Bangladés, referencia para valorar el avance de los derechos de las personas trabajadoras en el mundo
Movimientos sociales y sindicales de ámbito mundial han celebrado la entrada en vigor, el 1 de septiembre de 2021, del nuevo “Acuerdo Internacional para la Salud y ...
De valorsocialMovimientos sociales y sindicales de ámbito mundial han celebrado la entrada en vigor, el 1 de septiembre de 2021, del nuevo “Acuerdo Internacional para la Salud y Seguridad en la Industria Textil y de la Confección”, como sucesor del llamado “Acuerdo de Bangladés- ACCORD”. La firma de este nuevo pacto supone, entre otros, el compromiso de trabajar por la proyección internacional del acuerdo, es decir, que afecte a otros países, no sólo a Bangladés y, por otro lado, ampliar el alcance del mismo, para que no sólo aborde asuntos de salud y seguridad si no también aspectos vinculados a derechos humanos. En este sentido, Víctor Garrido, de la Secretaría de Acción Sindical de CCOO de Industria, señala que “Bangladés seguirá siendo en la próxima etapa una referencia para valorar el avance hacia el trabajo decente en el mundo”. A pesar del avance, tanto entidades sociales como sindicales coinciden en señalar la importancia de seguir cuestionando muchas de las prácticas de grandes empresas multinacionales, sin cuya firma en este tipo de compromisos se pone en riesgo la vida de personas trabajadoras al no poder garantizar aspectos tan básicos como la seguridad de trabajar en instalaciones adecuadas o que estas sean inspeccionadas regularmente.
El derrumbe del edificio Rana Plaza, cerca de Dhaka (capital de Bangladés), en abril de 2013, que causó 1.134 muertos y más de 2.500 heridos, supuso poner en la diana internacional las prácticas de las empresas vinculadas al sector textil. El edificio albergaba talleres de ropa que trabajaban para marcas europeas y norteamericanas, no obstante, no había ningún registro público de las marcas que producían allí, lo que dificultó la exigencia de responsabilidades. Igualmente, el desastre desveló prácticas de explotación laboral, escasas medidas de seguridad y falta de transparencia. La situación impulsó el trabajo conjunto de diversos actores (industria textil, marcas, sindicatos y el propio Gobierno de Bangladés), en un camino plagado de duras negociaciones tanto sobre terreno como en los diferentes países de procedencia de las marcas y multinacionales, así como una importante labor de movilización e incidencia de movimientos sociales internacionales, como Clean Clothes Campaign (Campaña Ropa Limpia, en España).
El primer «Acuerdo sobre Incendios y Seguridad de los Edificios en Bangladés» (ACCORD), del año 2013, logró la firma de 220 marcas mundiales que se comprometieron, entre otros, al establecimiento por cinco años de un programa de prevención y control de incendios y seguridad en los edificios en Bangladés e, igualmente, a la designación de una inspección de seguridad independiente, encargada de verificar el estado de las instalaciones de las fábricas. Tras la concreción de un Acuerdo de Transición, en 2018 se renovó la prórroga del ACCORD (firmado por 119 marcas), incluyendo mejoras como el compromiso de establecer mecanismos seguros para que las personas empleadas puedan notificar incidencias en las condiciones de seguridad laboral o protección salarial para personas trabajadoras afectadas por cierre de fábricas o producción debido a inspecciones. “Antes de 2013, año de la tragedia del Rana Plaza, prácticamente todas las fábricas donde habíamos podido registrar incidentes de seguridad (incendios, colapsos de edificios…) habían pasado auditorías sociales privadas encargadas por las propias multinacionales, cuyos resultados solo ellas conocían y que habían sido perfectamente ineficaces para proteger la vida de las trabajadoras. El Acuerdo de Bangladés no solo ha posibilitado que sean equipos independientes los que lleven a cabo las inspecciones, sino que ahora los resultados son públicos y, más importante aún, se obliga a los dueños a reparar las deficiencias encontradas en las fábricas y a las marcas a corresponsabilizarse de sufragar el coste, a asegurarse de que las fábricas son seguras y a rendir cuentas”, indica Eva Kreisler.
El nuevo Acuerdo Internacional en vigor, aprobado a finales de agosto 2021, mantiene los pilares principales en los que se asentó el Acuerdo de Bangladés: “es legalmente vinculante, la supervisión de su cumplimiento es independiente de las marcas, mantiene la obligación de pagar a los proveedores precios suficientes para garantizar lugares de trabajo seguros, y la obligación de dejar de hacer negocios con cualquier fábrica que se niegue a operar con seguridad”, afirma Eva Kreisler. Uno de los puntos clave es la independencia de supervisión externa del Consejo de Sostenibilidad de Sector de la Confección (RSC) en Bangladés, la organización que ha asumido el trabajo sobre terreno del ACCORD y en el que están presentes tanto marcas, como sindicatos y la industria del país. El acuerdo recoge el compromiso de construir conjuntamente, dentro del RSC, un sistema de cumplimiento robusto y, mientras eso sucede, continuar con la estructura de verificación de cumplimiento de los acuerdos anteriores.
Igualmente, un aspecto importante del nuevo documento es que se convierte en un Acuerdo Internacional, producto de la necesidad, expresada por diferentes actores, de globalizar esta herramienta. “Es obligada la asunción por parte de todos los grupos de interés (marcas, minoristas del sector, organizaciones de empleadores y organizaciones sindicales), que es necesario plantear, asumir y finalmente acordar un sistema para evitar que otro Rana Plaza vuelva a producirse, ni en Bangladés ni en ningún otro país, como por desgracia sigue sucediendo”, indica Víctor Garrido de CCOO, haciendo alusión a tragedias recientes de este 2021 que han afectado a una fábrica de ropa clandestina en Tánger (Marruecos), con 28 personas trabajadores muertas, o al incendio que arrasó una fábrica ilegal de bolsas en Mehran (Pakistán) y que supuso la muerte de 17 personas. Para Eva Kreisler, como retos en materia de seguridad, “queda que el programa de trabajo que tan buenos resultados ha cosechado en Bangladés (con la matización de que el Acuerdo no abarca absolutamente todas las fábricas del país), se extienda efectivamente a otros países sin esperar a que ocurra la siguiente tragedia y sin necesidad de organizar una campaña internacional”.
Como indica Víctor Garrido, “no será fácil organizar su extensión, identificar los países negociar otros ámbitos e incorporar marcas no europeas”. Con fecha 9 de septiembre, un total de 108 marcas han firmado ya el nuevo Acuerdo Internacional, entre ellas figuran las españolas Inditex, El Corte Inglés y Mango. La empresa Inditex ha realizado una valoración positiva de este nuevo acuerdo ya que, “permitirá, en primer lugar, continuar los progresos ya registrados en Bangladés a través del apoyo al RSC, que sigue operando en el país, y, asimismo, permitirá extender nuevos compromisos en la defensa de los derechos y de la salud y seguridad de los trabajadores en toda la cadena de suministro en diferentes mercados”. Desde la Campaña Ropa Limpia trabajan ya para anunciar que otras grandes marcas que, de momento no han respondido, se sumen también. En este sentido, es importante remarcar que el ACCORD cubre principalmente a las fábricas que producen para las marcas europeas. Desde el inicio, la mayoría de marcas americanas decidieron sumarse al “Alliance”, un acuerdo similar al ACCORD, pero, al incorporar el vínculo jurídico, en el caso de resolución de conflictos, muchas de estas marcas no firmaron el acuerdo. En este sentido, para Víctor Garrido, “uno de los retos más complejos será el de integrar a esas marcas, en este nuevo acuerdo a nivel internacional, para que no se produzca una relación discriminatoria y desigual, en otros países, entre unas marcas y otras. Al final, todas ellas comparten fábricas, y se dará la situación que las marcas europeas estén pagando para la mejora de éstas, mientras que las marcas americanas no tendrán la necesidad de garantizar la seguridad de sus trabajadores, al hacerlo las otras, por tanto, en clara competencia desleal entre ellas”.
“Queda mucho camino por recorrer en cuanto a transparencia con relación a dónde y cómo se produce la ropa, los ínfimos salarios que perpetúan la pobreza, o la protección de derechos sindicales y del medioambiente”, afirma Eva Kreisler, coordinadora de la campaña Ropa Limpia en España, pero “durante los 8 años de vida del Acuerdo de Bangladés se han salvado muchas vidas. Esto sin duda es lo más importante”. Para Víctor Garrido, de la Secretaría de Acción Sindical de CCOO de Industria, “es necesario que el seguimiento de la realidad industrial y sindical del sector se convierta en un aspecto prioritario (…) que se tome conciencia de que la defensa de los derechos del trabajo iniciado en Bangladés es un elemento esencial de la defensa de los derechos de los trabajadores en el mundo”.