Finanzas éticas: mucho más que sostenibles
Con el Plan de Acción para las Finanzas Sostenibles de la Unión Europea se ha abierto un camino importante, pero la realidad de ...
De Andrea Baranes, vicepresidente de Banca EticaCon el Plan de Acción para las Finanzas Sostenibles de la Unión Europea se ha abierto un camino importante, pero la realidad de las finanzas éticas va más allá
El Plan de Acción para las Finanzas Sostenibles fue lanzado hace unos años por las instituciones europeas. Los primeros reglamentos han entrado en vigor, en particular en lo que respecta a la parte medioambiental del clásico acrónimo ASG (que se refiere a aspectos ambientales, sociales y de gobernanza), y se han puesto en marcha los trabajos sobre lo social y la gobernanza. Una iniciativa más que bienvenida porque reconoce implícitamente los enormes impactos negativos que las finanzas tienen hoy en día sobre el medioambiente y la sociedad en su conjunto, pero también el papel positivo que podría, y debería, jugar para canalizar los recursos financieros allí donde son más útiles y necesarios.
La UE tiene entre sus principales objetivos reorientar los flujos de capital privado, gestionar los riesgos derivados del cambio climático y promover objetivos a largo plazo. Todo ello a través de una clasificación de las actividades sostenibles (taxonomía), la introducción de normas para los bonos verdes, directrices sobre la publicación de información sobre los impactos climáticos, y otras cuestiones en cuanto a la presentación de informes y la transparencia en materia medioambiental. Entre los aspectos más importantes está, sin duda, la necesidad de fijar parámetros compartidos para establecer qué inversiones pueden definirse como sostenibles. Un avance fundamental frente a la situación actual, en la que, por el contrario, cada banco o gestor puede declararse «sostenible» con criterios arbitrarios.
Un plan ambicioso que, sin embargo, presenta por el momento varios aspectos críticos, o al menos varios puntos a los que las instituciones europeas deberán prestar la máxima atención si quieren alcanzar los objetivos mencionados. En particular, el enfoque actual parece distante en muchos aspectos de los principios que siempre han guiado la actuación de los bancos éticos y alternativos, adheridos a FEBEA.
Las principales diferencias entre las finanzas éticas y las finanzas sostenibles
La primera diferencia se refiere a los propios principios que guían la actividad financiera. La vía europea no cuestiona la maximización del beneficio como único objetivo. Por lo tanto, la sostenibilidad corre el riesgo de convertirse en un simple factor competitivo, en un factor de marketing. Las finanzas éticas dan un vuelco a este enfoque. Persigue beneficios económicos, pero porque son funcionales al objetivo principal, que es maximizar los beneficios para la sociedad y el planeta.
Las definiciones de finanzas sostenibles no hacen referencia a los que, probablemente, sean los peores impactos del sistema financiero: inestabilidad, crisis, objetivos a muy corto plazo, uso sin escrúpulos de los paraísos fiscales e instrumentos especulativos.
La financiación ética no puede hacerse con un solo producto
Actualmente la Unión Europea se centra casi exclusivamente en el producto financiero único. Así, muchos bancos o gestores podrían «poner en la estantería» algunos productos para responder a una petición del mercado o limpiar su imagen, mientras que el resto de las actividades podrían seguir teniendo impactos fuertemente negativos. Las finanzas éticas se basan en la coherencia de todas las actividades.
Esto también tiene que ver con el comportamiento de la entidad gestora de fondos en su conjunto. De momento, la legislación europea no impone nada respecto a su gobernanza. Por el contrario, las finanzas éticas se basan en modelos totalmente transparentes, favoreciendo la participación de accionistas y clientes, poniendo límites estrictos a la relación entre la remuneración máxima y la mínima.
La sostenibilidad no puede ser solo medioambiental
Como se ha mencionado, la Unión Europea ha empezado el trabajo por el componente medioambiental, mientras que lo relativo a lo social y a la gobernanza está todavía en sus inicios. Si bien esta elección puede ser comprensible, tanto por la urgencia de actuar inmediatamente como por la relativa mayor simplicidad de los informes, la sostenibilidad debería entenderse a 360°. También en la parte medioambiental persisten fuertes dudas, en primer lugar, por los grupos de presión (lobby) que intentan debilitar los criterios de la taxonomía e incluir actividades como la nuclear, el gas o la explotación de los bosques entre las que deben considerarse sostenibles. Por el contrario, desde las finanzas éticas estamos convencidos de que se necesitan criterios estrictos y rigurosos.
El que acabamos de mencionar es un ejemplo más de la acción de los grupos de presión del mundo financiero para influir en las normas en su propio beneficio. Las finanzas éticas, en cambio, están en primera línea para pedir un sistema de normas no en su propio beneficio, sino en el de la comunidad en su conjunto (desde el impuesto sobre las transacciones financieras hasta la separación entre bancos comerciales y de inversión u otros).
Las finanzas éticas tienen el objetivo de transformar el sistema económico y financiero
Las finanzas éticas se fijan como objetivo una transformación del sistema económico y financiero. Un ejemplo es la actividad accionarial crítica para cambiar el comportamiento de las grandes empresas, así como la participación en redes y campañas por la justicia social y medioambiental.
Por último, pero no por ello menos importante, la iniciativa de finanzas sostenibles de la UE es un importante paso adelante en el cambio de los flujos financieros hacia actividades con un impacto positivo en el medioambiente. Dicho esto, un reglamento técnico no puede recoger la riqueza del camino emprendido durante décadas por las finanzas éticas en Italia y en el mundo.
Queremos participar en el camino de las finanzas sostenibles y tratar de influir en él, en la medida de lo posible, para reforzar su visión y sus definiciones. Pero al mismo tiempo, queremos aclarar que las finanzas éticas son algo más. Un conjunto de personas, relaciones, visiones y principios que guían todas nuestras actividades. Este es el camino que las finanzas deben emprender hoy para avanzar hacia la sostenibilidad real y la transformación, tanto si pensamos en el clima como en los impactos sociales, de ser uno de los principales problemas a formar parte de la solución.