El capital social, el impulso y la estabilidad de las finanzas éticas
“Tenemos una línea roja: no acudir a bancos comerciales para financiarnos”. “Somos reacias a su manera de trabajar, nos tratan como una empresa, y ...
De Alba Crespo Rubio“Tenemos una línea roja: no acudir a bancos comerciales para financiarnos”. “Somos reacias a su manera de trabajar, nos tratan como una empresa, y nosotras trabajamos centradas en las personas, no buscamos el beneficio económico. Estamos en planos muy distintos”. Lo cuenta Ana Verona, de la Asociación Solidari@s Sport, una entidad sin animo de lucro que trabaja hace más de 10 años por el desarrollo local de Linares, en Jaén , y por la inclusión social y laboral de sus habitantes.
Dice que en la banca ética encontraron esa conexión, y además, después del apoyo financiero, “nos acompañan se preocupan por nuestro camino, y se mantienen cercanos y se interesan por el estado del proyecto en todo el proceso”.
Coincide con la experiencia de la cooperativa murciana Vaya Tela, que empezó haciendo mascarillas y batas para el personal sanitario en los momentos más críticos de la pandemia y ahora confeccionen ropa para diseñadores locales y camisetas para personalizar. Paula, una de sus socias trabajadoras explica que la banca ética y cooperativa se ajusta a su “filosofía”: “tenemos cuenta en Fiare Banca Etica y somos socias, porque también queremos aportar a que otros proyectos se hagan realidad”.
Capital Social para vincularse, sostener y replicar
Y esa es, precisamente, una de las características de las finanzas éticas. El uso que se le da al capital social en las entidades de finanzas éticas y cooperativas: la aportación inicial que cada persona socia ha “invertido” en la entidad.
“El capital social es imprescindible para que el banco pueda dar crédito”, comenta Manuel Adame, miembro del Grupo de Impulso Territorial (GIT) de Galicia Sur de Fiare Banca Etica. Explica que siendo socia “pasas a formar parte, ser uno más”, y eso conlleva “por un lado, más estabilidad para la cooperativa, y por el otro lado, hay más capital disponible para financiar más proyectos de la ESS, que es el objetivo de Fiare”.
Otro de los pilares de este concepto es la posibilidad de vincularse, ser parte del proyecto. “No estamos hablando de acciones y de accionistas. Aquí no se cobran dividendos, sino que aportas un mínimo capital para poder implicarte, para conocer el funcionamiento de la banca, ser informada y para poder aportar y participar en los debates y en la toma de decisiones de las asambleas”. Así lo resume Maria Antonia Bartolí, que fue referente de Zona Mediterránea en Fiare Banca Ética hasta este 2020.
“Parece un sueño”, dice Manuel Adame, «pero que existan estos procesos nos permite algo tan bonito como los hermanamientos (o gemmellagio) con otros núcleos de socias» (por ejemplo como ha pasado entre los GITs de Galicia y el de Rimini-San Marino en Italia), y eso permite «conocer a personas increíbles que forman parte de esta red de socias».
Bartolí añade sobre la participación en los grupos territoriales y en las asambleas de socias: “ha habido debates, conflictos, evidentemente, porque en un colectivo, hay mucha gente diferente, pero aquí también está la riqueza. Y esto, el capital social lo provoca, lo genera, lo pone en valor”. Y es lo que tanto Antonia, como Manuel, o Javier ponen también en valor.
Cómo se llega a las Finanzas Éticas
Javier Moreno siempre ha sido un “activista ciudadano, comprometido, militante e involucrado en diversas causas” y explica que hacerse socio de Fiare, para él, significó pasar de la reivindicación a la acción. Y por otro lado, ver y demostrar que el consumo es un acto político ya que “tanto la ropa que vistes, la comida que comes, la energía que usas, como el banco en el que depositas e inviertes te posicionan frente al sistema”, y esta es una manera “elegida, responsable y sostenible para el planeta y la vida ahora y la de las generaciones futuras” de hacerlo. Este es un camino que la mayoría de personas socias han seguido.
Moreno reconoce que “no nos queda más remedio que vivir en contradicción”, pero a pesar de eso “se puede ser el máximo de coherente con tus reivindicaciones y ideas”. “Hay quien exige y reivindica una transformación social, cambios económicos y políticos”, dice, pero “sigue invirtiendo en bancos que tienen acciones e invierten en armas, o extractivismo, o energías sucias”, a pesar que “¡sí hay un lugar dónde invertir de manera coherente!”
Solid@rias Sport y Vaya Tela son socias de Fiare Banca Etica además de FonredESS, una red de microfinanzas que se organiza en diferentes lugares del Sur del Estado para ofrecer ayudas reintegrables (préstamos pequeños, sin intereses) a los proyectos de la economía social y/o solidaria que necesitan un pequeño empuje para sostenerse o coger impulso. Después de conocer el funcionamiento de FonrRedESS, la Asociación de Linares se unió a la banca ética a través de Fiare Banca Etica, y Vaya Tela ya tenían cuenta en Fiare desde los inicios.
Desde el Ayuntamiento de Barcelona, cuentan que se hicieron socias hace unos años para poder tener cuenta en Fiare Banca Etica. Según Jordi Ayala, gerente de Presupuestos y Hacienda de esta institución, las finanzas éticas son una apuesta política, así como lo es el esfuerzo en la promoción de la ESS que también se está llevando a cabo desde la actividad municipal.
Éste, como muchos otros ayuntamientos en el estado español (la mayoría de pueblos más pequeños que la capital catalana) han decidido colaborar con la banca ética, pero Ayala argumenta que el objetivo de la banca ética no es prestarle dinero a la administración pública, sobre todo por una cuestión de volúmenes: “manejamos unas cifras de tesorería y de deuda millonarias, algo que saturaría a las entidades, todavía pequeñas”.
Por eso, cuenta, en Barcelona se hizo al revés: “se buscó la vía de colaboración más fructífera para la banca ética”, que resultó ser un fondo de préstamos para proyectos de la ESS. Se hace un préstamo a las cooperativas de finanzas éticas Coop57 y Fiare, que hacen el crédito, y el mismo ayuntamiento asume el riesgo de estas operaciones. Así, se pueden financiar proyectos que quizás no tienen la solidez económica que se busca desde las finanzas éticas. Y aún así, apunta Jordi Ayala, «ninguno ha sido fallido».
Ayala explica cuál es el camino de esta colaboración, a la vez que se promociona y da espacio a la Banca Ética, “hay que modular la actividad de la banca tradicional”, con la que asegura les es inevitable tener que trabajar. ¿Cómo? Poniendo criterios sociales y éticos estrictos a estas entidades, igual como se hace con la contratación pública.
El boca a boca, la mejor publicidad
“Todas las personas que me conocen te dirán que les he hablado de Fiare”, bromea Manuel Adame. A su vez, asegura que conoce al 80-90% de socias de Galicia. “No tenemos oficina del banco cerca, así que nosotras desde el GIT tenemos el rol de difundir la tarea y acompañar a las que ya forman parte en sus necesidades y gestiones”, explica. Lo define con una imagen: “es un trabajo de siembra”, porque entidades con las que hablaron desde el GIT hace unos años, ahora, cuando tienen la necesidad, acuden a éste para conseguir financiación e involucrarse.
Esta siembra también tiene sentido para lo que cuentan Ana Verona y Paula. Después de la ayuda que les sirvió para profundizar en su línea de apoyo a mujeres y mujeres migrantes, en Solidari@ Sport se hicieron socias de FonRedESS, para así contribuir a impulsar otras iniciativas, “provocando un efecto dominó” que extienda las ayudas reintegrables al máximo de proyectos posibles. “Lo hicimos porque entendimos que al entrar a formar parte de esta red podíamos ayudar a dar a conocer la propuesta, a financiar otras entidades, y además es un punto de encuentro para intercooperar con otros proyectos, dice Verona.
Vaya Tela también se han hecho socias de FonRedESS, después de devolver la ayuda reintegrable, para intentar “generar un nodo de incidencia en Murcia, para que más gente lo conozca”. Se han sumado y están impulsando el pequeño núcleo local desde el que hacer esta tarea de incidencia en su entorno. Lo hacen convencidas de que hay que proponer y extender las opciones de financiación alternativas a los bancos comerciales.
Y también a nivel de instituciones públicas ha sido esta la receta: compartir la experiencia desde el Ayuntamiento de Barcelona con otras instituciones públicas y administraciones de otras ciudades para promover esta alianza de lo público con las finanzas éticas.
«Al final no hay mejor publicidad que contar lo que somos«, explica Maria Antonia Bartolí, que ha hecho muchas charlas contando cómo funciona la banca ética y cooperativa de la que forma parte. «El valor de capital social es tener la posibilidad de formar parte del entramado organizativo, tener voz, y a la vez dar liquidez para poder financiar a los proyectos, hacer funcionar toda la maquinaria del crédito«, concluye.