El banco suizo que apostó por la ética y la transparencia
Suiza es sinónimo de banca privada y discreción financiera. Pero desde hace más de tres décadas existe una excepción: Alternative ...
De Sara García MartínSuiza es sinónimo de banca privada y discreción financiera. Pero desde hace más de tres décadas existe una excepción: Alternative Bank Schweiz – Banque Alternative Suisse (ABS), una cooperativa bancaria que apuesta por la transparencia y por unas finanzas éticas con impacto social y ambiental. «ABS nació en 1990 con el apoyo de organizaciones ecologistas, cooperativas de vivienda, partidos progresistas, ONG de cooperación internacional y numerosas personas particulares. El objetivo era crear un banco para quienes compartían valores éticos, con criterios sociales y ambientales y una política de no evasión fiscal”, recuerda Dominique Roten, Responsable de alianzas en la región de Romandía de ABS
Tras varios años de trabajo preparatorio, ABS obtuvo su licencia bancaria en 1990 y abrió su primera sucursal en Olten, en el cantón suizo de Solothurn, el 29 de octubre de ese mismo año. Su capital inicial procedía de unas 50 organizaciones fundadoras y numerosos particulares. Desde su fundación, ABS ha ido marcando hitos que reflejan su singularidad dentro del sistema financiero suizo. Tras expandirse con nuevas oficinas y servicios en la década de los noventa, la entidad introdujo innovaciones como un sistema propio para evaluar la sostenibilidad de los edificios (conocido como ABS Property Rating).
Su compromiso con la ética se reforzó en 2006 con la entrada en la red europea FEBEA y la creación de un comité ético independiente, y en 2009 con la construcción de una sede sostenible y su participación como miembro fundador de la Global Alliance for Banking on Values. Más recientemente, ha dado pasos decisivos hacia la transparencia climática al publicar la huella de carbono de sus financiaciones y ha recibido el reconocimiento del Premio Suizo de la Ética en 2022.

Un banco con servicios tradicionales… y valores distintos
Técnicamente, ABS ofrece la mayoría de servicios de un banco convencional: cuentas corrientes, ahorro, préstamos, hipotecas, banca electrónica, tarjetas y asesoría en inversión y gestión patrimonial. La diferencia está en cómo se toman las decisiones y qué principios rigen la actividad. “Todas nuestras operaciones se guían por criterios sociales y ambientales. No buscamos maximizar beneficios, sino aplicar una política de suficiencia de beneficios: obtener lo necesario para sostener la misión y garantizar la resiliencia a largo plazo”, explica Roten.
A esta filosofía se suma la transparencia: cada año, ABS publica la lista completa de los préstamos concedidos. Y en el ámbito laboral, aplica políticas internas poco habituales en el sector financiero: igualdad de género, ausencia de bonus y una relación máxima de 1:5 entre el salario más bajo y el más alto. Los sectores prioritarios son coherentes con sus valores: vivienda social, agricultura ecológica, energías renovables, PYMEs, salud y educación. Y cuenta con una extensa lista de exclusiones, que abarcan desde los combustibles fósiles hasta las industrias que dañan el clima.
ABS está plenamente regulada por la autoridad financiera suiza (FINMA). Sin embargo, su gobernanza va más allá de las obligaciones legales: en 2024, la entidad completó su transición hacia un modelo sociocrático, una estructura que amplía la participación y refuerza la toma de decisiones compartidas. Los accionistas participan a través de la Asamblea General, y en ocasiones también se consulta a los clientes. “ABS es, ante todo, una organización sociocrática. La participación es parte de nuestro ADN”, señala Roten.

Retos y oportunidades
Ser un banco ético en un país como Suiza no está exento de dificultades. La mayoría de entidades financieras ofrecen hoy productos “verdes” o fondos de sostenibilidad, pero solo como una parte muy pequeña de su negocio. “Nuestro reto es mostrar la diferencia que supone una aproximación integral, como la que describen nuestras directrices éticas. También debemos seguir midiendo el impacto y adaptándonos a la regulación”, apunta Roten
ABS es miembro activo de FEBEA, la red europea de finanzas éticas, lo que le permite compartir experiencias con entidades similares en todo el continente. Preguntado por qué le diría a una persona joven que desconfía del sistema bancario, Roten responde con claridad:
“Las finanzas pueden ser una herramienta poderosa para el cambio positivo. En ABS, tu dinero apoya energías renovables, vivienda justa, agricultura orgánica, iniciativas climáticas y empresas sociales. Depositar en ABS es invertir en un futuro más justo y sostenible”.