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Finanzas Eticas

¿Inteligencia Artificial y Blockchain en temas sociales?

Un algoritmo que fije precios según las necesidades sociales, tecnología blockchain para abordar la inseguridad alimentaria o para hacer más transparentes las ...

De Sara Garcia Martin
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Un algoritmo que fije precios según las necesidades sociales, tecnología blockchain para abordar la inseguridad alimentaria o para hacer más transparentes las donaciones de una organización. El uso de estos desarrollos tecnológicos en iniciativas humanitarias o de impacto social está creciendo. Pero ¿son compatibles con proyectos de ámbito social?

Desde FEBEA (Federación Europea de Bancos y Financiadores éticos y alternativos) han querido reflexionar sobre las oportunidades y riesgos que ofrecen estos avances para mejorar la labor de las finanzas éticas y la economía social. Junto con el European Center for Social Finance han elaborado dos documentos de investigación que proponen algunas reflexiones sobre el rol de la inteligencia artificial y la tecnología blockchain en las finanzas sociales.

Tecnología Blockchain: almacenamiento seguro y transparente

A menudo, se asocia el concepto de blockchain con criptomonedas, opacidad en la información o especulación. Sin embargo, uno de los posibles beneficios de la tecnología de bloques para las finanzas sociales es su capacidad para aumentar la transparencia. El funcionamiento de esta tecnología elimina la necesidad de un registro central y distribuye la información de las transacciones entre todos los usuarios, de manera que es casi imposible alterar los datos almacenados. Permite, por tanto, el almacenamiento seguro y proporciona transparencia. Aplicado a las finanzas sociales y la economía social significa que inversores y clientes pueden realizar un seguimiento del uso de sus fondos y asegurarse que están siendo canalizados para el lograr el impacto social o ambiental deseado.

Ya existen iniciativas y proyectos sociales que experimentan con estos desarrollos tecnológicos. Por ejemplo, la asociación francesa HeHop ha desarrollado una aplicación que sirve como caja fuerte digital a mujeres víctimas de violencia de género. La plataforma ayuda a las víctimas a capturar pruebas utilizando sus dispositivos móviles y enviarlas automáticamente a un servidor encriptado, agregando datos de GPS a los archivos y creando documentos legalmente válidos para fines judiciales.

Pero la tecnología blockchain no solo ofrece un entorno seguro y verificable, también ha dado lugar a diferentes modelos de negocio y de gobernanza. A partir de la cadena de bloques se crean las DAO (Organización Autónoma Descentralizada), que buscan evitar la jerarquización. Se trata de entidades basadas en los llamados smart contracts (contratos inteligentes), un código informático situado en la cadena de bloques y firmado criptográficamente por las partes intervinientes. Se evitan intermediarios, se acaba con el papeleo, se reducen los tiempos y se elimina casi al 100% el riesgo de fraudes y malentendidos.

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La Fondazione Me.S.S.In.A. ya ha comenzado a experimentar los posibles usos sociales de estas nuevas tecnologías. En colaboración con la Universidad de Messina han creado «AndrΩn», versión innovadora de los bancos del tiempo. Se trata de una plataforma de intercambio de actividades, pero también de bienes y servicios, que pretende también tener una moneda (token) que no tenga carácter especulativo. Dentro de esta plataforma, AndrΩn Energy es una comunidad energética que comparte la energía producida a partir de fuentes renovables. El algoritmo de fijación de precios tiene en cuenta las necesidades sociales más que el mero balance energético, se implementa mediante contratos inteligentes (smart contracts) y las facturas se pueden pagar parcialmente con AndrΩn, vinculando así  la moneda complementaria.

Riesgos de la cadena de bloques

Estos ejemplos muestran el potencial de la tecnología blockchain, pero para poder implementarla dentro de las finanzas sociales y la economía social es necesario también abordar sus riesgos. Su uso social debe eliminar o minimizar los elementos especulativos que son usados, por ejemplo, en las criptomonedas. Otros desafíos están vinculados a la seguridad y la descentralización. Si bien, la tecnología Blockchain es segura, el ecosistema aún es vulnerable a los ataques cibernéticos. Por ello, es importante que las organizaciones de finanzas sociales implementen medidas de seguridad. Igualmente, dada la descentralización y anonimato de la cadena de bloques, las organizaciones sociales deben asegurarse de que sus sistemas blockchain cumplen con las regulaciones pertinentes (contra el blanqueo de dinero, la privacidad de datos, etc.) y que pueden identificar y mitigar cualquier riesgo de incumplimiento.

También es necesario ser conscientes de las grandes cantidades de energía que consume esta tecnología. Según la revista Nature, el sistema de minería de la moneda Bitcoin tiene un impacto medioambiental a la altura de las actividades más contaminantes del planeta. Igualmente, es importante que las entidades sociales se aseguren que los beneficios de esta tecnología se distribuyan de manera justa y que todos tengan la oportunidad de beneficiarse de su desarrollo y uso.

La Inteligencia Artificial en las finanzas sociales

Junto a la tecnología blockchain, la inteligencia artificial (IA) tiene un papel central en la transformación digital de la sociedad. Algunas tecnologías con inteligencia existen desde hace más de 50 años, pero los avances en la potencia informática, la disponibilidad de enormes cantidades de datos y nuevos algoritmos han permitido que se den grandes avances de IA en los últimos años. Su avance ha pasado a ser una prioridad de la Unión Europea, pudiendo esperar una Ley europea de Inteligencia Artificial en 2024. 

Según la definición de la UE, la inteligencia artificial pueden ser sistemas de software (asistentes virtuales, software de análisis de imágenes, motores de búsqueda, sistemas de reconomiento de voz y rostro, etc.) o sistemas de inteligencia artificial integrada: robots, drones, vehículos autónomos, etc. Si bien estas herramientas aplicadas al sector financiero pueden ayudar a identificar y mitigar riesgos, hay numerosos casos donde la toma de decisiones basada en herramientas de IA perpetúa sesgos y amplía la brecha tecnológica.

Por ejemplo, ¿usas una dirección electrónica de hotmail o yahoo? ¿tienes un teléfono Android o eres usuario de Apple? ¿Compras on line por la mañana o por la tarde? Una investigación sobre el poder predictivo de la huella digital de las personas en la morosidad de los préstamos determinó que los usuarios de hotmail/yahoo, los usuarios de Android y quienes realizan sus compras por la tarde tienen tasas de impago de créditos más altas que usuarios de Apple o quien hace sus compras por la mañana.

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En ello se basa la empresa sueca Klarna, servicio de pagos bancarios on line, quien en su modelo de puntuación de clientes utiliza aspectos como el host de correo electrónico, el sistema operativo o el tipo de dispositivo para evaluar qué tipos de pago poner a disposición de la persona clienta. Es fácil imaginar cómo tales sistemas podrían afectar negativamente a las personas desfavorecidas que puede que no dispongan de un dispositivo Apple o de un servidor de correo electrónico de pago. 

A pesar de este uso de los algoritmos, seguramente la IA se puede usar para identificar patrones que ayuden a comprender mejor las necesidades de las personas usuarias y beneficiarias. En el caso de las organizaciones financieras éticas, los algoritmos de IA pueden ayudar a analizar informes financieros, evaluaciones de impacto y otros datos para evaluar los posibles retornos y riesgos de las inversiones sociales. También la IA puede permitir personalizar servicios, atendiendo las necesidades específicas. Por ejemplo, la IA puede identificar poblaciones desatendidas y diseñar intervenciones adaptadas a sus necesidades específicas.

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No obstante, al igual que con la tecnología blockchain es importante tener en cuenta algunos aspectos a la hora de diseñar su implementación en la economía social y las finanzas sociales. Con el uso  cada vez mayor de la IA existe el riesgo de que la información personal se recopile y use sin consentimiento, por lo que uno de los principales desafíos en los temas sociales está relacionado con la privacidad y seguridad de los datos, evitando a la vez el sesgo en los algoritmos de IA que podría conducir a la discriminación de ciertos grupos de personas. Y, al igual que con la cadena de bloques, es importante evitar que el uso de la tecnología y la reducción de las interacciones cara a cara, aumente la brecha digital y debilite las redes sociales y la cohesión social tan importante en el ecosistema de las finanzas sociales y la economía social.

En definitiva, la tecnología blockchain y la inteligencia artificial ofrecen interesantes oportunidades para mejorar la forma en que las finanzas éticas contribuyen a la economía social y apoyan a organizaciones de la economía social en la mejora de sus servicios. No obstante, aspectos como la transparencia, la privacidad de datos o la facilidad de uso deben ser tenidos en cuenta para evitar y minimizar los componentes especulativos o la ampliación de la brecha tecnológica que ya existe en determinados sectores de población.

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