¿Qué hacen los grandes bancos españoles en materia climática? Lo que dicen y lo que hacen

La ciencia lo tiene claro: si queremos revertir la situación de crisis climática actual, es necesario limitar el calentamiento global a 1,5 °C. Para ello, la Agencia Internacional de la Energía declaraba, ya en 2021, que es necesario frenar la explotación y producción de gas, carbón y petróleo. Los bancos tienen un papel clave. Revisar cómo y dónde se invierte el dinero, analizando la inversión en empresas de combustibles fósiles y excluyendo los combustibles más contaminantes de la cartera de inversión.

No obstante, actualmente solo un puñado de bancos tradicionales restringe la financiación a proyectos de petróleo y gas y aún son menos los que restringen la financiación a empresas que expanden las capacidades del petróleo y el gas. Ni siquiera la pertenencia a la alianza bancaria de cero emisiones netas garantiza el cumplimiento de compromisos en materia climática por parte de las entidades financieras. Por ello, nos preguntamos ¿qué hacen los bancos españoles en materia climática? ¿Cumplen con las promesas que publicitan?

BBVA: ¿cero emisiones netas financiando empresa petrolera?

En unas recientes declaraciones, Carlos Torres, presidente del BBVA, ponía nuevamente el “greenwashing” en primera línea. Advertía que un exceso de normativa al respecto podía hacer desistir de sus compromisos a muchas compañías “ante el miedo de que les vayan a perseguir” y llevar a una situación en la que “nos pueden sacar colores diciéndonos que hemos incumplido determinados compromisos«. 

Hace ya varios años que diferentes investigaciones sacan los colores a la entidad denunciando el incumplimiento de sus compromisos y publicidad en materia climática. Por poner un ejemplo, el informe «Banking on Climate Chaos 2022” denuncia año tras año la financiación de los 60 mayores bancos del mundo al sector de los combustibles fósiles. En esa lista el BBVA ocupa el puesto 42, con una inversión total de 26.273 millones de dólares en el período 2016-2021. Ello a pesar de publicitarse como uno de los miembros fundadores de la alianza bancaria de cero emisiones netas (Net-Zero Banking Alliance – NZBA).

En marzo de 2021, BBVA publicó su nuevo Marco Ambiental y Social , que actualizaba la versión 2020, comprometiéndose a eliminar el carbón  para 2030 en los países desarrollados y para 2040 en todo el mundo. Sin embargo, para entidades como Reclaim Finance, “esta política del carbón sigue siendo insuficiente debido al gran número de excepciones que permite  y a la ausencia de un compromiso firme para excluir inmediatamente a todos los promotores de carbón”. En este sentido, BBVA solo excluye a las empresas en las que el carbón constituye más del 25% de las actividades y que no tienen una estrategia de diversificación. Este enfoque no lleva necesariamente a BBVA a excluir a los promotores de centrales de carbón.

TotalEnergies es la principal empresa francesa de petróleo y gas, con actividad en más de 130 países. En mayo de 2022 firmaba una operación financiera, diseñada como un préstamo corporativo general, que le concedía 8.000 millones de dólares para su actividad, incluidos sus proyectos de petróleo y gas en todo el mundo. Entre los 12 bancos incluidos en la operación se encuentra el BBVA, a pesar de que TotalEnergies es una de las veinte empresas de combustibles fósiles responsable de más de un tercio de las emisiones totales de carbono de la era moderna. Para Reclaim Finance « Es extremadamente problemático que los bancos que han hecho fuertes compromisos climáticos sigan firmando cheques en blanco a empresas que desarrollan proyectos de petróleo y gas XXL (…), en desacuerdo con todos los escenarios de 1,5 °C. Es hora de que los bancos alineen seriamente sus decisiones financieras con sus compromisos climáticos y dejen de proporcionar nuevos servicios financieros directos e indirectos para la expansión del petróleo y el gas”

Banco Santander : 42.913 millones de dólares en combustibles fósiles

Tampoco el Banco de Santander es ajeno a las diferencias entre lo que dice y lo que hace. Tras visitar Groenlandia en 2019, invitada por un conocido programa de televisión español, Ana Botín, presidenta del Banco de Santander, publicaba en su cuenta de twitter: “Impacta ver los efectos del calentamiento global en persona. Espero que sirva para concienciar a todos de que pasar a la acción es prioritario y urgente”. Ese mismo año, el Banco Santander aparecía como el banco más sostenible del mundo según el Down Jones Sustainability Index (DJSI), la principal referencia internacional sobre la sostenibilidad de las empresas.

Mientras se hacían esas declaraciones y se hacía público ese reconocimiento, la entidad financiera aumentaba su inversión en la industria de combustibles fósiles. En concreto, según el mencionado informe «Banking on Climate Chaos 2022”, en el período 2016-2021 el banco llegó a invertir 42.913 millones de dólares en combustibles fósiles, aumentando en este período sus inversiones en 200 millones de dólares para perforaciones en el Ártico, para la extracción de uno de los combustibles fósiles de alto impacto climático. Junto a BNP Paribas y CIBC, es el banco europeo que más aumentó porcentualmente su financiación entre 2018 y 2019.

Rio Tinto es una de las mayores empresas mineras del mundo. Opera en 50 países, pero produce sobre todo en Australia y América del Norte. Sus controvertidas prácticas comerciales han llevado a inversores como el Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega, el banco NORGES, Birch Caring Capital y KLP a excluir a Rio Tinto de sus carteras de inversión.

Uno de los últimos proyectos controvertidos de la multinacional es la construcción de una mina de litio en el Valle del Jadar, en Serbia. El proyecto cuenta con una importante oposición local y nacional dado que cientos de agricultores se verían amenazados con el desalojo y las cerca de 19.00 personas que viven en el valle quedarían expuestas a la contaminación. Aunque en enero de 2022 el gobierno serbio canceló las licencias para la empresa, citando preocupaciones ambientales y sociales, Rio Tinto continúa explorando las opciones para llevar adelante el proyecto. Para BankTrack, “los bancos comerciales que financian a Rio Tinto a través de deuda, préstamos, emisión de bonos y papel comercial deberían comprometerse a garantizar que su financiación no respalde el proyecto Jadar, ya sea directa o indirectamente, hasta que todos los problemas sociales, ambientales y de derechos humanos pendientes se hayan resuelto de manera efectiva”. En octubre de 2021 la empresa emitió bonos con vencimiento en 2051 suscritos por siete grandes bancos comerciales, uno de ellos el Banco de Santander que aportó 178,57 millones de dólares. Probablemente una inversión poco compatible con la etiqueta de “sostenible”.

Caixabank: ¿sostenible financiando un nuevo gasoducto en Canadá?

En un evento celebrado el pasado mes de junio de 2022, el consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Cortázar, recordaba que la transparencia es necesaria y urgente en el sector de impacto. “Tenemos que poder medir el impacto de nuestra actividad y poder comparar para que haya un buen control por parte de los reguladores y del mercado. La opinión pública lo reclama”, decía a la vez que recordaba “no hay excusa para el greenwashing”.

Estas declaraciones podrían llevarnos a pensar que la entidad financiera no aparece en listados de financiación de combustibles fósiles o que ha aprobado políticas internas que contribuyan efectivamente a mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C. No obstante, Caixabank sigue apareciendo en la mayoría de las investigaciones de referencia que analizan la inversión bancaria no sostenible.

Según Reclaim Finance y su herramienta on line Cool Policy Tool, que clasifica las políticas para el sector del carbón de 214 instituciones financieras, es cierto que Caixabank ha excluido de su financiación proyectos vinculados a nuevas minas o plantas de carbón  y que también excluye empresas con más del 25% de ingresos procedentes del carbón. No obstante, la organización advierte que esto es insuficiente para apoyar una salida del sector del carbón alineada con los objetivos del Acuerdo de París. En este sentido, cree que Caixabank debería excluir de su apoyo financiero a empresas que invierten en nuevos proyectos de carbón, no sólo excluir su financiación directa, y detallar una estrategia para salir completamente del carbón a más tardar en 2030 en Europa, y 2040 en todo el mundo. Caixabank ha dedicado 1740 millones de dólares, en el período 2019-2021, a préstamos y suscripciones de varias empresas europeas vinculadas al carbón.

Tampoco se libra la entidad de aparecer en el informe «Banking on Climate Chaos 2022”, ocupando el puesto 56, con una inversión de 5.740 millones de dólares a combustibles fósiles en los últimos años. Un ejemplo de ello es el gasoducto costero Coastal Gaslink, que se encuentra actualmente en construcción en Canadá. Se trata de un oleoducto de 670 kilómetros que solo con su construcción ya socava los objetivos climáticos del gobierno canadiense. Nuevos oleoductos como estos también son incompatibles con el logro de los objetivos de los Acuerdos de París.  Pero, además, la obra cuenta con la fuerte oposición de la Nación Indígena Wet’suwet’en, cuya tierra, agua y comunidad se verán amenazadas por la construcción del oleoducto, por lo que Coastal GasLink no recibió el consentimiento libre, previo e informado de los titulares de las tierras para la construcción del gasoducto.

En mayo de 2020 la empresa responsable del proyecto, TC Energy, recibió financiación de varias entidades para abordar la construcción. Entre las entidades financieras se encuentra Caixabank quien cofinanció un préstamo a plazo, hasta abril de 2027, por un importe de 6.400 millones de dólares canadienses a Coastal Gaslink.

Los bancos deben jugar un papel clave para hacer frente a la emergencia climática. A pesar de toda la retórica proveniente de los bancos que se comprometen a cero emisiones netas para 2050 , millones de dólares en financiación bancaria aún mantienen a flote la industria del carbón, el petróleo y el gas, que está en el centro de la crisis, e incluso ayudan a expandirla . Ningún compromiso climático de ningún banco está completo sin la promesa de eliminar con urgencia esta financiación y comprometerse a financiar una transición justa hacia una sociedad con cero emisiones contaminantes. Lo demás es greenwashing.