«Hace falta que la inversión privada vuelva a ser pública». Entrevista a Benoît Lallemmand, director de Finance Watch
Las finanzas públicas pueden y deberían -según la organización internacional que observa y analiza el sistema financiero y sus movimientos- liderar ...
De Alba Crespo RubioLas finanzas públicas pueden y deberían -según la organización internacional que observa y analiza el sistema financiero y sus movimientos- liderar un cambio drástico de paradigma hacia la «economía verde». Sus propuestas, como el Green New Deal pretenden mostrar el camino.
Cuéntanos sobre el trabajo que realiza Finance Watch (FW). ¿Cómo se organiza? ¿En qué se enfoca?
Hoy las finanzas son en gran medida un problema para la sociedad, lo han sido durante 40 años, y FW estamos ahí para revertir eso, hacer que las finanzas sirvan a la sociedad en lugar del problema que son ahora.
Somos como una especie de vigilancia financiera, presente en cada país a través de grupos a nivel nacional. En estos espacios participan tanto la sociedad civil como personas expertas en finanzas y abogadas, etc.. Ojalá estar en todos los países de Europa en un futuro, y con suerte, a nivel mundial, para construir la capacidad, a través de las ONGs ambientalistas, ONGs de justicia social, los sindicatos, las personas consumidoras, académicas, para construir un movimiento que pueda hacer que este cambio suceda.
Tenemos dos patas, que se reflejan en dos redes o capítulos a nivel nacional. La primera, la “1.0”, es muy experta y técnica. Solíamos ser solo eso: un equipo de expertos y expertas, la mayoría de ellas provenían del sector financiero. Este ámbito nos da la credibilidad para ir contra el lobby financiero, porque estamos al mismo nivel, somos tan “expertos” como ellos. Esta vertiente habla con las instituciones como el Parlamento Europeo, la Comisión Europea, el Consejo Europeo y, a nivel nacional, el Ministerio de Economía y Finanzas de cada estado, y posiblemente con otros ministerios, como el de Transición Energética.
Cuando se trata de finanzas mundiales podríamos jugar también un papel con los supervisores nacionales de los bancos o los mercados financieros, para presionarlos con argumentos técnicos y así no escuchen solo al lobby financiero sino también a nosotros.
La pata a la que llamamos 2.0 es la de construir coaliciones, desarrollar nuestra red de miembros y socios, hacer campañas (changefinance.org) un poco más agresivas, con el enfoque en audiencias amplias a través de formatos como videos, gráficos, y de nuestra página web.
Además, nos coordinamos con organizaciones que, a pesar de que no se convertirán en miembros de FW porque es demasiado específico para ellas, entienden que necesitamos cambiar las finanzas en general para alcanzar todos los demás objetivos.
¿Qué temas abordáis?
Tenemos tres pilares de trabajo temático. Uno es la estabilidad financiera de la que depende todo lo demás. Si hay una próxima crisis financiera, el resto de temas desaparecerán de la agenda porque habrá un desastre económico. Entonces, e.s es la clave que nos creó para la crisis financiera y, francamente, también podemos estar trabajando para esto. En este campo, no tenemos muchos socios o competencia, así que seguimos trabajando en eso.
El segundo pilar es, en efecto, una especie de propósito y sustentabilidad en general.
Y el tercero es la inclusión financiera, que es toda la dimensión social, se podría decir que incluye a los consumidores y al tipo de venta minorista, por lo que cada ciudadano se relaciona con los servicios financieros como clientes, pero en realidad esta otra dimensión más importante tiene que ver con sobre-endeudamiento, falta de acceso a servicios financieros, etc. Así que dejamos a organizaciones de consumidores más específicas lo que cuando obtienes 10.000 € en un banco te estafan porque pagas demasiados cargos que menos nuestro enfoque, pero todo se relaciona principalmente con la inclusión financiera.
Uno de estos temas o temas es el cambio climático, y lo que se relaciona con su trabajo, la transición a una economía verde. Tal vez porque la situación nos ha empujado darnos cuenta del problema que es para todos nosotros. ¿Cuáles son las prioridades aquí?
Hay tres dimensiones dentro de nuestro trabajo en ese sentido. Uno es movilizar al sector privado; el segundo es gestionar el riesgo ambiental, trabajo que le toca más a los bancos centrales, y el tercero es desbloquear las finanzas públicas.
¿Cómo trabajáis estos ejes?
En realidad hablamos casi exclusivamente de la movilización de finanzas privadas. Y, de hecho, la discusión sobre las finanzas va estrechamente relacionada con el clima debido a la financiarización, esta agresividad estructural que fue adoptando la economía en los últimos 40 años, y no solamente ahora, como mucha gente cree.
Las finanzas dan dirección a la economía. Más bien le hemos dado a los mercados financieros, y a los mercados en general -comandados por los mercados financieros-, la clave de la dirección de la economía. Se le puede llamar neoliberalismo, pero prefiero hablar de “la financiarización en los últimos 40 años”.
Creemos que las decisiones en términos de economía mundial deberían ir hacia revertir cómo ciertos sectores deben desarrollarse a medida que se han desplazado de manos mayoritariamente públicas (gobiernos, ministerios de economía, manos públicas, etc.) a mercados financieros. Este hecho es estructuralmente fundamental: todavía estamos en ese estadio de privatización, ya que la crisis financiera no nos ha permitido llegar al punto donde los mercados financieros sólo contribuirían a apoyar al proyecto de sociedad que debería ser diseñado por los gobiernos, algo que sería mucho más saludable.
En todo caso, como no hemos llegado a eso, es necesario vincular, como he dicho, finanzas y clima; y nuestro plan de acción se centra en “movilizar” las finanzas privadas. Para eso, lo primero es volver a colocarlas en su lugar y dejar de soñar que las finanzas van a salvar al planeta. De hecho, como sabemos, los mercados financieros siguen invirtiendo masivamente en combustibles fósiles, entre otras cosas.
El siguiente paso sería forzar, presionar, para que se diera ese trasvase. Porque ¿sabes qué pasó? Los gobiernos firmaron el acuerdo de París en 2015, en el que se comprometían a mantenerse dentro del 1,5 ºC de aumento de la temperatura global. ¿Y entonces? Regresaron a mirar al capital y se dieron cuenta que realmente no tienen ningún poder, ya no controlan la economía. Los estados ya no tienen finanzas, todo está en los mercados financieros, porque básicamente se transfirieron muchos bienes del sector público a los bolsillos privados y a los mercados financieros. Y actualmente ya no hay la capacidad de implementar políticas fiscales a nivel industrial, y tampoco dinero.
¿Y qué hicieron?
Básicamente, recurrieron a los mercados financieros para pedirles ayuda, porque en realidad el acuerdo de París les toca cumplirlo a ellos.
Ahora estamos trasladando el Green Deal* a la nueva comisión (elegida en afbajfdb), y se dan cuenta que en los últimos años nadie ha hablado sobre el acuerdo de París porque ¿adivina qué? No tienen el dinero para financiar los compromisos asumidos. Lo que quiere decir que su cumplimiento depende de los mercados financieros, y eso es un desastre.
Por eso tenemos que devolver las finanzas privadas a su pequeño rincón, conseguir desbloquear la inversión pública; necesitamos muchas más finanzas públicas y bancos públicos y también que el presupuesto de los gobiernos aumente masivamente: necesitamos capacidad de inversión y deuda pública.
¿Cómo se llega a eso? No parece que se esté caminando en esa dirección…
Reequilibrio (redistribución?) es la clave. Se resolvería la mitad del problema: si hubiera una buena política fiscal lograríamos un impuesto de sociedades alto y una política medioambiental en la que todos los gobiernos podrían favorecer a los sectores que lo necesiten, y asegurarse que cada sector se alineara con el acuerdo de los 1,5 ºC. Las finanzas privadas seguirán a los estados si esto sucede, porque los proyectos de la economía verde se volverán mucho más atractivos desde el punto de vista de los beneficios que los proyectos de la economía marrón. Y las empresas invierten en lo que es rentable.
El segundo elemento es que es necesario restringir los proyectos privados. Hay que forzar que entren en el debate, básicamente forzar que entren en una economía verde. No va a suceder por sí solo. A las finanzas privadas y también a las finanzas públicas, aquí el presupuesto de los gobiernos juega un papel muy importante, pero también todos los aspectos no financieros: se necesita re-tasación, política industrial.
En medio hay un concepto interesante, que es el riesgo ambiental. Los presidentes de los bancos centrales crearon un club llamado “Red para Ecologizar el Sistema Financiero” (NGSS para el nombre en inglés). Un club formado por 40 Bancos Centrales de todo el mundo y liderado por los Bancos Centrales europeos, que ven el cambio climático como un riesgo financiero. Su visión sería algo así: “si salimos de los combustibles fósiles, de repente, éstos perderán valor dramáticamente, por lo que muchos bancos que habían invertido en gas, petróleo o carbón quebrarán. Básicamente, todas las reservas, toda la industria de combustibles fósiles tendría un valor de 0 si abandonamos la extracción”.
¿Crees que hay una burbuja de combustibles fósiles que puede explotar en los próximos años, por ejemplo?
Sí, eso es lo que llaman el riesgo de la transición. Solo habría una burbuja si los gobiernos se movieran a una economía de carbono 0. Algo que no están haciendo ahora, por lo que no hay una burbuja. El elefante en la habitación es ese: que no estamos en transición, no hay economía que esté en transición a una economía de carbono 0. Todavía estamos en una economía de combustibles fósiles. Vamos en un tren de alta velocidad hacia el precipicio, y está muy claro. Cuando lleguemos a 3, 4, 5 grados ya será demasiado tarde. El riesgo de transición y la burbuja de la que hablas solo se materializará si los gobiernos se ponen a ello en serio.
Cuando hablamos de riesgo, no hay sólo una burbuja financiera, sino que es la economía la que se ve afectada, si la sociedad es consciente que un mundo con 5 grados más es un desastre masivo en todos los niveles, el sistema financiero, sus precios, etc. todo se verá afectado.
Así que la buena noticia sería que los directores de los bancos centrales vieran como un riesgo la catástrofe climática, que ya ha comenzado: incendios, inundaciones, etc. En el peor de los casos, se darán cuenta del gran riesgo financiero y que tienen que hacer algo al respecto. El mejor escenario sería la elaboración de un plan en el que no hay otra que incluir una transición masiva de los combustibles fósiles. Ya sea porque los gobiernos van a hacer que los recursos se queden bajo tierra o porque el cambio climático va a empezar a golpear y será un imperativo quedarse fuera del negocio.
Y si hay una figura a la que los bancos y los mercados financieros escuchan es a los bancos centrales, mucho más que a los supervisores de la comisión de la UE. Tienen, o son, un gran poder. Y ahora se trata de ejecutar lo que llamamos política macroprudencial, que es evitar la crisis y gestionar la estabilidad financiera.
Hay algún Banco Central que no esté en ese “club” de 40 bancos que mencionaste antes?
Sí, la Reserva Federal, el Banco Central de los Estados Unidos, lamentablemente no está allí. Creo que quieren, pero, por supuesto, nuestro amigo Trump no está muy emocionado en unirse. Essa es la gran falta. Creo que los chinos están, así como muchos países en desarrollo, y algunos países europeos su Banco Central está como observador.
Hace poco habéis lanzado, juntamente con miembros de la sociedad civil una lista de recomendaciones para poner en marcha el “Green New Deal” o “Green Deal” en la UE. ¿Qué significa ese “Pacto Verde” y el concepto de Capital Natural que proponéis? ¿Cómo planteáis llevarlo a la práctica?
Hablamos sobre muchas cosas en esa propuesta. El capital natural (“Natural Capital” en inglés) es un conjunto de métricas y medidas específicamente para las finanzas privadas, para que los bancos puedan hacer su trabajo evaluando técnicamente una inversión de manera más completa.
Along with 6 NGOs, we believe that a real, game-changing #GreenDeal is feasible in the short-term – but only if the @EU_Commission can succeed in overhauling the conditions for both private and public financing #GreenNewDeal https://t.co/FaWL3HVlRb pic.twitter.com/50Q9KzS7Li
— Finance Watch (@forfinancewatch) September 16, 2019
Como dije, no existe una regulación ambiental: no hay un plan de transición serio, no hay compromiso formal contra el cambio climático, como una ley que obligue a tomar medidas.
Esa es la clave: leyes que emanen de los gobiernos. Para ello se necesitan presupuestos gubernamentales. Por ejemplo, en agricultura: la agricultura europea mueve una gran cantidad de dinero y hay leyes a nivel de la UE que la regulan, pues es necesario que se transforme en agricultura alineada en un compromiso con la biodiversidad. Pero no es el caso. los presupuestos masivos de los gobiernos de hoy siguen apoyando la agricultura industrial. Y eso está destruyendo la naturaleza.
Se debe aumentar el presupuesto de los gobiernos para iniciar la transición, así que aleje el dinero público de lo malo a lo nuevo y agregar más inversión pública en lo nuevo que es el presupuesto y necesita bancos públicos bien fundados que respalden todas estas iniciativas a nivel local y en el país para cambiar la infraestructura energética, la infraestructura de transporte, la infraestructura de las ciudades, etc. para lograrlo. y la buena noticia es que no necesita hacer esto solo, ni siquiera necesita mucha regulación financiera, porque las finanzas privadas seguirán, porque las finanzas públicas eliminan el riesgo de las inversiones, la regulación ambiental da una dirección clara, y todo repentinamente económicamente los proyectos verdes son más rentables.
Debe obligar a todas las corporaciones a informar todo su impacto ambiental. Hoy los bancos y los inversores le dicen: «no tenemos los datos». Usted nos dice que necesitamos financiar inversiones ecológicas, pero no obtenemos los datos de las corporaciones que financiamos, por lo que se llama «directiva de informes no financieros». Así es como todas las empresas informan sobre su impacto no financiero. En términos de CO2 que producen, o cómo dañan la biodiversidad, necesita esos datos para que las finanzas hagan su trabajo porque luego pueden ver esos datos y decidir si quieren invertir o no en esas empresas, en función de esos indicadores. Este es un factor de penalización marrón, hay muchas medidas que puede tomar para restringir las finanzas privadas.