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Parte 4

Microfides: inclusión financiera para reducir la pobreza

Elisabeth Holou vive en Benín (África Occidental). Trabaja haciendo aceite de palma, cultiva su propia plantación de piña, produce queso de soja, ...

De Irune Lekaroz, fundadora de Microfides
Foto ©Microfides

Elisabeth Holou vive en Benín (África Occidental). Trabaja haciendo aceite de palma, cultiva su propia plantación de piña, produce queso de soja, harina de mandioca y cría cerdos y pollo. Es socia de la Asociación PEBCO-Bethesda, entidad local que proporciona servicios de ahorro, crédito y formación. Elisabeth empezó siendo miembro de un grupo solidario y a día de hoy afronta un crédito individual de 400.000 Francos CFA (algo más de 609 euros) con el que compra mandioca y soja para hacer harina y queso. Da trabajo a varias mujeres que muelen y asan soja para hacer la harina. Forma parte de ese pequeño 1% de mujeres del mundo que son propietarias de la tierra que cultivan. Todo ello le proporciona una independencia económica muy importante.

El 90% de los créditos entregados por la entidad PEBCO-Bethesca de Benín van destinados a mujeres como Elisabeth. Para ellas, recibir un microcrédito significa la oportunidad de salir de la pobreza, iniciar su propio negocio, aportar a la economía familiar y asociarse con otras mujeres.  La inclusión financiera contribuye a reducir la pobreza y la desigualdad al ayudar a las personas a invertir en el futuro y gestionar los riesgos financieros. En este sentido, las microfinanzas para el desarrollo son complementarias al resto de estrategias de cooperación más tradicionales. Contribuyen significativamente a la consecución de varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (por ejemplo, el ODS 1 que alude a poner fin a la pobreza en todas sus formas; o el ODS 5 que busca lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres) , alineándose así con la Agenda 2030.

Apoyo a instituciones microfinancieras del Sur Global

Desde Microfides apoyamos a instituciones microfinancieras (IMF) ubicadas en países en desarrollo, como PEBCO Bethesda, que promueven, principalmente a través de microcréditos, proyectos que aportan desarrollo social y económico a la población más vulnerable. Sabemos que el impacto positivo de la inclusión financiera depende de una infraestructura financiera adecuada y un entorno regulatorio que favorezca la innovación, haciendo que las pequeñas transacciones financieras sean económicamente viables y garantice un sistema financiero seguro, estable y confiable. Esto también incluye la educación de las personas socias y su protección para construir y garantizar un desarrollo social e inclusivo.

Foto ©Microfides

Existe un amplio consenso sobre el impacto positivo de la inclusión financiera. Por un lado, mejora las condiciones de vida de las personas y comunidades, en particular de los hogares vulnerables de los países empobrecidos. No sólo protege y aumenta sus ingresos económicos, sino que ayuda a mejorar los conocimientos y competencias económico financieros. Todo ello hace que se satisfagan mejor las necesidades básicas indispensables para la existencia (alimentación, vivienda, educación, salud…). Igualmente, el acceso a financiación proporciona una mayor autonomía personal e integración social. La autonomía económica, el acceso a la propiedad de la tierra y los activos reducen, en el caso de las mujeres, la dependencia de los maridos y las hace más resilientes.

Desde el año 2012, más de 60.000 mujeres han recibido microcrédito gracias al trabajo de Microfides. Existe un creciente reconocimiento internacional de que la igualdad de género tiene efectos multiplicadores en todo el espectro del desarrollo de la salud, la educación y el trabajo de las mujeres ya que apunta a una mayor productividad, resiliencia e integración social. Por eso, en el centro del trabajo de Microfides están las mujeres y sus familias. El apoyo a la inclusión financiera de las mujeres supone su empoderamiento y una disminución de su exposición a la violencia de género. Mediante la inclusión financiera aumentan su capital social, reducen la aceptación comunitaria y cultural de la violencia doméstica, promoviendo relaciones equitativas y mejorando su bienestar económico. El empoderamiento económico puede ser una herramienta especialmente poderosa en entornos con recursos limitados, donde la pobreza puede ser uno de los  factores más importantes de la violencia de género.

Canalización del ahorro de entidades de finanzas éticas

Desde Microfides, el medio principal de inversión social es la creación de fondos que prestamos a instituciones microfinancieras de países en desarrollo. Estas instituciones son las que conceden los microcréditos a mujeres. Trasladamos a estas operaciones el enfoque de las finanzas éticas que incluye transparencia y una clara misión social, transformadora. Por ello, trabajamos con Fiare Banca Etica. Canalizamos el ahorro en Fiare Banca Etica con destino a Microfides hacia microcréditos para mujeres campesinas en África y América Latina. Estas mujeres reciben un microcrédito con el que inician su propio negocio que les permite poco a poco salir de la pobreza a ellas y sus familias.

Foto ©Microfides

Todas nuestras contrapartes son instituciones microfinancieras (IMF) sin ánimo de lucro, cooperativas de ahorro y crédito, en su mayoría, apoyando así la economía social y solidaria local. Como la Cooperativa de Ahorro y Crédito (COAC) Jardín Azuayo, creada en 1996, en Ecuador como respuesta a la necesidad de reconstrucción después de las graves inundaciones que afectaron al cantón Paute, en Azuay. Con los ahorros iniciales de 120 personas y el capital inicial donado por la ONG CECCA, iniciaron la actividad de compartir los ahorros para donar créditos con los que reconstruir casas, negocios, vida. En la actualidad cuenta con 647.000 socios y socias, de las cuales el 48,7% son mujeres. El apoyo de Microfides se realiza a través de un fondo destinado a las mujeres de regiones rurales y costeras de Playas y Santa Elena, donde el acceso al crédito es muy difícil porque hay pocas entidades que trabajen en zona rural. En el período 2018-2021, gracias al fondo de 300.000 euros de Microfides gestionado por COAC Jardín Azuayo se ha prestado apoyo a 792 mujeres.

Desde Microfides creemos que el desarrollo de los pueblos pasa por generar proyectos productivos, empresas, que generen beneficio económico a todos los implicados de modo que éste genere beneficio social. Por ello, Microfides cumple un papel fundamental en la promoción del desarrollo económico y social en los países en vía de desarrollo, a través de su enfoque en la mujer y la inclusión financiera.

Una perspectiva de las finanzas para la cooperación al desarrollo. La experiencia de Oikocredit

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