“Si estás financiando a empresas que exportan armamento a determinados países, puedes estar financiando un conflicto armado”. Entrevista a Eduardo Aragón, investigador del Centre Delàs.
La campaña Banca Armada lleva años mostrando los vínculos de de instituciones bancarias españolas con empresas fabricantes de armas, a travé...
De Sara Garcia MartinLa campaña Banca Armada lleva años mostrando los vínculos de de instituciones bancarias españolas con empresas fabricantes de armas, a través de su financiación. El objetivo es denunciar públicamente a las instituciones bancarias que financian la industria militar, para así lograr una base social sensibilizada y exigir unas políticas éticas y responsables a nivel político, social y medioambiental.
El Centre Delàs es una de las entidades impulsoras de la campaña. Como centro de investigación ha publicado numerosos informes desvelando la relación entre entidades financieras y empresas de armamento. Su informe ‘Financiación de las armas de la guerra de Yemen‘, un análisis sobre la financiación de las empresas de armas que exportaron a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (2015-2019), recibió el Premio Desalambre 2021, otorgado por elDiario.es, al mejor trabajo de documentación e investigación de ONG.
Entrevistamos a Eduardo Aragón, uno de los investigadores del centro.
¿Qué es el Centre Delàs? ¿De dónde surge?
El Centre d’Estudis per la Pau J.M. Delàs es una entidad sin ánimo de lucro, una entidad independiente que investiga sobre el ciclo económico militar. Esto significa investigar todo lo que rodea al gasto en defensa, quién financia a las empresas con contratos armamentísticos, comercio de armas o qué relación tiene el militarismo con el género, etc. Es decir, a partir del gasto vamos viendo conexiones con diferentes temas. El Centre Delàs nació en el marco de la entidad Justícia i Pau y llevamos más de 20 años trabajando como un centro de investigación sobre temas relacionados con el desarme y la paz.
Una de las campañas que tenéis es Banca Armada. ¿Qué objetivo tiene esta campaña?
En el ciclo económico militar una de las partes importantes es la financiación que reciben las empresas. Hace bastantes años, personas del Centre Delàs empezaron a investigar para ver la relación entre instituciones financieras y empresas armamentísticas, porque era algo que se sobreentendía, pero no se le había puesto datos. Al final los grandes conglomerados armamentistas necesitan financiación e inversiones para poder desarrollar su actividad. Por eso empezamos a intentar descubrir quien estaba detrás de la financiación.
¿Qué vínculos existen entre las entidades bancarias y las empresas armamentísticas?
Las empresas armamentísticas, como empresas, tienen que financiar su propia actividad, su personal, sus proyectos, etc. y acuden a entidades financieras para crédito. También hay bancos que directamente son accionistas de estas empresas, compran acciones, para generar su actividad. Al final los intermediarios financieros, grandes inversores institucionales, fondos de inversión, bancos, aseguradoras… todos estos actores del mercado financiero internacional entran a formar parte de empresas armamentísticas. Hablamos de empresas muy grandes, de grandes conglomerados europeos y estadounidenses, sobre todo (el 50-60% de armas del mundo las producen empresas estadounidenses y europeas). Es evidentemente que los grandes capitales, bancos y fondos de inversión participan y tienen relación y vínculo con estas empresas.
¿Habéis podido demostrar en alguno de los informes el vínculo entre esas empresas armamentísticas y guerras activas actualmente?
Es muy complicado poder decir que, efectivamente, una empresa ha participado concretamente en una vulneración de derechos humanos específica. Si hablamos de empresas como General Dynamics, Airbus, Boeing, grandes contratistas a nivel internacional, sabemos que exportan a decenas de países. Como vimos en nuestro último informe, algunos de esos países son Arabia Saudita o Emiratos Árabes Unidos, que desde 2014-15 están en una guerra que es una masacre. Por ejemplo, la guerra de Yemen es una de las crisis humanitarias más graves que hay ahora mismo abiertas en el mundo. Por eso, si estás financiando a empresas que exportan armamento a determinados países, que ya se sabe que no son ni mucho menos democracias avanzadas, seguramente estás participando no ya de la militarización de un país que sabes que no es democrático, si no que directamente tus armas pueden acabar en el conflicto armado, puedes estar financiando un conflicto armado.
En el último informe ya no hicimos el recordatorio de que, si financias esas empresas puede ser que lo que producen (armas) acabe en conflictos armados, si no que fuimos directamente a ver qué exportaciones se habían hecho a esos países y afinamos un poco más. Es muy complicado poder decir concretamente «estas armas se han dedicado a esta guerra». No obstante, en el último informe, con los documentos del Panel de Expertos de la ONU, pudimos comprobar que había un modelo de bomba guiada que solo había exportado una empresa. Si en los últimos cinco años la única empresa que ha exportado estas bombas guiadas es X, el vínculo está más claro.
Participáis en las Juntas de Accionistas de entidades financieras, a través de la campaña Banca Armada. ¿Qué respuesta os dan ante vuestras denuncias?
Las respuestas siempre se refieren a la legalidad. Parece que si es legal ya es justo o algo que no puede ser reproblable éticamente. Además, algunas entidades aluden a que tienen normativas internas para no financiar cierto tipo de armas, normalmente armas prohibidas por algún tratado internacional.
Sin embargo, el informe 2022 «Risky Returns: Nuclear Weapon Producer and their Financers« habla de financiadores de armas nucleares y en el listado salen empresas españolas. ¿Es posible prohibir de manera efectiva la financiación de este tipo de armamento?
Es verdad que existe el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, pero hay países que aún no lo han firmado. También hay países que aún siguen con el mantenimiento, el desarrollo o la modernización de armas nucleares. Mientras esto siga sucediendo, las empresas que se llevan estos contratos van a seguir recibiendo financiación, van a seguir trabajando en ello. El escenario ideal es que nadie se planteara ya ni modernizar ni fabricar armamento nuclear y solo así las instituciones financieras se plantearían dejar de financiar a estas empresas.
Las entidades financiadoras aluden muchas veces que no están financiando en concreto la producción de armas nucleares, si no que financian a la empresa. Claro, la empresa a lo mejor es una gran entidad con muchas divisiones y filiales, pero si una de sus divisiones tiene este negocio, de alguna manera tú también la estás apoyando. Lo mejor sería desvincularse totalmente.
Desde Naciones Unidas se está haciendo esfuerzo en este campo, con, por ejemplo, los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos en el sector financiero. Pero ¿existe algún tipo de control o seguimiento del cumplimiento de estos principios?
Las entidades financieras tienen mecanismos para supervisar lo que ellas mismas se autoimponen en materia de inversiones y buenas prácticas. Tienen códigos propios de funcionamiento. Pero no tienen en cuenta argumentos éticos o morales. En el caso de la financiación de armamento nuclear, por ejemplo, no hay empresas específicas tipo Producciones Nucleares SL, si no que las empresas que producen este tipo de armamento tienen otras divisiones y áreas y las entidades financieras consideran entonces que su inversión es legal, legítima para ellos, porque apoyan el desarrollo de la empresa no una producción específica. Ahí está el quid de la cuestión, la batalla discursiva.
Detrás de las entidades financieras, hay personas y entidades inversoras que deberían también supervisar las inversiones. ¿Qué beneficios hay en una guerra para que las personas y entidades inversoras no levanten la voz ante la inversión en armamento?
El argumento de los inversores es el mismo que comentábamos: nosotros no financiamos las exportaciones de armas en concreto, ni la fabricación de arma, no alimentamos el militarismo si no que financiamos una empresa que es una consultora en temas de seguridad y hace varias cosas. Pero, por ejemplo, cuando escaló el conflicto de Ucrania lo primero que pasó es que las acciones de estas grandes contratistas de armamento subieron. Igualmente, cuando se anuncia que los países de la OTAN van a subir sus presupuestos en defensa, también suben las acciones de estas empresas. Por lo que este juego de decir que no toda la empresa se dedica a la fabricación de armamento se tambalea.
¿Qué entidades financieras españolas están presentes un año tras otro en vuestros informes?
Lo primero que hay que señalar es que nosotros tenemos muy poca información. Accedemos a muy pocos datos. Si tuviésemos muchos más datos, estoy convencido que aparecerían muchas más entidades financieras en los listados. Con los pocos datos que tenemos conseguimos mostrar la participación de grandes bancos presentes en el IBEX. BBVA, Caixabank, Santander, Sabadell, Bankinter… todos ellos aparecen. BBVA y Santander se van turnando en los primeros puestos, pero también es porque son bancos más grandes y acceden a otro tipo de operaciones financieras con grandes empresas y conglomerados. Se mueven mucho más en otros mercados. Pero, como te digo, si pudiéramos tener acceso e información a la financiación de todas las empresas vinculadas a la producción de armamento seguro saldrían más entidades financieras. Nosotros no investigamos a bancos si no que buscamos la información por financiación a empresas concretas.
¿Cómo conseguís los datos?
Nos nutrimos bastante de la base de datos del informe y la campaña “Don’t bank on the bomb”, nos nutrimos bastante de su base de datos. A partir de esos datos básicos, los aterrizamos y trabajamos por entidad financiera y empresa.
¿Qué datos manejáis de financiación a empresas de armamento?
Como te decía, podemos acceder a muy pocos datos por lo que lo que mostramos en nuestros informes es una parte muy pequeña. Al final mostramos cada dos años datos de un limitado número de empresas, 6 ó 7. Más allá de esto, no tenemos información. Con lo cual, decir qué banco es el que más financiación aporta no es posible, podemos hablar de tendencias y sacar conclusiones, pero limitadas. Lo que sí vemos es que cuando tenemos acceso a empresas nuevas vemos que cada vez más “salpica” a más instituciones financieras, es decir, si analizamos empresas nuevas salen nombres que no habían salido otros años.
Cuando hablamos de empresas productoras de armamento, hablamos de conglomerados empresariales muy grandes y complejos. ¿Es posible la retirada total de financiación a este tipo de empresas?
Hay que estigmatizar que haya empresas que se dediquen a este tipo de negocio, que cada vez les cueste más justificar, por ejemplo, que me dedico a producir ambas nucleares. La gente muchas veces no sabe realmente que se dedican a ello. Hay personas que pueden pensar que es por defensa, por seguridad del país. Pero las propias empresas no dicen nunca “yo produzco armas”, si no que utilizan eufemismos como “participamos del sector defensa” “damos soluciones en materia de defensa y seguridad”, por algo será. Es verdad que al final son los gobiernos los que demandan de este tipo de servicios, pero eso tampoco quiere decir que esté bien.
En nuestro nuevo informe hablaremos de empresas que se dedican a la militarización y dotación de seguridad en fronteras, esto también lo promueven los Estados. Hay empresas que son los que se llevan los contratos de esas infraestructuras. Son empresas que igual se dedican a otras cosas, pero también acceden a estas licitaciones y pasan a formar parte del sector seguridad. Esto es un poco lo que pasa con el tema armamento. Grandes empresas que tienen la capacidad de crear ese armamento, pero luego no lo anuncian así si no que lo envuelven en “consultoría” del sector seguridad.
Hablemos de qué puede hacer la ciudadanía para conocer estos datos y saber dónde invierte su entidad financiera. ¿Crees que existe sensibilidad sobre este tema cuando a veces se vincula con el incremento de la seguridad del país?
Yo creo que sí. Cuando preguntas a la gente, te dice “yo no quiero que mi banco financie armas”, creo que sí está en el imaginario como lo más malo que puede hacer una entidad financiera, al final es crédito que atenta contra la vida.
¿Qué recursos puede tener una persona para informarse y contrastar sobre la actividad de su entidad financiera?
Desde la campaña Banca Armada tenemos bastante información y también desde el Centre Delàs. Tenemos una base de datos que puede consultarse, se publica la información de manera regular. Y también lo que hemos dicho, que no aparezca tu entidad en el listado o en los datos que publicamos, no quiere decir que no lo esté haciendo. Las únicas entidades que no han aparecido nunca y rechazan radicalmente esta financiación a armamento son las entidades de finanzas éticas y si algún día aparecen también lo diremos, por supuesto. Por eso, la única garantía que tenemos hoy por hoy es apostar por una banca y unas finanzas diferentes como son las finanzas éticas.
El momento actual ¿propicia las acciones de greenwashing?
Casi todas las entidades financieras tradicionales le van a dar la vuelta a algunas de las acciones que realizan. Tanto si hablamos de armas como de combustibles fósiles, por poner un ejemplo, ninguna entidad te va a decir que está financiando eso, siempre le van a dar la vuelta. Probablemente tenga una parte de inversión ética y/o sostenible y eso es lo que va a publicitar, pero habría que mirar también cada una de esas inversiones para ver si realmente es sostenible.