economía social y solidaria está muy presente dentro de las entidades de finanzas éticas, como es el caso del apoyo de la cooperativa de crédito CREDAL (Bélgica) a la asociación belga Bras dessus Bras dessous. La asociación surgió de una iniciativa solidaria que buscaba reducir el aislamiento y la soledad de las personas mayores y devolverles la oportunidad de participar en la sociedad.

CREDAL no sólo aportó su experiencia a la entidad, si no que, ante la creciente actividad de la asociación en diferentes puntos de Bélgica, la entidad financiera concedió a la asociación varios adelantos de subvenciones para que la organización pudiera seguir desarrollando su trabajo. Este apoyo supone que el proyecto pueda no sólo cumplir con el objetivo de trabajar por el bienestar y desarrollo de las personas mayores, rompiendo la soledad y el aislamiento, si no también reforzar la dinámica social de los barrios donde se desarrolla la actividad y crear un tejido social intergeneracional y multicultural que promueve el intercambio y la puesta en común. 

Más allá del apoyo financiero

En todos los casos mencionados, el apoyo de las entidades financieras va más allá de la aportación económica. Dentro de FEBEA también participan entidades cuya misión es el acompañamiento, seguimiento e impulso de iniciativas emprendedoras vinculadas a la economía social y solidaria. De hecho, FEBEA está trabajando en Rumanía para crear el primer instrumento financiero dedicado a la economía social, a través del proyecto AFIN,  financiado por la Unión Europea, con la participación de varios miembros de FEBEA en el intercambio de conocimientos. Es el caso de la recientemente incorporada Social Finance Association (SFA), de Rumanía, que desarrolla una serie de eventos educativos para personas emprendedoras sociales en Rumanía abordando aspectos clave como las necesidades del sector de las empresas sociales, su madurez, los tipos de préstamos disponibles, las dificultades de las personas emprendedoras y su relación con los bancos o el proceso de contratación. Su apoyo a organizaciones y personas emprendedoras contribuye a atraer apoyo financiero para estos proyectos.

También es el caso de CRESAÇOR- Cooperativa Regional de Economía Solidaria, cuya misión es promover la economía solidaria y el desarrollo local y comunitario en la Región de las Azores (Portugal). Esta cooperativa de segundo grado, que suma una red de 26 asociaciones y entidades de economía social del territorio, facilita apoyo técnico y acompañamiento especializado a todas las personas emprendedoras que participan en el programa de microcréditos Azores Bank Microcredit Support Measure, impulsado por el Gobierno Regional de las Azores. CRESAÇOR analiza todas las solicitudes del programa, decidiendo la aprobación de aquellas iniciativas que conseguirán un microcrédito. Esta pequeña financiación facilita la inclusión financiera y social, así como el desarrollo local, aportando bienestar a las personas, lo que conlleva una mejora en la calidad de vida de la comunidad local.

El microcrédito como instrumento de inclusión financiera

La herramienta de microcrédito es también utilizada a nivel internacional por algunas entidades de finanzas éticas que buscan la inclusión financiera apoyando a proyectos locales y ofreciendo servicios financieros adaptados a poblaciones excluidas de los circuitos financieros tradicionales. La entidad francesa SIDI- Solidarité Internationale Pour le Developpement   et l’Investissement, decidió, a mediados de los años 90, reorientarse hacia el apoyo a instituciones de microfinanzas (IMF), ofreciéndoles colaboración financiera, pero también apoyo reforzado para consolidar sus competencias técnicas y mejorar su gobernanza.

En esta línea, en el año 2011, junto con otras entidades inversoras europeas y las actividades de promoción y facilitación de FEBEA, creó el Fondo Europeo de financiación solidaria para África (FEFISOL) que le ha permitido incrementar su apoyo al mundo rural africano. Este Fondo ofrece servicios financieros y asistencia técnica a instituciones de microfinanciación africanas, principalmente rurales, y a cooperativas o empresas agrícolas. El apoyo técnico refuerza la oferta financiera propuesta por el fondo. Los préstamos de FEFISOL permiten a las empresas hacer crecer su negocio, mientras que los conocimientos técnicos les ayudan a asegurar este crecimiento mejorando su eficiencia. 

Todas estas iniciativas sirven para mostrar cómo el dinero de la ciudadanía, a través de entidades de finanzas éticas como las que forman parte de FEBEA, se pone al servicio del bien común, apoyando proyectos de economía social, creando asociaciones y redes de colaboración con administraciones y actores locales, garantizando el desarrollo local y apoyando al mismo tiempo la solidaridad internacional. 

 

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