SpainNAB: impulso a la inversión de impacto en España
El mundo se enfrenta a importantes riesgos derivados de la crisis climática y de la pandemia de COVID-19 que amenazan el bienestar, la prosperidad ...
De Jose Luis Ruiz de Munain, Director General de SpainNABEl mundo se enfrenta a importantes riesgos derivados de la crisis climática y de la pandemia de COVID-19 que amenazan el bienestar, la prosperidad y la vida tal y como la conocemos. A esto se le suma la necesidad de acelerar el ritmo a nivel global para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. Dar respuesta a estos retos requiere encontrar nuevas fórmulas que permitan sumar capital privado a los recursos públicos y filantrópicos usados hasta la fecha.
En este contexto, la inversión de impacto ha emergido a nivel global como una respuesta innovadora, cada vez más extendida a los retos actuales a los que nos enfrentamos. La inversión de impacto es aquella que busca de forma intencional un impacto social y/o medioambiental positivo medible, además de un retorno financiero. Pasando del binomio riesgo / rentabilidad al trinomio impacto / riesgo / rentabilidad, perseguimos un cambio histórico en nuestras economías incorporando el impacto en la toma de decisiones económicas y de inversión, en beneficio de las personas y el planeta. La inversión de impacto se convierte así en una herramienta (prácticamente una filosofía) que busca transformar nuestros sistemas económicos en economías de impacto, es decir, economías que sitúan el impacto social y medioambiental en el centro de sus decisiones.
SpainNAB, Consejo Asesor para la Inversión de Impacto
A este objetivo se dedica SpainNAB, el Consejo Asesor para la Inversión de Impacto, un grupo de 28 personas y organizaciones que trabajan para impulsar la inversión de impacto en nuestro país, garantizando la integridad de este mercado en pujante crecimiento. SpainNAB es el representante de España frente al GSG (Global Steering Group for Impact Investment), una iniciativa surgida en 2013 en el marco de la presidencia británica del G8. Presidida por el considerado padre de la inversión de impacto, Sir Ronald Cohen, es la principal plataforma global para impulsar este tipo de inversión, y de la cual forman parte ya 34 países y la Unión Europea.
En junio de 2019, cuando España se unió al GSG y se constituyó SpainNAB, partíamos de una cifra de inversión de impacto próxima a los €90m por parte de los fondos de capital privado; entonces, nos comprometimos a trabajar para multiplicar por cuatro el tamaño del mercado en dos años. En junio de 2021 anunciamos que el capital gestionado en 2020 era ya de €2.378m, incluyendo a nuevos actores como fundaciones, inversores institucionales o la banca ética y social.
Estas cifras constatan la diversidad del mercado para atender a las necesidades de financiación de diferentes organizaciones. Más allá de los Fondos de Capital Privado, hay otro tipo de entidades, como la banca ética y social, que gestionan €1.521m de capital o las fundaciones con €242m. En el caso específico de la banca social, se han mapeado ocho vehículos de banca ética, cajas laborales y otras entidades bancarias que ofrecen financiación de impacto. Son los actores que llevan más años operando en el mercado español y sus carteras de préstamos ascienden a 1.521 millones de euros, el 64% del total del sector.
Rápido crecimiento del sector
Los datos muestran también el rápido crecimiento y grandes expectativas del sector, con un crecimiento del 26%, 24% en el caso de la banca ética, respecto 2019, resaltando el potencial de crecimiento de este mercado. Para 2021, el sector espera también un crecimiento significativo de dos dígitos.
En cuanto a instrumentos, la mayor parte de la inversión de impacto se canaliza a través de deuda y capital no cotizados (el 75 % y el 25 % respectivamente), con una cierta variación en los retornos esperados, en el plazo (entre 4 y 6 años). En el caso de la banca ética y social, el retorno financiero promedio es del 3,1% con un mínimo del 2% y un máximo del 4%. El tamaño de las inversiones es de un promedio de €1m, y de 226.245€ en el caso de la banca ética.
La inversión de impacto se destina a todas las etapas de desarrollo de las empresas sociales. Si bien la banca ética suele orientarse hacia todas las etapas mientras que los fondos de capital privado se centran más bien en las etapas de crecimiento y las fundaciones en las de incubación y validación.
Retos: participación del sector público
Todos estos datos provienen de un Estudio, realizado por Esade y SpainNAB con una metodología pionera y que ha servido para entender la oferta de capital, sus actores y características que definen sus estrategias. La reciente regulación SFDR, que agrupa dentro de una misma categoría productos de inversión sostenible muy diversos, y las disparidades en el cálculo del tamaño de la inversión de impacto como parte de la inversión sostenible, hacen más necesario que nunca un estudio como este para preservar la integridad de este mercado en pujante crecimiento. Actualmente nos encontramos realizando la segunda edición del informe que se presentará en junio de 2022.
Todas estas conclusiones indican que el mercado no solo ha crecido en cifras, si no también en número y naturaleza de actores. En definitiva, la adhesión de España al GSG y la constitución de SpainNAB ha supuesto un revulsivo para hacer crecer la Inversión y Economía de Impacto en nuestro país. Desde entonces esta ha ido ganando terreno, con nuevos actores e iniciativas, mayormente privadas.
Sin embargo, el mercado aún no cuenta con el volumen y dinamismo que correspondería a un país como el nuestro. El éxito de esta revolución necesita de un sector público involucrado de manera activa tal y como ha ocurrido en países de nuestro entorno. En esta revolución de impacto, la banca ética y social deberá jugar también un rol predominante. Así lo recoge el Plan de Acción Europeo para la Economía Social donde el tercer sector y la empresa social requerirán de nuevos instrumentos financieros que les permitan su crecimiento a escala igual que ha sucedido en países como Francia a través de los fondos solidarios 90/10.