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Parte 1
Política Financiera

“En banca, priorizar el crecimiento sostenible y la prudencia permite superar muchos obstáculos» Cristina Freijanes, secretaria general de la UNACC

Cristina Freijanes Presmanes es la secretaria general de la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito, organización que agrupa a 42 cooperativas de cré...

De Pere Rusiñol
Cristina Freijanes Presmanes, Secretaria General de la UNACC

Cristina Freijanes Presmanes es la secretaria general de la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito, organización que agrupa a 42 cooperativas de crédito españolas, que pese a la reestructuración brutal del sector financiero desde el crash mundial de hace una década han logrado mantener un modelo de proximidad muy enraizado en el territorio. Con más de 120.000 millones de euros en activos y 1,5 millones de socios, las cooperativas de crédito de la UNACC rozan el 10% de los depósitos totales en España.

¿Cómo afecta a las cooperativas de crédito la nueva ola de fusiones bancarias? 

Creemos que puede ser una oportunidad para seguir posicionándonos como un modelo de banca alternativa al de las grandes entidades, una banca con raíces y vinculada al territorio y a las personas. Nosotros seguimos apostando por defender nuestro modelo de negocio basado principalmente en la cercanía y la atención presencial ligada a la gran capilaridad de nuestra red de oficinas, y con gran impulso de la banca digital.

La filosofía de la banca cooperativa es financiera pero también social y cultural y esos son aspectos que están siendo decisivos en el momento que estamos viviendo. Nuestras sucursales han permanecido abiertas al público durante el confinamiento y ello demuestra el compromiso de las entidades y la implicación de todas las personas que forman parte de estas.

¿También consideran imperativo crecer? ¿Es realmente imprescindible?
No es imprescindible, pero sí necesario. Las asociadas a la Unacc son muy diversas en tamaño, número de oficinas, volumen de clientes, etc. y lo lógico es que a esa pregunta responda cada entidad. En todo caso y, basándonos en los hechos, cabe decir que las cooperativas de crédito asociadas a la Unacc resistieron bien la crisis de 2008 y no han dejado de crecer desde entonces. Ello nos ha permitido obtener recursos para seguir reforzando nuestra solvencia, invertir en la digitalización, adaptarnos a los constantes cambios regulatorios y continuar financiando los proyectos de nuestros socios y clientes.

Ahora bien, la estrategia seguida no se ha basado exclusivamente en el crecimiento sino también en fortalecer nuestros fundamentales, las estructuras centrales que ya existían y en la prudencia. El conocimiento de nuestros socios y clientes es clave a la hora de valorar los proyectos de financiación personal o empresarial.

¿No corremos el riesgo de aumentar la exclusión financiera, tanto de las personas con menos recursos como de territorios?

La exclusión financiera es un problema que nos preocupa y del que se ocupan las cooperativas de crédito y por eso renunciamos a cerrar oficinas simplemente porque no son rentables. Somos un motor económico que contribuye al desarrollo local, a la vez que un apoyo para las personas de nuestro entorno y por eso nos mantenemos en localidades de muy baja densidad de población, que de no ser por la banca cooperativa se quedarían sin servicios financieros. De hecho, el 40% de las oficinas están en municipios de menos de 5.000 habitantes.

La España vaciada es una realidad que nos preocupa y por eso seguimos manteniendo nuestras oficinas abiertas. Eso no significa que no prestemos atención a zonas industriales y a las ciudades, porque seguimos estando en núcleos urbanos.

¿Cómo podrán competir con los grandes gigantes del sector, cada vez mayores? 

Nuestra fortaleza radica en un modelo de negocio diferente. Nuestras entidades dedican la mayor parte de los resultados a reforzar su solvencia situando su ratio de capital por encima de la media del sector bancario, lo que les ha permitido sobrevivir a situaciones muy adversas; prueba de ello es que hay asociadas que ya han superado los 100 años.

También hay que tener en cuenta que uno de los rasgos característicos de las cooperativas de crédito (no solo en España, sino en la banca cooperativa europea) es la centralización de determinados servicios para obtener economías de escala y la creación de grupos cooperativos. Ello permite ofrecer los mismos servicios que cualquier entidad sin abandonar el territorio de origen y seguir atendiendo las necesidades de sus socios y clientes pero amortiguando los costes.

¿Los requerimientos regulatorios cada vez más exigentes perjudican más a las entidades?

Sin duda. La regulación se ha creado para grandes entidades, de modo que, aunque siempre se hable del principio de proporcionalidad, cuesta mucho dimensionar la normativa para las entidades pequeñas y no complejas. La aplicación del principio de proporcionalidad es una demanda constante no solo de la Unacc sino de la Asociación Europea de Bancos Cooperativos (EACB por sus siglas en inglés), a la que pertenecemos, cuya actividad ha sido esencial para lograr los avances producidos en el nuevo paquete de regulación de solvencia.

No obstante, consideramos que sigue siendo insuficiente. Las asociadas a la Unacc están obligadas a fuertes obligaciones de reporte, especialmente intensivo este año y todo ello conlleva un gran esfuerzo humano, desarrollos tecnológicos, diseño de procedimientos, formación continua de nuestros equipos e importantes inversiones.  Debemos seguir trabajando con los reguladores y supervisores para concretar la proporcionalidad para que la regulación no sea un freno a la innovación.

Pero no es eso lo único que nos preocupa. Como todo el mundo sabe, no entendemos que haya entidades prestando servicios financieros con distintas reglas de juego simplemente porque no son entidades de crédito y, por lo tanto, no estén sometidas a la misma regulación.

¿Es viable el negocio bancario en tiempos de tipos de interés negativos? ¿Cómo? 

La perspectiva en torno a los tipos de interés bajos es compleja. Por una parte, se mantienen bajos para contribuir la recuperación económica, pero por otra afectan a la rentabilidad bancaria, lo que, a la larga, puede dañar la solvencia. La ecuación no es fácil de resolver y como esta situación se está prolongando en el tiempo, permanentemente buscamos alternativas que nos ayuden a la generación de ingresos y la optimización de la eficiencia, para lo que la tecnología será un gran aliado.

¿Tienen relación con el sector de la banca ética? ¿Se sienten más próximos al movimiento de banca ética o a la banca convencional? 

A nosotros no nos gusta etiquetarnos en uno u otro grupo porque somos banca cooperativa y nuestra razón de ser es dar un buen servicio a los socios y clientes. Como empresas de la economía social, priorizamos el crecimiento sostenible y la prudencia y ello nos ha permitido superar muchos obstáculos.

Nuestro modelo ha impulsado el crecimiento económico de los territorios y el emprendimiento; además, el Fondo de Educación y Promoción (FEP) es un instrumento relevante de nuestra acción social. La banca cooperativa nace sobre unos principios comunes que hoy hacen que en Europa demos servicio a más de 200 millones de clientes a través de más de 3.000 entidades.

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