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¿Cumple la banca española con los principios de banca responsable?

El pasado mes de junio, se presentaba en la sede de la UPF-Barcelona School of Management un estudio de gran calado y pionero en toda ...

De Marcos Eguiguren, director de la Cátedra de Finanzas Sostenibles de la UPF-BSM
Foto ©iStock

El pasado mes de junio, se presentaba en la sede de la UPF-Barcelona School of Management un estudio de gran calado y pionero en toda Europa, impulsado por la Cátedra Internacional de Finanzas Sostenibles, con la colaboración de Triodos Bank y de la Global Alliance for Banking on Values (GABV).

En la presentación de esta primera edición del estudio, que será realizado con periodicidad anual, además de la intervención del equipo investigador, hubo un interesante panel de debate que contó con la presencia de Soledad Núñez, consejera del Banco de España, Joan Cavallé, director general de Caja de Ingenieros, Oriol Amat, miembro del consejo académico de la cátedra y exrector de la UPF, y Mikel García-Prieto, director general de Triodos Bank en España. Tanto el estudio completo como su resumen ejecutivo y sus principales conclusiones y recomendaciones pueden descargarse de https://www.bsm.upf.edu/es/catedra-triodos

El propósito del estudio era llevar a cabo un análisis comparativo, cualitativo y cuantitativo, de cómo los diez bancos españoles que suscribieron los Principios de Banca Responsable (PRB) de la United Nations Enviromental Program – Financial Initiative (UNEP FI), están implementando, en la realidad y en su verdadera esencia, los conceptos de finanzas sostenibles.

Foto del acto de presentación del estudio, celebrado el pasado mes de junio.
©UPF-BSM
Mayor sensibilidad social y regulación

La evolución de la sensibilidad social, especialmente en Europa, es muy clara. En los últimos años, ha habido un gran impulso en la tendencia hacia la sostenibilidad. Las nuevas generaciones han comprendido la necesidad de manejar adecuadamente los recursos para asegurar la viabilidad a largo plazo del sistema económico en convivencia armónica con las necesidades del planeta. El sector bancario no es ajeno a esta tendencia -para provocar un cambio, necesitas financiarlo-, se ve afectado en varios ámbitos, y comienza a diferenciar en su política de financiación aquellos instrumentos que implican un mayor compromiso con inversiones compatibles con una economía más sostenible.

La regulación ha jugado también su papel. En el año 2020 se introdujo el Reglamento (UE) 2020/852, también conocido como Taxonomía europea, que, aunque de forma discutible por su apuesta por determinados sectores, estableció directrices para promover inversiones sostenibles en la Unión Europea y garantizar una mayor coherencia y continuidad en el ámbito de la sostenibilidad. Además, a través de la normativa complementaria, las empresas que están obligadas a publicar información no financiera según la Directiva 2013/34/UE deben ya incluir detalles sobre cómo sus actividades pueden ser consideradas ambientalmente sostenibles según los criterios técnicos definidos por la normativa.

Marcos de referencia

Tanto por los mencionados cambios sociales y a nivel regulatorio, como sobre todo por la emergencia climática que estamos viviendo, parecía muy importante acercarnos a la verdad acerca de cómo los diez bancos españoles que suscribieron los Principios de Banca Responsable (PRB) están implementando en la realidad los conceptos de finanzas sostenibles en relación a tres marcos de referencias diferentes:

◾ Los propios Principios de Banca Responsable de UNEP FI. Un marco para entidades financieras en transición que pone el énfasis en medir y evaluar las políticas y cambios que deben ir realizando las entidades para que estos puedan evolucionar hacia evidencias cuantitativas más adelante y puedan devenir en entidades bancarias con una política y carteras de inversión verdaderamente transformadora.

◾ El GABV Scorecard de la Global Alliance for Banking on Values (GABV), basado en los Principios de la Banca con Valores. Un marco de referencia muy ácido y exigente que utiliza la asociación con sede en los Países Bajos para medir el alineamiento real de sus bancos miembros con los principios de la banca con valores. Es un marco que se focaliza en datos fríos sobre qué he conseguido ya como entidad financiera, cómo es mi cultura, cuál es mi portfolio y qué parte de mi portfolio puede ser considerada como transformadora y centrada en financiar la economía real.

◾ La aplicación de la Taxonomía europea, que podemos considerar como un marco en desarrollo -no basado en principios, sino puramente regulatorio- y que verá informaciones más claras a partir de 2024. En esta edición del estudio todavía se centra en el llamado ratio de elegibilidad y algunos datos complementarios que permiten acercarnos tímidamente a visualizar si las entidades están operando con empresas y proyectos dentro del ámbito de la Taxonomía.

Imagen de la portada del estudio de la UPF-BSM

En términos generales, este estudio permite concluir, si observamos los niveles de cumplimiento de las recomendaciones que da UNEP-FI para el cumplimiento progresivo de sus principios, que todas las entidades analizadas están dentro de un proceso adecuado de integrar los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), el Acuerdo Climático de París y otros marcos relevantes a nivel nacional, regional o internacional explícitamente en sus políticas y estrategias comerciales. Esa adecuada transformación de estrategias y políticas, sobre el papel, todavía no viene acompañada en la mayoría de casos, de información suficiente sobre impactos positivos y negativos de la cartera de los bancos analizados,  con relación al tamaño de las entidades. Bastante fuego de artificio, pero evidencias muy parciales e insuficientes.

El análisis en relación con el segundo marco de referencia refuerza la conclusión anterior. Al evaluar a la banca española en base a un prisma muy exigente como el que aplica la GABV en el análisis de la banca con valores, se concluye que las entidades analizadas están todavía alejadas de los umbrales recomendados que marca ese modelo. De todas formas, hay que reconocer que estamos ante un punto de partida muy inicial desde el cual empezar a trabajar hacia un futuro donde la banca juegue en verdad un papel principal como multiplicador de las actividades con impacto positivo en las Personas, la Prosperidad y el Planeta.

En relación con el tercer marco de referencia analizado, se observa cómo todos los bancos objeto de análisis publican las ratios de elegibilidad exigidas por el reglamento de Taxonomía de UE, aunque las cifras obtenidas, debido a las propias limitaciones del sistema y a la heterogeneidad en las formas de aplicar la ratio en estos primeros tiempos de obligatoriedad, nos permiten deducir poco, de forma coherente con lo obtenido al revisar los otros dos marcos de referencia, con respecto al foco de la política de las entidades y a su verdadero impacto. En cualquier caso, las bajas cifras obtenidas en media ponderada nos permiten inferir que el porcentaje de los activos de las entidades que se dedican a financiar la transformación ecológica y social es todavía bajo y mejorable.

Marcos Eguiguren en la presentación del estudio
©UPF-BSM
Se aprecia voluntad, faltan indicadores claros

La reflexión final que podría hacerse del estudio es que algo se está moviendo en la banca española y que la mayoría de entidades están haciendo esfuerzos por mejorar su perfil como entidades que practican banca sostenible. De todas formas, esos esfuerzos todavía no se traducen en indicadores claros, comparables y observables que nos permitan de forma cuantitativa visualizar qué entidades están financiando qué tipo de actividades utilizando qué porcentaje de la totalidad de sus recursos en balance. La banca española está muy lejos de poder decir que una mayoría de los activos en los que invierten pueden considerarse orientados a actividades con impacto social o medioambientalmente positivo, aunque todas ellas pueden dar ejemplos aislados de ello. Tampoco tenemos datos suficientes que nos aporten una visión del posible impacto negativo de las actividades financiadas por las entidades.

Las principales recomendaciones del estudio se centran en la necesidad por parte de las entidades de alejarse de políticas que, en algunos casos, podrían considerarse como greenwashing. Igualmente, deben seguir avanzando en el cumplimiento acelerado del marco regulatorio de la Taxonomía a la vez que revisan su misión y propósito para incorporar las dimensiones sociales y medioambientales como parte esencial del mismo, e implican a los órganos de gobierno de las entidades en una transformación no estética sino profunda.

Al conjunto de bancos españoles se les sugiere que pacten una batería de indicadores sencillos, transparentes y comprensibles que puedan ser publicados por todos ellos, y como sector, de forma periódica, para que la ciudadanía pueda interpretar verdaderamente qué entidades están haciendo mayores esfuerzos para liderar el camino hacia la sostenibilidad.

A los reguladores y en general a las entidades que han creado los marcos de referencia utilizados en el estudio, se les recomienda que den un giro hacia la incentivación de los cambios adecuados en el modelo de gobierno de las entidades. Solo desde una profunda evolución de la forma en que se gobiernan los bancos, desde la aplicación de las políticas adecuadas y teniendo a las personas correctas en los puestos clave, se puede producir un avance sustantivo y rápido hacia la banca responsable.

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