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Emergencia Climática

Finanzas y clima: más relación de la que piensas

Estos días las conversaciones sobre clima, cambio climático o desastres ambientales están a la orden del día. Las terribles inundaciones en ...

De Sara Garcia Martin
Foto ©iStock

Estos días las conversaciones sobre clima, cambio climático o desastres ambientales están a la orden del día. Las terribles inundaciones en Valencia han vuelto a poner la emergencia climática en el foco del debate público y privado. A ello se suma el inicio de la 29ª Conferencia sobre el Cambio Climático (COP29), que tiene lugar en Bakú (Azerbaiyán), del 11 al 22 de noviembre de 2024. ¿Pero qué tienen que ver las finanzas con el clima?

La COP29 tiene como tema central la financiación. Con la ausencia de líderes de destacadas economías y la reciente reelección de Donald Trump, que agita el fantasma de la retirada de EE.UU. del Acuerdo de París, acordar y cuantificar un nuevo objetivo global de financiación climática no es tarea fácil. Para el secretario ejecutivo de la ONU para el Cambio Climático, Simon Stiell, la lucha contra el cambio climático «no es una obra de caridad«. En el discurso de inauguración de la Conferencia apeló a los asistentes a actuar: «no podemos permitirnos seguir acabando con vidas y medios de subsistencia en todas las naciones, así que hagámoslo realidad».

La financiación, un obstáculo 

La financiación sigue siendo un obstáculo central para el impulso de acciones climáticas que requieren de grandes inversiones. Según la última evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), los flujos financieros actuales para la mitigación del cambio climático deben incrementarse entre 3 y 6 veces, si nuestra intención es limitar el aumento de la temperatura global a 2 °C o menos. Para acometer proyectos es necesaria la financiación, por lo que bancos, aseguradoras y, en general, todo el mundo financiero, tienen una gran responsabilidad en el cambio climático que está alterando la vida en el planeta.

La última cumbre climática (la COP28, celebrada el pasado año, en Dubai) reconoció la necesidad de una transición para abandonar combustibles como el petróleo o el gas. Sin embargo, actores económicos como los grandes bancos europeos no parecen haber iniciado realmente una transición ecológica en su modelo de negocio. Un reciente informe de Reclaim Finance  muestra como los principales bancos europeos aportaron más de 200.000 millones de dólares, entre 2021 y 2023, en financiación para la expansión de los combustibles fósiles. Y casi todos los bancos analizados han seguido financiando a empresas que desarrollan nuevos proyectos de petróleo y gas en 2024. «Las cifras muestran que, en realidad, cuando financian a estos promotores de petróleo y gas, los bancos europeos están financiando principalmente combustibles fósiles. Los reguladores deben tomar nota y asegurarse de que los planes de transición de los bancos sean examinados adecuadamente y no sean un mero vehículo para un lavado de imagen aún mayor«, afirma Noam-Pierre Werlé, analista de políticas de Reclaim Finance.

 

Tabla del informe ©bankingonClimateChaos24
Maximización de beneficios

Desde sus inicios, las finanzas éticas ponen la defensa del medio ambiente y los derechos de las personas como primer criterio para seleccionar una inversión. Según el último Barómetro de las Finanzas Éticas 2024, el 19,8% de los préstamos realizados por las entidades de finanzas éticas en nuestro país se dedicó a proyectos medioambientales y de transición energética, un sector estratégico para la transformación que buscan estas entidades. Pero también incorporan criterios ambientales en todas sus actividades y financiaciones por lo que excluyen la financiación de actividades relacionadas con los combustibles fósiles, garantizando la coherencia en todas sus actuaciones.

La maximización de beneficios sigue siendo el objetivo detrás de las actuaciones de grandes bancos y corporaciones lo que convierte a los temas medioambientales, en muchas ocasiones,  en un simple factor competitivo. Se promocionan productos «sostenibles» para responder a una petición del mercado o limpiar la imagen, pero el resto de las actividades realizadas generan impactos fuertemente negativos. La búsqueda de la sostenibilidad no puede abordarse solo desde la perspectiva medioambiental, debe ser un principio que guíe todas las actuaciones.

«¿Les gustaría que suban aún más sus facturas de alimentación y energía? ¿Les gustaría que su país deje de ser competitivo económicamente? ¿Realmente, quisieran más inestabilidad mundial, que cobre vidas? Esta crisis afecta de un modo u otro a todas las personas del mundo”, advirtió Simon Stiell, en el discurso inaugural de la COP29. Por ello, el acuerdo derivado de esta cumbre mundial para hacer frente al cambio climático debería abandonar la visión compensatoria y mitigadora, que perpetúa el modelo existente, y buscar la maximización de beneficios para la ciudadanía global y el planeta, no de intereses individuales. El resto será pantomima.

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