Innovación social y regeneración urbana. La experiencia PAX-Patios de la Axerquía en la consolidación de una comunidad patrimonial
El autor es co-fundador de la Asociación PAX-Patios de la Axerquía, Arquitecto y Antropólogo Social y Cultural. Máster en Investigación ...
De Carlos Anaya.El autor es co-fundador de la Asociación PAX-Patios de la Axerquía, Arquitecto y Antropólogo Social y Cultural. Máster en Investigación Antropológica y sus Aplicaciones.
Es lunes y como cada quince días, acudo al Instituto Medina Azahara de Córdoba para participar como monitor en el taller sobre cooperación y solidaridad. Comienzo la sesión con cierta provocación: “¿qué tal el fin de semana? nosotros tuvimos fiesta el sábado”. Y mientras proyecto unas imágenes, continuo: “¿qué pensáis que celebramos?”, pregunto a la decena de alumnos de entre 12-16 años que asisten voluntariamente a esta actividad del programa europeo Cities with Intangible Heritage en el que además de Córdoba, encontramos las ciudades de Viena, Palermo, Edirme y Cremona.
“Es un cumpleaños”, contesta rápidamente el primero. “¿Pero no ves que no hay tarta?”, le responde una compañera. “¿Tarta? Ahí lo que pega es un salmorejo y unas migas”, continúan debatiendo. “Es raro, porque no hay sillas ni mesas”. “¡Si la casa está en ruinas! ¿cómo va a haber muebles?”, sigue otra.
En efecto, contrasta poderosamente el ambiente festivo en un entorno tan degradado como extremadamente bello; la vida que es capaz de albergar un lugar que se presupone carente de ella. La alegría de Silvia, Maribel o María José, y, sobre todo, de las más pequeñas que corretean de un patio a otro, eclipsan cualquier necesidad de justificar el motivo del encuentro. También identificamos en las fotos rápidamente a Gaia, Fermín o Pablo, y a Amapola y otros vecinos y amigos, que entran y salen libremente de la casa, en la que las puertas al patio, pero también a la calle -como siempre ocurrió-, vuelven a estar abiertas de par en par. Les cito por sus nombres auténticos ya que todos en Córdoba los conocen, aunque quizás sea más sencillo identificarlos como ellos ya hacen: “los astronautas”1. Constituyen la primera cooperativa de viviendas de la iniciativa PAX-Patios de la Axerquía, cuyo proyecto de rehabilitación acaba de ser aprobado por la Gerencia de Urbanismo de la ciudad, dando luz verde al comienzo de las obras que permitirán recuperar una casa histórica del centro, manteniendo el uso residencial y devolviendo su esencia, que no es otra cosa que el arte de convivir, de vivir juntos. De esto se sabe mucho en Córdoba. Con o sin macetas, es algo natural que subyace en el ADN de sus patios.
Los patios de Córdoba -tipológicamente protegidos, de propiedad privada y uso tradicional residencial- son, solo entre otras cosas, el soporte físico de la Fiesta de los Patios, incluida en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO en 2012. No debemos olvidar que el patio –la casa-patio y más concretamente la casa de vecinos- desempeña una función social: es un hogar y no sólo una casa (Banham, 1969), un lugar de protección y de identidad. La vivienda se sitúa en un barrio y estructura así las relaciones sociales. La habitabilidad cumple también funciones de reproducción social.
Sin embargo, la vida en el centro histórico parece cada vez más difícil: incremento significativo de los precios, problemas de movilidad, escasez de equipamientos y pérdida de comercio local, multiplicación de eventos, privatización del espacio público y también, un imaginario colectivo que identifica centro con turismo y patio con pobreza.
Actualmente encontramos dos fuertes dinámicas patrimonializadoras que podrían parecer contradictorias: por un lado, la defensa por parte de las comunidades locales y movimientos sociales de aquellos elementos que consideran identitarios; por otro, el dinamismo turístico con sus prácticas de consumo patrimonial (Ariño, 2012). El patio para ser mostrado, frente al patio para ser vivido. Una cuestión en cuya raíz se oculta la eterna cuestión: el valor de cambio frente al valor de uso.
Y es que los patios, más allá de su valor arquitectónico, representan un ritual importante para la vida comunitaria. Con los cambios en las estructuras familiares y los estilos de vida, actualizar los patios -y la vida en ellos- implica necesariamente cooperación, convivencia elegida, diálogo, vida social y solidaridad. La cooperativa se presenta, así, como una herramienta para el empoderamiento de la comunidad y la gobernanza, concepto que implica el reconocimiento de la pluralidad de fuentes de legitimidad contemporáneas, también susceptibles de aplicación en el patrimonio cultural y donde resulta necesario redefinir los procesos de reconocimiento y salvaguarda (Ariño, 2012). Por otro lado, la separación de propiedad y uso -la cooperativa será la propietaria del bien y no los cooperativistas, quienes sí ostentarán el derecho de uso- se establece como la más eficaz estrategia contra la especulación.
Este es el motivo por que el proyecto PAX, que comenzó siendo perfilado por una serie de arquitectos y antropólogos -hoy conformados en una asociación sin ánimo de lucro para incentivar la regeneración urbana mediante procesos de innovación social-, está despertando gran interés entre jóvenes comprometidos con recursos económicos limitados que anhelan una vida en comunidad. “Nos gustaría que nuestras hijas crecieran como si tuvieran hermanos”, decía uno de los miembros de la primera cooperativa.
Por otro lado, existe gran interés por parte de grupos de mayores muy activos socialmente que, frente a otras experiencias de co-housing senior, apuestan de manera decidida por la reactivación del centro histórico. PAX es un proyecto social, pero también cultural y urbano que, con la misma idiosincrasia del patio en Córdoba, trata de vincular un patrimonio inmaterial a otro material, con un sistema novedoso de gestión y toma de decisiones que permita actualizar y extraer de ambos su máximo potencial.
Por su parte, las primeras familias ya hablan de organizarse para llevar cada semana a los niños al colegio, compartir la red wifi, habilitar un aula para actividades extraescolares o vender todos sus vehículos menos uno, que también pasarían a compartir. Una operación como ésta, de adquisición de una casa-patio protegida urbanísticamente y con frecuencia sin posibilidad de división horizontal -es y debe seguir siendo una única propiedad– sería inasumible de cualquier otra forma por cualquiera de ellas.
El modelo adoptado por la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial (París, 17 de octubre de 2003) busca el blindaje de una tradición mediante el reconocimiento de las condiciones necesarias para su reproducción cultural, y no de su formalización estricta. Esto implica que los valores culturales intrínsecos deben ser acordados entre sus “portadores” y “transmisores” (Kirshenblatt-Gimblett, 2004). El reto consiste, por tanto, en mantener el sistema en su conjunto como una entidad viva, alejada de cualquier proceso de cristalización. En coherencia con este principio, es la comunidad la que ocupa el lugar central en el proyecto PAX, circunstancia que fue reconocida por el Consejo de Europa en 2018 al considerarla una Buena Práctica en la aplicación de los valores de la Convención de Faro, sobre el valor social del patrimonio. Desde entonces PAX forma parte de la Faro Convention Network.
Como anécdota, aunque no carente de significado, recuerdo que, durante el año 2016, acompañé a una comunidad local en los preparativos previos al Concurso Popular de Patios Cordobeses. Horas antes del comienzo -al igual que en las jornadas previas- mientras se recogían las hojas secas, se fregaba el suelo o se colocaba estratégicamente un botijo junto al pozo, en el patio sonaba -y se tarareaba- música de una popular cadena de radio pop internacional. Justo a las 10 h., hora oficial de la apertura, la radio se sustituyó por grabaciones de flamenco y sevillanas, que se mantuvieron durante los 12 días siguientes del concurso.
Para terminar la sesión con los alumnos en el instituto, finalmente les pregunto: “¿y qué música creéis que escuchamos en la celebración?” En contraste con la experiencia anterior, una chica rápidamente contesta: “tienen pinta de que les guste El Barrio”.
1 Cooperativa PAX-Astronautas.