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Parte 10

Relato vs realidad: las contradicciones de las entidades financieras que se llaman sostenibles

Reiteradamente aparecen campañas publicitarias, anuncios e información errónea comunicando una forma de trabajar y hacer negocios sostenible por parte de bancos y ...

De Alexandra Sagarra, Sergi Vives , Clara Cos

Reiteradamente aparecen campañas publicitarias, anuncios e información errónea comunicando una forma de trabajar y hacer negocios sostenible por parte de bancos y empresas. Estas informaciones a veces se convierten en referencias que el público utiliza para tomar sus decisiones en relación a sus compras o inversiones.

Además, con el Plan de Finanzas Sostenibles presentado por la Comisión Europea en marzo de 2018, Europa se marca como objetivo integrar las consideraciones de la sostenibilidad en su marco de la política financiera. Pero existe el peligro de que esto de lugar a múltiples contradicciones, como que una empresa muy contaminante pueda recibir financiación como si fuera sostenible, por tener una actividad sostenible.

Conocer y diferenciar qué es la sostenibilidad y qué son las finanzas sostenibles

Una banca sostenible es aquella cuyo objetivo no está condicionada únicamente al criterio del máximo beneficio y la especulación. Cuando se entiende la sostenibilidad en el conjunto de sus partes y se comprende desde un punto de vista integral (social, económico y medioambiental) el objetivo de las inversiones debe ser para la producción sostenible, la economía circular y intentar revertir el beneficio a la sociedad.

La definición de sostenibilidad se refiere a la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social.

¿En qué información confiar?

La información llega a los consumidores a través de múltiples canales de comunicación: medios audiovisuales, redes sociales, prensa, libros y revistas. Las campañas de comunicación siempre tratarán de transmitir mensajes favorables sobre un tema, en este caso sobre el desarrollo de la actividad del banco o empresa de una manera sostenible. Nos podemos fiar totalmente, de estas informaciones? Vamos a ver algunos ejemplos.

Banco Santander

Grupo Santander es el grupo propietario del Banco Santander, el mayor banco de la eurozona y originario de Santander, Cantabria. Es uno de los mayores bancos del mundo, con presencia en Europa, Norte América y Sur América.

En la misma página web del Banco Santander encontramos un banner donde se dice: «El banco más sostenible del mundo es el Santander». Se ha convertido en líderes mundiales en financiación de proyectos sostenibles, tras haber movilizado cerca de 50.000 millones de euros entre 2015 y 2018. Pero, donde se van el resto? La corporación Rainforest Action Network ha realizado un estudio exhaustivo y ha presentado un informe de financiación de combustibles fósiles en el 2020, Banking on Climate Chaos.

Este informe analiza el volumen de inversiones en actividades relacionadas con los combustibles fósiles de los 60 bancos de inversión más grandes del mundo, entre ellos, el Santander. Las conclusiones del estudio realizado, muestran que esta entidad financiera invirtió un total de 34.036 billones de dólares entre 2016 y 2020 y 9.678 billones sólo en el año 2020, en financiar este tipo de combustibles contaminantes. Mientras, durante los últimos diecinueve años ha sido incluido e incluso ha llegado a liderar el ranking mundial del Dow Jones Sustaniability Index (DJSI), la principal referencia sobre sostenibilidad de las empresas en sus políticas medioambientales, económicas, sociales y de gobierno corporativo.

Captura de la web del Santander / Imagen del Informe Banking on Climate Chaos , Rainforest
Action Network, 2021.

Por otra parte, la Campaña Banca Armada, denuncia que Banco Santander financió con 1.830 millones de dolares a empresas fabricantes de armas entre 2015 y 2019, participando así este grave contexto de conflicto armado. Estos hechos llevan a cuestionar, por un lado, ¿en qué parámetros se basa el DJSI? Y por el otro, ¿se debería comprender la sostenibilidad desde un punto de vista más integral?

BBVA

El Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) es una entidad bancaria que agrupa un conjunto de empresas de servicios financieros que opera en más de una treintena de países. En la página principal de su web podemos ver como la mayoría de entradas son sobre temas relacionados con la sostenibilidad y la transición energética y que, de los nueve apartados en que se estructura la página, hay una sección dedicada exclusivamente a la Sostenibilidad.

Captura de la página web del BBVA

Allí se encuentra una lista de metas y distinciones al respecto (como ejemplos, la distinción de plata en el anuario de S & P Global del ‘Dow Jones Sustainability Index’ (DJSI) 12 y premio al mejor banco de inversión en financiación sostenible 2021 por la publicación Global Finances), dando así una imagen de responsabilidad y conciencia por el cambio climático. Además, explican que este último año 2020 han conseguido su objetivo de ser neutro de emisiones de carbono y ha superado todos sus objetivos de su Plan Global de Ecoeficiencia 2.016-2020. Sin embargo, más adelante vemos que se trata de emisiones directas, no tienen en cuenta las que tienen lugar de manera indirecta y en el caso de un banco suele ser donde tienen más peso, ya que dependen mucho de a qué actividades están destinadas las inversiones. En cuanto a las emisiones directas, consiguen que sean neutras a través de proyectos mitigadores de CO2.

Banca Armada también ha denunciado varias veces que se trata del banco español con más inversión en el negocio de la guerra en los últimos años y que, además, ha aumentado su financiación en las armas nucleares, destinando un total de 4.450 millones de euros a la financiación de la industria armamentística a través de inversiones en empresas que se dedican a su investigación y producción. Estos datos contrastan con las propias políticas del BBVA de compromiso con los derechos humanos y el medio ambiente.

La UE tiene documentados al menos siete casos de envíos de material bélico fabricado en España en zonas de conflicto y uno de los cuales tiene como protagonista la empresa española MAXAM , a quien ha financiado el BBVA con más de 458 millones de euros entre 2014 y 2019. El presidente de la entidad de ese momento se llegó a justificar diciendo que las armas tienen también un uso defensivo. Ya no es sólo que las cuestiones ambientales no pueden separarse de las sociales, sobre las que pueden tener repercusiones importantes, sino que la industria armamentística por sí misma es de las más contaminantes y los bancos no pueden desvincularse de las emisiones asociadas en su cartera de inversiones.

Por último, durante el mandato de Donald Trump, se reactivó en Dakota (EEUU) un proyecto, anteriormente suspendido por la administración Obama, que consiste en la construcción de un oleoducto que pone en riesgo la tierra sagrada de la tribu Sioux. Si bien la noticia de este proyecto fue rápidamente emitida por los medios de comunicación, se mantuvo en silencio cuáles eran las empresas detrás de su financiación. Entre ellas se encontraba el banco BBVA, una vez más contradiciendo sus propias políticas referidas al medio ambiente y los derechos humanos. Este oleoducto tenía como finalidad transportar petróleo, extraído con el método de fracturación hidráulica (fracking), de Carolina del Norte en el Golfo de México. Por este motivo, cuando esta información salió a la luz se hizo un llamamiento a nivel internacional por el parón en la financiación del proyecto por parte del BBVA y tuvieron lugar grandes movilizaciones.

CaixaBank

La fusión de Bankia y CaixaBank ha convertido a esta entidad en una de las más grandes a nivel estatal. Ofrece una gama extensa de Fondos de inversión sostenibles integrando los criterios ESG, acrónimo de «Environmental, Social and Governance», que se utilizan para referirse a las mejores prácticas ambientales, sociales y de gobierno en una empresa.

Sin embargo, sus inversiones para llevar a cabo una transición ecológica son, para muchos de nosotros, acciones para captar al público más «eco», ya que según la Campaña Banca Armada, Bankia financió 66 millones de dólares a empresas de armamento a Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos para la guerra de Yemen entre 2015 y 2019. Otra incoherencia que vemos, es que Plataforma de Afectados por la Hipoteca denunció a Bankia por ser el banco que ha protagonizado más desahucios en estos últimos años, por no querer hacer alquileres sociales y donde las cajas de ahorro se dedican a nada más que la especulación inmobiliaria. De nuevo, cree que la responsabilidad de Bankia hacia la sostenibilidad social queda anulada por los impactos de sus decisiones y acciones?

Relato construido de contradicciones que inducen a la confusión

En general, hay una percepción bastante simple del concepto de sostenibilidad. En todos los casos, se hace referencia a la sostenibilidad únicamente a nivel ecológico y en ninguno de los casos se hace referencia a la sostenibilidad ética o social, lo que puede llevar a confusiones en la interpretación por parte de los clientes, de manera que se puede llegar a pensar que una banca normal es igual que una banca ética, únicamente por el hecho de ser ecológicamente sostenible. Por ejemplo, la falta de sostenibilidad social de los bancos queda en evidencia en las ejecuciones hipotecarias, dejando fuera de sus casas miles de personas que no pueden pagar la hipoteca.

Estas contradicciones también se ven reflejadas en el Plan de inversiones sostenibles de la UE, que está destinado a proyectos sostenibles y no a empresas sostenibles, por lo tanto no se tienen en cuenta las otras actividades que lleva a cabo la misma. Esto puede provocar que empresas que tienen un sector que puede ser considerado sostenible, sean contempladas para invertir, pero las otras divisiones de su negocio serán en mayor parte no sostenibles por que este dinero irá destinado también a la financiación de estas actividades.

Alexandra Sagarra, Sergi Vives y Clara Cos, son estudiantes de tercer curso de Ciencias Ambientales en la Universidad de Barcelona y este artiículo se enmarca en el proyecto de APS (Aprendizaje y Servicio) impulsado por FETS- Finançament Ètic i Solidari y el Ayuntamiento de Barcelona, con la participación de la Fundación Finanzas Éticas.

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